Universidad

Cambios en la selectividad andaluza: solo contará la mejor nota en Matemáticas

La Consejería de Universidad anuncia cambios en la ponderación de las dos asignaturas para el acceso a 35 grados

Alumnos durante la PAU 2025
Alumnos durante la PAU 2025Europa Press

La educación vuelve a estar de actualidad en Andalucía. Tras la esperada reforma universitaria anunciada a bombo y platillo por la Junta la pasada semana, ayer la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación informó de cambios que afectarán a la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) de forma sustancial. Se trata de la ponderación que tendrán las asignaturas de Matemáticas, Matemáticas II y las Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales II, y es que para aquellas carreras en las que estas materias ponderen al máximo (0,2 puntos), solo se contará el resultado de la mejor de las pruebas junto con otra asignatura distinta. La decisión persigue alcanzar una alineación más idónea entre los perfiles de estudiantes que acceden a esos grados y las exigencias de competencias y saberes que se demandan en sus planes de estudio, con el objetivo final de que esas enseñanzas se afronten con éxito y no generen abandonos entre el alumnado.

En los últimos años se viene observando una tendencia creciente que consiste en elegir ambas Matemáticas para lograr los cuatro puntos que son posibles obtener en la Fase de Admisión de la PAU, descartando otras que resultan igualmente relevantes para la formación universitaria que se deseaba iniciar, ya que también tienen la ponderación de 0,2.

La nota de acceso se calcula a partir de la nota media de los estudios de Bachillerato o ciclo formativo de grado superior, que cuentan un 60%, y de la nota de la prueba de acceso de la PAU, que supone un 40%, y puntúa desde un mínimo de cinco hasta un máximo de diez puntos.

Esta medida se toma tras la polémica surgida a raíz de la dificultad de la prueba de Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales de la pasada PAU, algo que fue motivo de queja y denuncia por parte de gran parte del estudiantado, especialmente en redes, donde el examen fue calificado como «desproporcionadamente difícil». Muchos estudiantes compararon ambos exámenes, señalando que el de Matemáticas II, correspondiente a la rama de Ciencias, resultó ser más asequible, con preguntas más directas y ejercicios que seguían la estructura vista en los simulacros, lo que generó un gran malestar entre los alumnos que dependían de la ponderación de la asignatura para acceder al grado deseado. La correlación entre estos hechos y la medida adoptada parece lógica.

En paralelo concurre una realidad que no conviene olvidar: existe un déficit considerable de matemáticos que impartan clase en secundaria y bachillerato, donde este papel lo han adoptado mayoritariamente ingenieros y graduados de otras titulaciones. Esto se debe a la alta oferta laboral que existe entre los discípulos de Averroes gracias al «boom» de la Inteligencia Artificial. De hecho este déficit en el profesorado de Matemáticas está avalado por las cifras: en las últimas oposiciones, de 400 plazas ofertadas solo 191 fueron ocupadas, ya sea por falta de nota o porque no se presentó el suficiente número de interesados.

Un profesor de Matemáticas con plaza en un instituto de la provincia de Sevilla resta importancia a la medida en declaraciones a este medio y pone el foco en el «problema de la desigualdad entre institutos». Según este docente el principal tema a tratar es la enorme diferencia entre el nivel educativo que se ofrece en centros situados en entornos de rentas altas y aquellos donde el alumnado proviene de un contexto más desfavorable. Mientras que en los primeros los temarios se estarían dando al completo según los requerimientos mínimos, en los segundos, al menos en la experiencia de este profesor, se baja el nivel de forma «extraoficial» para evitar un exceso de alumnos suspensos, dándose por aprobadas, y «hasta sobresalientes y notables» a alumnos que por nivel real apenas si deberían haber conseguido el cinco.

A su juicio, esto desemboca en un tremendo golpe de realidad cuando se realizan los exámenes de acceso universitario, en los que se refleja la baja aptitud del alumno en una prueba que ya sí es de la exigencia propia de esos escalafones educativos. En cuanto a la situación del profesorado de Matemáticas, este preceptor que precisamente también es ingeniero de formación , confirma la tendencia: se están rellenando huecos a marchas forzadas con continuas convocatorias de oposiciones y tirando de interinos.