Historia

¿Qué ciudad construyó túneles para proteger al 70% de su población durante la Guerra Civil?

A lo largo de la contienda, sufrió los efectos de los ataques desde el aire y desde el mar, con más de 50 bombardeos

Regufios de la guerra civil en Almería
Regufios de la guerra civil en AlmeríaLa Razón

Almería es una ciudad desconocida para muchos. La imagen de sus playas y la economía centrada en los cultivos de invernadero socava, en muchas ocasiones, otros atractivos turísticos y culturales que posee. Muchos ignoran el papel que jugó la ciudad durante la Guerra Civil Española: pese a no vivir directamente la contienda, sufrió los efectos de los ataques desde el aire y desde el mar: 52 bombardeos que persiguieron objetivos militares , estratégicos e incluso civiles.

Uno de los más destacados fue el del 31 de mayo de 1937 a cargo de la escuadra alemana, con un balance de 40 muertos, 150 heridos y unos 200 edificios destruidos.

Los ciudadanos almerienses reaccionaron con la construcción de refugios subterráneos que aún hoy se conservan en parte y que son visitables, constituyendo una oportunidad inmejorable para comprobar los desastres de la guerra española en particular y de cualquier contienda bélica en general.

Según se detalla en la propia historia de acceso a este monumento, desde octubre de 1936 hasta la primavera de 1938, el arquitecto municipalGuillermo Langle, el ingeniero de canales José Fornieles y el ingeniero de minas Carlos Fernández dirigen la construcción de 4,5 kilómetros de galerías subterráneas a 9 metros de profundidad con 67 accesos para albergar a 34.144 personas. Hay que tener en cuenta que, según los cálculos, en aquella época la población de esta ciudad andlauza rondaba los 50.000 habitantes, lo que supone que casi el 70 por ciento de sus ciudadanos quedarían protegidos.

Uno de los túneles
Uno de los túnelesLa Razón

La obra en sí era un ejemplo de arquitectura de defensa. Contenía tubos de uralita de 100 milímetros de diámetro ubicados junto a las bocas que resistían el lanzamiento de granadas de mano; había pantallas en caso de que estallasen granadas; hilos de cobre para alimentar las bombillas que iluminaban los refugios; despensa para almacenar alimentos; y hasta espacio para la atención médica en caso de que alguien resultara herido.

Una vez que la guerra termina, las bocas de accesos fueron cegadas con una serie de kioscos racionalistas pero las galerías ahí siguen, se han recuperado en parte y son visitables previa la adquisición de su correspondiente entrada.