Medio ambiente
Una campaña más de descorche marcada por la lagarta peluda
Su incidencia es «menos virulenta», pero sigue amenazando al corcho; la Junta espera el «ok» al uso de un nuevo fitosanitario
En el corazón del Parque Natural de los Alcornocales tiene lugar en estas jornadas una de esas faenas que habla de la estrecha e imperturbable relación entre el medio y el hombre en la provincia de Cádiz. Al habitual sonido de un entorno natural que está catalogado como la última selva de Europa se une el del descorche, trabajo milimétrico por el que se extrae del alcornoque uno de los productos más apreciados de este paraíso, el corcho.
Y es que, con más de 170.000 metros cuadrados (su extensión afecta a 16 municipios gaditanos y uno malagueño), este parque es una de las mayores «despensas» de un producto cien por cien natural, que ha ido diversificando su utilidad y, con ello, convirtiéndose en «objeto de deseo» de los furtivos.
Alcalá de los Gazules, Jimena, Cortes de la Frontera y Los Barrios son los municipios que agrupan las grandes parcelas, públicas y privadas, en las que los descorchadores, auténticos cirujanos del corcho, escenifican en estas jornadas de altas temperaturas y viento de levante una tarea que realizan como lo hicieran sus padres, abuelos y bisabuelos tiempo atrás.
Así, provistos de hachas corcheras, piedras de afilar, navajas, burjas (palanca de madera con la que se despega la corteza del alcornoque) y escaleras, los descorchadores ponen en escena una ‘obra’ que se divide en tres actos: ‘trazado’, consistente en un corte horizontal en la corteza; ‘apertura’, realización de cortes verticales siguiendo las fendas naturales de la corteza (clave en la optimización del corcho) y ‘ahuecado’, que, haciendo uso del mango del hacha y de la burja, se centra en separar las planchas de corchos para su extracción.
La tarea, que se inicia desde muy temprano para evitar los efectos de las altas temperaturas, la completan los arrieros, que con sus burros transportan desde las entrañas del parque hasta los camiones las grandes y preciadas planchas de corcho. Esta campaña viene marcada un año más por el ciclo de sequía que afecta a la provincia y, sobre todo, por los efectos negativos que sigue generando en los árboles la lagarta peluda, oruga que sigue muy presente, debilitando a los individuos y poniendo en jaque el descorche de estos.
«Afortunadamente, parece ser que este año la incidencia de la lagarta peluda no está siendo tan virulenta. Aún así, desde la Junta seguimos trabajando de una manera muy concienzuda para intentar buscar una solución que ponga remedio a los grandes males que está provocando en nuestro alcornocal», señala Óscar Curtido, delegado territorial de la Consejería de Sostenibilidad.
«En estos momentos el único producto que está autorizado por parte del Ministerio de Transición Ecológica para su tratamiento es el Bacillus thuringensis, fitosanitario biológico que, desgraciadamente, no está siendo todo lo efectivo que sería necesario –prosigue–; de ahí que el año pasado solicitásemos la posibilidad de utilizar el Dimilín», producto que el ministerio nunca llegó a autorizar.
No obstante, «este año se ha visto la posible efectividad de un nuevo producto, Altacor, que está autorizado para cultivos agrícolas, pero no para aspectos forestales”.
«En estos momentos nos encontramos a la espera de ver si nos autorizan la utilización de este principio activo que es más efectivo» y a cuya utilización ya se han opuesto grupo ecologistas como Agaden, por considerarlo un «riesgo significativo» para el ecosistema. «Desde la Junta seguimos en la búsqueda de soluciones. De hecho, recientemente nos reunimos aquí, para que viesen de cerca la problemática, con los técnicos del Ministerio. Reunión en la que, prácticamente, por unanimidad (no asistieron los grupos ecologistas) optamos por unificar esfuerzos y estrategias para controlar esta plaga». A ello se unen «los esfuerzos que desde la junta rectora del parque y la propia Universidad de Cádiz se están realizando en la búsqueda y experimentación de algunos tratamientos biológicos; que parece que también pueden dar buenos resultados».
Cabe destacar que la acción de la lagarta peluda no afecta directamente al corcho y, por tanto, tampoco deprecia su calidad. Eso sí, el debilitamiento que produce en el alcornoque la defoliación de la oruga impide que se pueda desarrollar el descorche, ya que genera en el árbol un doble estrés y la posibilidad de que, incluso, pudiese morir.
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