"Caso ERE"
El cáncer de Griñán, “poco compatible” con la “dinámica carcelaria”
El informe forense concluye «la no conveniencia» del ingreso en prisión del ex presidente andaluz
Griñán se define en su biografía de la Transición –titulada «Cuando ya nada se espera», un verso de Gabriel Celaya– como «un tránsfuga del suicidio a la búsqueda de refugio más confortable». Al menos hasta que el cáncer de próstata que padece remita, el informe forense presentado en la Audiencia de Sevilla recomienda que no entre en prisión. Según el Informe General de Instituciones Penitenciarias, consultado por LA RAZÓN, de los 576 enfermos oncológicos condenados a prisión en 2021, 573 recibieron tratamiento en el exterior, dos mediante telemedicina y uno en el centro penitenciario. En 2020 fueron 428 casos: 425 en el exterior y tres con telemedicina. En 2019 los 522 reclusos con cáncer se trataron en el exterior. En 2018, 489 enfermos oncológicos fueron tratados en el exterior. Entre ellos, el ex ministro Zaplana, enfermo de leucemia, que quedó en libertad 259 días después, y que ha pedido expresamente el mismo trato «humanitario» para el político socialista.
Griñán era inspector de Trabajo con 24 años. A punto de cumplir los 36, aceptó «un cargo público de naturaleza política en la naciente Junta de Andalucía», ya con varios trienios como funcionario. Cuando su mirada estaba enfocada hacia sus nietos y su memoria a la reminiscencia de las proyecciones en el cine de «Centauros del desierto», con el olor a ozonopino en las salas que siempre prefirió al posterior a palomitas, camino de los 63 años, fue investido presidente de Andalucía en 2009, llegando a ser allá por 2012, en la travesía por el desierto del postzapaterismo, el barón socialista con más poder de España. El «caso ERE» con más de una década de instrucción irrumpió en el plan vital de un político apasionado de Bach y Verdi, del Atlético de Madrid y que nunca llegó a entender, o a compartir, las formas de la Sevilla folclórica y rancia, lo que denomina «los sevillitas». «Si te dedicas a la política, hazlo sin odio», le dijo su padre, que tenía una foto enmarcada de Franco firmada en el salón de casa como capitán de sus tropas. Griñán, que también confiesa en su libro que no fue capaz «de interiorizar a Dios», se enfrenta otra vez a un nuevo plazo trascendental: tres días tienen las partes para elevar su posición frente al informe forense, tras agotar el anterior plazo del 1 de enero para la entrada voluntaria en prisión alegando una grave enfermedad igual que previamente el ex viceconsejero Agustín Barberá y a diferencia de los otros seis altos cargos que ya están entre rejas por la malversación sin determinar de una partida sociolaboral –el conocido «fondo de reptiles»– que en una década sumó unos 680 millones.
La médica forense recomienda a la Audiencia de Sevilla que Griñán no entre en la cárcel para tratarse el cáncer de próstata. «Tras la entrevista personal y a la luz de la información clínica aportada, se puede concluir, la no conveniencia de ingreso en centro penitenciario hasta tanto se confirme la remisión de su patología oncológica por los servicios de urología y de oncología radioterápica», señala. Griñán se entrevistó con la facultativa la semana pasada y ésta alude a los efectos en el tratamiento hormonal y de radioterapia que recibirá el ex presidente andaluz así como las «frecuentes revisiones» para recomendar la libertad de Griñán, condenado a seis años de prisión por malversación y prevaricación en la pieza del procedimiento específico de los ERE. Griñán se mostró cansado y con «sensación de astenia intensa, sintomatología urinaria, dificultades para dormir y con un constante estado de ansiedad por el futuro en general y por las posibles metástasis en particular». Según la forense, el tratamiento parece «poco compatible» con «la dinámica carcelaria» aunque señala también que la sanidad de Instituciones Penitenciarias «puede hacer frente a cualquier demanda médica». La forense apunta en gran parte a la importancia de la motivación, el aspecto psicológico y el apoyo familiar para superar la enfermedad. Griñán cumplirá 77 años el 7 de junio. La «muy grave» enfermedad del ex presidente andaluz y su diagnóstico producen en el paciente un «derrumbe de su estructura psíquica» y con una «incertidumbre enorme respecto al tratamiento y evolución».
La médica considera que el ingreso en prisión «no ayuda» y admite que «desconocemos la evolución de la enfermedad y posibles efectos secundarios. La médica alude a hasta once efectos secundarios del tratamiento hormonal y por la radioterapia. Entre ellos, anemia y osteoporosis. Se trata de un cáncer de grado 4+3 (grado de pronóstico grupo 3) en una escala de 5 (de Gleason), según el Instituto de Medicina Legal de Sevilla.
La Audiencia pide a la Fiscalía y a las acusaciones que informen en tres días sobre la solicitud de suspensión de la ejecución de la pena de prisión conforme al artículo 80.4 del Código Penal. Mientras Griñán apura la esperanza, el PP ya ha dicho que apurará el plazo.
Claves
►De los 576 enfermos oncológicos condenados a prisión en 2021, 573 recibieron tratamiento en el exterior, dos mediante telemedicina y uno en el centro. En 2020 fueron 428 casos: 425 en el exterior y tres con telemedicina. En 2019 los 522 reclusos con cáncer se trataron en el exterior.
►La recomendación forense es que Griñán no entre en la cárcel hasta que se confirme la remisión del cáncer por parte de los Servicios de Urología y de Oncología Radioterápica.
►El 5 de diciembre el Servicio de Urología del Virgen del Rocío emitió un juicio clínico de sospecha de carcinoma de próstata y el 9 de diciembre se diagnosticó el cáncer. El 28 de diciembre se ratificó el cáncer de próstata y se fijó su tratamiento, que se inicia esta semana.
►El 22 de diciembre, tras desestimar recursos previos de los condenados por los ERE, la Audiencia dio un plazo de diez días para que ingresaran en prisión, pero al día siguiente la defensa de Griñán pidió la suspensión por el cáncer detectado.
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