
Medio Ambiente
Doñana, ante el deslinde de la discordia
La actuación del Miteco ha motivado, incluso, que el presidente de la Junta anunciara un recurso contencioso-administrativo

La discordia ha vuelto a Doñana, y el motivo, en esta ocasión, es el deslinde de algo más de 118.000 hectáreas de marisma en Hinojos y Almonte (Huelva) y Aznalcázar (Sevilla) que la Dirección General de la Costa y el Mar, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), entiende que son dominio público marítimo-terrestre al considerar que tienen influencia mareal.
Fue el 16 de octubre de 2023 cuando se incoó el expediente para el deslinde, al ser obligatorio por ley, apenas un mes antes de que la Junta de Andalucía y el Miteco firmaran el conocido como Acuerdo por Doñana, que supuso un hito de consenso en torno al espacio natural.
Dicho acuerdo lograba un consenso generalizado en torno al desarrollo territorial sostenible del área de influencia del espacio natural y el decaimiento de la Proposición de Ley de Ordenación de los Regadíos de la Corona Norte en el Parlamento Andaluz, que había sido objeto de polémica durante meses.
Ese consenso público, sin embargo, comenzaba a resquebrajarse en relación con ese deslinde, ya que la propuesta realizada por la Dirección General de la Costa y el Mar contó desde el principio con la oposición de particulares, organismos e instituciones como el Espacio Natural Doñana (END), los ayuntamientos de Almonte e Hinojos, WWF, Ecologistas en Acción, la Estación Biológica de Doñana, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) y la Asociación Amigos de Doñana.
La mayoría de ellos, de una forma u otra, justifican su rechazo en que las marismas no tienen influencia mareal, como sostiene el Miteco, sino que solo reciben agua dulce y, por tanto, no son susceptibles de deslinde de dominio público marítimo-terrestre.
Lejos de tener en cuenta estas alegaciones, el pasado 16 de octubre de 2025, el Boletín Oficial del Estado publicaba la aprobación definitiva del deslinde, tal y como había sido inicialmente concebido. Lo hacía, además, sin considerar la opinión del Consejo de Participación de Doñana, que se reunió para abordar el tema ese mismo día y que emitió un informe negativo.
Es su presidente, Enrique Mateos, quien la semana pasada envió a la ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, la queja formal por el procedimiento seguido en el expediente. Mateos explica a La Razón que la discordia "viene por los criterios de base que se utilizan para delimitar el área de influencia mareal; están mal".
El Miteco sustenta su propuesta en dos estudios: uno del medio físico realizado por Tragsatec en la zona de las marismas de Doñana y otro de inundación en los terrenos del Parque Nacional de Doñana, elaborado por Idyma.
El primero concluye que todos los terrenos incluidos en la propuesta de deslinde presentan morfologías de marismas y cuentan con las condiciones necesarias para ser catalogadas como tales; el segundo señala que el efecto mareal se dejaría sentir en gran parte de la marisma, si no se hubiera impedido por medio de construcciones antrópicas, como la 'Montaña del Río' , que han modificado el entorno natural original.
Estos informes están lejos de los argumentos presentados en contra del mismo: "Los criterios utilizados no se ajustan a la realidad ecológica de las marismas de Doñana; los parámetros que utiliza el Ministerio son erróneos y se le ha dicho en las distintas fases de presentación de alegaciones que ha habido desde el principio, y que proceden incluso de organismos pertenecientes a la propia Administración central como la CHG", añade Mateos.
Considere que la superficie que tendría que formar parte de ese deslinde marítimo-terrestre tendría que ser "sustancialmente menor a las 118.772 hectáreas que abarca el aprobado si se tienen en cuenta únicamente las marismas que pudieran tener influencia mareal, que son muy pocas; está sobredimensionado".
Y esto es así, explica, por considerar, por ejemplo, que "la 'Montaña del Río' es un elemento artificial, cuando históricamente está más que constatado que es un elemento natural que se ha ido creando una base de la colmatación y sedimentación del propio Guadalquivir. Es verdad que se ha alterado lo que es su estructura, pero no se puede quitar del modelo de inundaciones".
Además, "consideran que las redes de caño que se crearon en la época de Medina Sidonia, hace siglos, para que entrara algo de marea a la zona, son naturales, cuando son artificiales".
"El problema es que se han equivocado, y de llevarse a cabo el deslinde tal y como está planteado, Doñana cambiará, ya que se tendrían que revertir aquellos factores que impiden que esa superficie sea mareal, por lo que habrá afecciones a la biodiversidad. Tendríamos un espacio natural protegido, pero no con los valores por los que es reconocido internacionalmente", apunta.
La actuación del Miteco en relación con este asunto ha motivado, incluso, que la semana pasada el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, anunciara la interposición de un recurso contencioso-administrativo contra dicho deslinde si finalmente se hace efectivo.
Una medida que hay quienes ven bien y creen responsable, y ante la que el Miteco, por el momento, prefiere no pronunciarse, quizás en la confianza de que la solución pueda reconducirse y la discordia se disipe, como quiere creer el propio Mateos.
"Confío en que se imponga el sentido común, como suele pasar en este tipo de proyectos, y que se tenga en cuenta la opinión del Consejo de Participación de Doñana, como ha ocurrido históricamente cada vez que se han intentado acometer grandes proyectos que han ido en contra de ella", ha dicho.
Por el momento, el proceso continúa su fase administrativa, en la recogida de recursos, por lo que aún hay tiempo para consensuar una actuación que tenga en cuenta el criterio técnico, científico e histórico sobre Doñana.
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