Medio Ambiente
Frustración un año después del fuego en Alcaracejos (Córdoba)
El incendio arrasó más de 600 hectáreas de arbustos, encinas y alcornoques en el Puerto del Calatraveño
Un año después del incendio que arrasó más de 600 hectáreas de arbustos, encinas y alcornoques en el Puerto del Calatraveño en Alcaracejos (Córdoba), los vecinos de la zona afectada viven en estado de frustración al comprobar que el miedo vivido en esos días puede “volver a repetirse”.
Mientras España se quema, con incendios desde Galicia hasta Cataluña, Valencia o Andalucía, en el norte de Córdoba, en la entrada al Valle de Los Pedroches, nada ha cambiado en el paisaje un año después de que el horror en forma de fuego llegara hasta medio centenar de viviendas que se vieron acorraladas por las llamas.
Andrés Encinas es uno de los residentes que se vio afectado por el incendio y relata a EFE, sobre el terreno, que se vivieron horas de “mucha tensión y de mucho miedo” ya que fueron momentos “dramáticos” y luego de “pena” en los días posteriores al ver “como había quedado todo”.
“Vimos humo casualmente y salimos de la casa corriendo, y menos mal, porque pudimos evacuar casi atravesando las llamas”, recuerda angustiado Encinas, quien asegura que otros vecinos se vieron “muchas horas atrapados” ya que los caminos fueron cerrados por las llamas.
Es cierto que “pudo ser peor” al ser una zona con “muchísima vegetación” y el viento no causó estragos, si bien también “pudo ser menor” si los caminos no estuviesen tan mal “vertebrados” y los efectivos para luchar contra las llamas hubiesen llegado antes.
No obstante, Encinas reconoce que a los afectados “siempre nos parece que se llega tarde” y “no se puede echar nada en cara”, aunque un año después se hace balance y se llega a la conclusión de que se ha hecho “poco o nada” por evitar que el incendio se pueda repetir, lo que deja una “sensación de frustración”.
“En principio todo son promesas”, afirma Encinas, quien reprocha que las cosas que reivindicaron los vecinos, como la mejora de los caminos o la limpieza efectiva del monte, “había intención de atenderlas”, pero “finalmente ninguna se ha hecho”.
Es más, ha pasado un año y “ni siquiera sabemos qué podemos hacer en nuestros terrenos, si podemos limpiar, si podemos quitar los árboles quemados, la vegetación quemada, si se puede reforestar o no y con qué especies”, una formación que se les iba a dar a los afectados “casi inmediata” pero que a día de hoy es inexistente.
El deficiente mantenimiento de una línea eléctrica, muy pegada a un eucalipto, originó las llamas el 16 de agosto de 2021 y el fuego creció sin control hasta ser controlado 24 horas después, pero el desastre ya se produjo en lo que fue el peor incendio en Córdoba en los últimos quince años, hasta que el pasado julio ardió la sierra de Belalcázar quemando más de 1.200 hectáreas.
“Lo que se quemó el año pasado no va a arder este año, pero lo que está lindando podría perfectamente hacerlo porque no hay nada que haya cambiado con respecto al año pasado”, denuncia Encinas quien, no obstante reconoce la “buena voluntad” del Ayuntamiento de Alcaracejos, la entidad pública más cercana pero a la vez sin competencias para abordar directamente la mejora de la zona.
El alcalde de Alcaracejos (Córdoba), José Luis Cabrera, recuerda a EFE que fueron momentos “muy complicados para la comarca” y viendo los incendios que se suceden en España “se ponen un poco los pelos de punta al recordar lo que aquí ocurrió”.
Horas “muy intensas” y con “mucha pena” por la “pérdida medioambiental” y por el “drama que supone para las personas”, por lo que es consciente de la necesidad de trabajar en la “prevención durante el invierno” para evitar que se pueda volver a repetir.
Y es que, además de los efectos del “cambio climático”, una de las causas que también propician los incendios es el “abandono de lo rural, de los usos tradicionales que se hacía del mundo agropecuario”, unas “labores de mantenimiento” que se debería hacer “durante el invierno” si se quiere hacer una “apuesta clara por el bosque mediterráneo de tanto valor que tiene España”.
“Yo sé que es difícil porque las administraciones dan para lo que dan y porque nuestro monte es muy extenso, pero, o nos lo tomamos en serio, o estoy seguro de que lo que pasó hace un año en El Calatraveño va a volver a ocurrir”, lamenta el regidor.
A pesar de los “esfuerzos” del Ayuntamiento dentro de sus limitaciones, Cabrera “entiende” la desazón de los afectados un año después y cree que es el momento de “actuar” ya para preservar el “bosque mediterráneo” ya que, de lo contrario, se “perderá” y no habrá forma de evitar la “frustración” de no haber hecho nada para remediarlo.
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