Política
Espadas no tapa el sol con el dedo: Puigdemont y Bildu anulan al PSOE andaluz
Los socialistas andaluces no marcan la agenda y Moreno reclama el regreso de un partido «sensato»
Mientras que Pedro Sánchez se escuda en «hacer de la necesidad virtud» para justificar sus pactos con los independentistas catalanes y vascos, en el PSOE andaluz el mensaje no cala ni dentro ni fuera del partido. Aunque el secretario general del PSOE-A, Juan Espadas, se esfuerza en centrar el debate andaluz en temas propios de la región, la actualidad le arrolla diariamente e invierte la mayor parte de su tiempo en defender la errática postura de su partido tanto en Madrid, como portavoz en el Senado, como en Andalucía, donde no ejerce como líder de la oposición y sí como delegado del Gobierno de Pedro Sánchez –aunque formalmente siga siendo Pedro Fernández–.
Espadas no da con la tecla. Durante la sesión de control al Gobierno en el Parlamento andaluz comparó la moción de censura de Bildu y el PSOE en el Ayuntamiento de Pamplona con las mociones de censura en Mijas (Málaga) o Arenas del Rey (Granada), ignorando el veto que los propios socialistas habían impuesto al partido que coordina Arnaldo Otegi.
Tampoco acertó cuando aseguró que el presidente andaluz Juanma Moreno no había mostrado su disposición a asumir la gestión de la red de Cercanías en las mismas condiciones que ha pactado Cataluña durante el Debate sobre el estado de la Comunidad, cuando sí lo había hecho durante la réplica a la líder de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, en la primera jornada del mismo y así lo ratificó el PP aceptando una propuesta de resolución en esta línea.
La cercanía de Espadas a la dirección del PSOE Federal y su cargo como portavoz de los socialistas en el Senado le obliga a defender las decisiones de su partido y eso hace que cualquier denuncia que plantee o sus críticas a la gestión del Ejecutivo andaluz queden orilladas: «Que nos cuente qué más cosas hay en ese acuerdo de investidura que nos puede helar la sangre», le dijo Moreno en relación al pacto con Bildu.
El PSOE andaluz ha confiado su futuro inmediato a la carta de Pedro Sánchez a la espera de que el tiempo pase, conscientes de que las elecciones autonómicas no serán hasta 2026. El problema es que queda mucho camino y la mayoría absoluta del PP no sufre después de un año y medio. Hasta tal punto que el propio Moreno lamentó la deriva del PSOE, en declaraciones antes de entrar al Salón de Plenos del Parlamento y en el interior del mismo.
«Alguien en el PSOE debería asumir un punto de liderazgo moral dentro del partido» y recuperar esa formación «de centro izquierda que necesitamos en España», que sea «un partido sensato, razonable y constitucional, que puede llegar a acuerdos con el PP en muchos campos, en muchos ámbitos y en muchos objetivos, aseguró.
Hace unos años era el PSOE el que acusaba al PP de no ser una «derecha homologable» al resto de derechas europeas. Hoy las tornas han cambiado y el discurso es que el PSOE de Sánchez representa una izquierda radical ajena al resto de izquierdas de Europa.
El presidente de la Junta de Andalucía definió la deriva de los socialistas como «la decisión que ha tomado el ‘sanchismo’ de romper con el PSOE, con un partido de centro izquierda tradicional y homologado en Europa y de convertirse en un partido radical, en manos de independentistas» y pronosticó que «vamos a ver cosas que nos van a helar la sangre, como decía una víctima terrorista».
La crítica más afilada que consiguió colocar Espadas en su discurso durante la sesión de control fue que el Gobierno andaluz ha dejado de ejecutar 6.000 millones en los dos últimos ejercicios presupuestarios. El problema es que esa es la misma cantidad que el PSOE ha firmado con ERC para modernizar la red de cercanías de Cataluña en exclusiva, ignorando las necesidades del resto de comunidades autónomas con un servicio público básico para favorecer la movilidad de las personas. El resto del tiempo se dedicó a defender la gestión del Gobierno de España.
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