Política

¿Se puede ser alcalde de Cádiz y vivir en la ‘república independiente’ de Jerez?

Acostumbrados a reírse de todo y de todos, los gaditanos ‘soportan’ a un sevillista acérrimo como presidente de su club de fútbol desde hace casi una década

Vista del puente de la "Constitución de 1812" que une Cádiz y Puerto Real, el día de su inauguración
Vista del puente de la "Constitución de 1812" que une Cádiz y Puerto Real, el día de su inauguraciónRomán RíosAgencia EFE

Teresa Rodríguez, la portavoz de Adelante Andalucía que recientemente ha dejado su escaño en el Parlamento andaluz porque no quería parecerse a la clase política tras ocho años en el Parlamento, ha criticado la elección de Bruno García como candidato del PP a la Alcaldía de Cádiz por tener fijada su residencia en Jerez de la Frontera, a apenas 24 kilómetros de distancia de la capital. La política andaluza, pareja del actual alcalde de la Tacita de Plata, José María González ‘Kichi’, ha calificado esta designación de la formación de Juanma Moreno como una “falta de respeto a los gaditanos y gaditanas”.

La rivalidad entre las dos principales ciudades de la provincia viene de largo. “Cádiz es un pueblo de Jerez” coreaban en el estadio de Chapín los aficionados xerecistas a los Brigadas Amarillas. Un cántico que es repetido como un insulto desde otros puntos de Andalucía. En Cádiz, acostumbrados a reírse de todo y de todos gracias al imaginario carnavalesco, se ha apelado reiteradamente a los estereotipos de ‘señoritos’, ‘chulescos’, chovinistas con su vino, su circuito de velocidad, su aeropuerto o el trote de los caballos de la denominada con burla ‘república independiente de Jerez`.

Teresa Rodríguez desempolva ahora un viejo pique entre pueblos hermanos porque, dice, “lo mínimo que se le debe exigir a un candidato es que viva en ese pueblo o en esa ciudad donde se presenta y que conozca la realidad de su gente”. Y, afirma, que “no es la primera vez que el PP comete este tipo de falta de respeto con la ciudad de Cádiz”, refiriéndose a Teófila Martínez, “que vivía en Valdelagrana y que venía en coche oficial a la puerta del Ayuntamiento sin pisar sus calles”. No recuerda la todavía líder de Adelante Andalucía que fueron los gaditanos quienes hicieron a la política popular alcaldesa durante 20 años con sus votos.

La guasa gaditana es una cosa y la realidad es otra. Los cadistas más recalcitrantes, por ejemplo, no perdonan a Manuel Vizcaíno su condición de sevillista acérrimo. El hoy presidente del Cádiz, en cambio, ha logrado llevar un club desde la Segunda B a la Primera división y, como le gusta recordar, pasar de 3.000 aficionados en las gradas a 18.000 en el Nuevo Mirandilla. Después de nueve años, «me siento gaditano y también querido. Solo hay un grupo que tendrá sus razones para estar en contra mía”, repite el presidente, al que se puede ver practicar running a diario por las calles de su Sevilla natal. Y mañana sábado hay derbi regional caliente en Nervión...