"El bloc"
A la calle. SÍ, pero...
"El Gobierno Frankenstein ha logrado retrotraer al país a los últimos quinquenios del Antiguo Régimen para dividir a los españoles entre patriotas y traidores"
Se han convocado para este mediodía otoñal manifestaciones en defensa de la Nación –en el sentido primigenio y liberal del término– en las ocho capitales de provincia andaluzas, en las 52 de España, que estarán encabezadas por los respectivos alcaldes más los representantes del poder autonómico, con el presidente Moreno al frente.
Los dos tercios exactos del Parlamento regional acompañarán a miles de ciudadanos en su rechazo a la rendición del Estado de Derecho perpetrada por Sánchez y Puigdemont en lo que constituye ya la superación definitiva del eje izquierda/derecha.
El Gobierno Frankenstein ha logrado, en efecto, retrotraer al país a los últimos quinquenios del Antiguo Régimen (nota para asesores: no confundir a Carlos IV con el general Franco) para dividir a los españoles entre patriotas y traidores.
En sencillo inferir, aunque sea peliagudo adentrarse en el pantanoso terreno de la sociología, que muchos votantes socialistas sonrojados –bastante menos, los irreductibles de la ultraizquierda asilvestrada– acompañarán hoy en cuerpo o espíritu a sus vecinos. Corre el riesgo de convertirse en un ejercicio de melancolía o, peor aún, de autocompasión si los representantes públicos (más la judicatura y el funcionariado que una clase política inane) no vuelve a encarrilarnos en los raíles de la institucionalidad.
Las demostraciones en la calle están muy bien, pero es más eficaz la innegociable salvaguarda del Imperio de la Ley. El contribuyente, sin embargo, no tiene otro modo de expresarse que la protesta en la calle, un pataleo que deje constancia de su no conformidad con el golpe blando (Milans-Pumpido acuartelado en el Constitucional para sacar los tanques prevaricadores en cuanto se lo ordenen) del felón de La Moncloa. Apreteu, apreteu.
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