Agricultura
El viento, el calor y la sequía apagan el brillo del girasol
La ‘tormenta perfecta’ puede hacer que se coseche un 40% menos que en los últimos años. «Hay que unirse en defensa de los precios», reivindica el presidente de Asaja-Cádiz
Nos desplazamos desde Chiclana de la Frontera hasta Tarifa por la antigua Nacional 340 y el paisaje agrícola muestra las ‘heridas’ causadas en las últimas semanas por una meteorología adversa, inesperada, de precedentes muy lejanos en el tiempo. Las intensas y continuas rachas de levante, las sofocantes olas de calor, con temperaturas muy por encima de los 40 grados, y los efectos de la sequía (limitación de riegos) han desdibujado el paisaje, que casi en un abrir y cerrar de ojos ha pasado del hegemónico y esperanzador verde y amarillo al marrón y ha herido de gravedad al cultivo refugio de muchos agricultores: el girasol.
«Nos tememos que vamos a sufrir un recorte muy importante de los cultivos de primavera, en especial del girasol. De hecho, las estimaciones que manejamos en estos momentos apuntan a que la cosecha va a estar en torno a un 40% por debajo de la media de los últimos años, lo que supone un auténtico varapalo para quienes han apostado por este cultivo refugio a raíz de la guerra de Ucrania». Agricultor de girasol –«esta misma mañana lo he estado cosechando para llevarlo a la cooperativa de Villamartín»–, Pedro Gallardo, presidente de Asaja-Cádiz, lamenta la situación, «más aún cuando se nos ha dado la posibilidad de cultivar más superficie que en otros años».
Tanto es así que, debido a las condiciones meteorológicas adversas y los altos costes de producción, ya se ha producido el abandono de numerosos cultivos, que muestran girasoles famélicos y secos, mientras que otros «ni siquiera se van a cosechar, ya que van a ser más caros los costes de la cosechadora que los posibles beneficios».
«Es un nuevo revés para los agricultores al que están contribuyendo de forma determinante el fuerte viento de levante, las olas de calor y la imposibilidad de contar con mayor riego debido a las limitaciones por la sequía». Y es que ante la escasez de agua «se están priorizando los cultivos permanentes, lo que son los árboles».
La limitación de riegos, para el presidente de Asaja, «viene a confirmar que Cádiz, pese a disponer de más recursos de almacenamiento que provincias como Málaga, necesita nuevas infraestructuras para seguir incrementando la superficie de embalse. Además, se deben mejorar las canalizaciones».
Con cosechas menos cuantiosas de lo esperado, ahora queda pendiente la segunda parte: comprobar si el girasol va a ser ese cultivo refugio rentable a raíz de la situación de guerra en la que se encuentran dos de los mayores productores mundiales, Ucrania (muy en especial) y Rusia.
«Hasta la fecha, el girasol no ha empezado a cotizar. De hecho, nosotros seguimos en la misma línea de que, como no hay precios, se han de llevar las cosechas a las cooperativas para, llegado el momento, tener más fuerza a la hora de negociar en defensa de los precios», explica Gallardo.
«Enseguida que empieza la campaña» –alerta– «se nos dice que hay un cosechón a nivel mundial». «Pero eso no es así, porque la cosecha europea va a ser prácticamente la misma que la del año pasado y los rendimientos de Ucrania, que aún está por ver cómo llegan a Europa, van a ser malos», pronostica.
«Basándonos en esta realidad, no hay indicios ni argumentos para que los precios caigan. De ahí que sea muy importante que la negociación se produzca desde la fortaleza y la unión de las cooperativas, ya que es vital que éstas aguanten el tirón de los dos compradores que hay», concluye.
Cabe recordar que en la provincia de Cádiz se han cultivado 8.800 hectáreas de interés ecológico que estaban en barbecho para poder acceder a las subvenciones de la Política Agraria Común (PAC).
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