
Altas temperaturas
Esta es una de las ciudades europeas más sensibles al efecto isla de calor urbano
Mantiene temperaturas en superficie hasta 13º C más que la temperatura del aire

Con el actual cambio climático, y los fenómenos atmosféricos extremos que tenemos a la orden del día se suma el efecto de isla de calor urbano, mostrándose temperaturas extremas en algunas ciudades, a diferencia de las áreas rurales alrededor, que mantienen una temperatura más baja. Además, más de 220.000 personas son vulnerables debido a la exposición al estrés por calor, según datos de Meteoblue. El proyecto de investigación URBANHEAT – MA, liderado por la Universidad Internacional de Valencia, perteneciente a la red de educación superior Planeta Formación y Universidades, analiza este fenómeno, con importantes hallazgos sobre el comportamiento térmico del centro histórico de Málaga.
El doctor Daniel Jato, uno de los principales autores del estudio, investigador y docente del Máster Universitario en Ingeniería y Gestión Ambiental de VIU, destaca la relevancia de abordar este fenómeno en el contexto actual de transformación urbana y climática. “En un escenario de calentamiento global y creciente urbanización, entender cómo se comporta el calor en nuestras ciudades no es solo una cuestión científica, sino una necesidad social. Las islas de calor urbano agravan los efectos del cambio climático justo donde vive la mayoría de la población: en entornos urbanos cada vez más densos y vulnerables”, explica. La decisión del equipo de expertos de seleccionar la ciudad de Málaga se debe a que es una de las ciudades europeas más sensibles al efecto isla de calor urbano (UHI), lo que se traduce en un elevado número de muertes asociadas a las olas de calor durante el verano.
El estudio, llevado a cabo por expertos de VIU, la Universidad de Valladolid y la University of Twente, realizaron una campaña de medición térmica en 11 calles y 11 fachadas de 8 edificios históricos de la ciudad. Utilizaron una estación móvil montada en bicicleta junto a una cámara térmica portátil, permitiéndoles registrar las temperaturas del aire, las superficies urbanas y las fachadas a diferentes alturas, tanto de día como de noche.
El doctor Daniel Jato de VIU explica que “Los entornos urbanos son extremadamente variables: una misma calle puede tener condiciones térmicas muy distintas según la hora, la orientación o los materiales. Por eso es clave tomar datos directamente en el terreno. En nuestro caso, medir la temperatura de las fachadas, además de la del suelo y el aire, nos ha permitido detectar patrones que normalmente pasan desapercibidos, pero que tienen un impacto directo en el confort térmico de la ciudadanía.”
Málaga se caracteriza por ser una ciudad con calles estrechas, alta densidad edificatoria y escasa vegetación, lo que hace de ella un entorno ideal para poder ser analizados los desafíos térmicos a los que se enfrentan las ciudades mediterráneas. El estudio mostró una gran diferencia entre las temperaturas del aire de los pavimentos y las fachadas de la ciudad durante el día, alcanzando algunas superficies hasta 13º C más que la temperatura del aire. De esta conclusión, surge la necesidad de aumentar las zonas de sombra y la presencia de árboles para que resulte eficaz la reducción de temperaturas.
Por ello, el Dr. Daniel Jato en relación a los resultados del estudio, dice que “cuando observamos diferencias de más de 10 grados entre el aire y las superficies urbanas, entendemos que no basta con aplicar soluciones genéricas. En entornos con calles estrechas y poco espacio para vegetación, diseñar estrategias que refresquen el ambiente sin alterar la estructura urbana es clave para hacer frente al calentamiento global desde el corazón de nuestras ciudades”. Debido a las altas temperaturas que se muestran, el equipo de expertos que lideran el estudio, recomienda una instalación de toldos estratégicos en calles con alta exposición solar, la implementación de fachadas verdes en edificios patrimoniales, como uso alternativo a la dificultad de plantar árboles en espacios reducidos y el uso de materiales reflectantes en pavimentos junto a la rehabilitación de fachadas con criterios térmicos. Así se reducirían las temperaturas y disminuiría la vulnerabilidad que tiene la ciudad al cambio climático.
“Las soluciones que proponemos buscan adaptarse a las limitaciones de espacio de los centros históricos. Incorporar toldos, fachadas vegetales o materiales reflectantes de forma estratégica no altera la identidad urbana, pero sí ayuda a reducir significativamente la temperatura y mejorar el confort térmico y la habitabilidad de los espacios públicos, especialmente en los meses más calurosos”, concluye el experto.
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