Salud
La aprobación definitiva de la Ley de Atención Temprana, cuestión de días
La Mesa del Parlamento tratará este miércoles su inclusión en el orden del día del Pleno del 9 de febrero. El CAIT del Polígono Sur, un ejemplo de todo lo que queda por hacer
La Mesa del Parlamento de Andalucía aborda mañana la inclusión en el orden del día del Pleno del próximo 9 de febrero el debate y votación final de la Ley de Atención Temprana que se ha gestado durante ocho largos años, impulsada desde la plataforma de las familias de los menores con trastornos que lidera Antonio Guerrero. Una norma destinada a proteger a los niños y niñas de cero a seis años y garantizar que reciben las terapias de precisan, y que el Gobierno andaluz confía en que cuenta con el respaldo unánime de la cámara.
Precisamente, ayer el Centro de Atención Infantil Temprana (CAIT) AK Antonio Guerrero del Polígono Sur recibió la visita del alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, y varios miembros de la corporación, así como la secretaria general del grupo socialista en el Parlamento y portavoz de Discapacidad, Pilar Navarro, junto al hermano mayor de la Hermandad de la Candelaria -madrina de la Fundación-, Álvaro Delgado, y una representación de la Fundación MAS, representada por Lourdes Caro y el gerente, Luis Miguel Pons.
Guerrero ha recordado que “La Candelaria contribuyó generosamente al equipamiento de las salas y está becando a niños en situación de pobreza extrema e hijos de padres víctimas de adicciones”, mientras que la Fundación MAS “nos da desayunos y meriendas para estos pequeños”. “El alimento crea vínculo sociales y eso es lo que queremos y estamos haciendo desde 2020, incluyéndonos en el barrio, entre sus gentes, colegios...”, relata.
La labor del CAIT en un barrio tan desfavorecido como el Polígono Sur va más allá de los tratamientos de los menores con trastornos. “Estamos repartiendo chándales, sillas de ruedas, bipedestadores, juguetes... Un gran esfuerzo para normalizar el barrio. Queremos incluir a estos niños en actividades de ocio en distintos puntos de la ciudad y que desde otros barrios puedan venir familias a conocer el CAIT, recibir terapias y conocer el barrio”, explica Antonio Guerrero, que considera clave “desmitificar lo peyorativo de su nombre”. A su juicio, “hay que normalizar el nombre de 3.000 viviendas, donde viven personas, con necesidades pero con buenos corazones”.
Las instalaciones del CAIT cuentan incluso con una Sala Multisensorial, de última generación, que incorpora los últimos avances tecnológicos, dobles pantallas en 90º, luces led, que cambian según las escenas que se proyecten, camas de agua, piscinas de bolas multicolor... La principal reivindicación que hace Antonio Guerrero es que, según la aplicación Séneca de la Junta de Andalucía, hay más de 800 niños y niñas necesitados de Atención Temprana y Segunda Infancia y adolescencia en el barrio “pero solo se han adjudicado 60 plazas” al Polígono Sur, “mientras que a otras zonas, muchos menos pobladas se han asignados hasta más de 700 plazas”. Antonio Guerrero destaca que “por el porcentaje de población, según evidencia científica, le corresponderían 225 menores”. El Polígono Sur es el barrio más pobre de Europa, con una alta población gitana, analfabetismo funcional, altas tasas de endogamia, abandono y fracaso escolar.
La Plataforma insiste en la necesidad de desbloquear el Concierto Social y, una vez hecha realidad la ley, “canalizará” sus esfuerzos en la segunda infancia y adolescencia. “Una vez cumplen los seis años de edad, los menores salen del sistema público pero la parálisis cerebral, el autismo, los déficit motóricos o sensoriales, los trastornos de la comunicación... siguen ahí”, recuerda. La única salida entonces son las becas para reeducación del lenguaje o psicopedagógica, pero “en ningún caso para trastornos motóricos”. Y las familias del Polígono Sur no pueden pagar terapias. “Las niñas y niños que no tienen esas ayudas, son marginados, relegados. Ahí se disparan las tasas de absentismo escolar. Muchas niñas y niños desarrollan obesidad, por los malos hábitos alimenticios, hipercolesterolemia. El sistema los convierte en pensionistas en plena adolescencia”, reconoce.
La labor de la Fundación AK Antonio Guerrero es “que sea el CAIT quien vaya a ellos”, incluso contratando a personas que “acompañen a nuestros terapeutas a esas viviendas para franquear el acceso a la vivienda y vayan con la tranquilidad necesaria para impartir su sesión de manera relajada”.
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