Arte
La historia que hay tras la mejor copia de La Piedad de Miguel Ángel
Situada en la capilla de la San Torcuato de la Catedral de Guadix, es una talla escultórica realizada en mármol de Carrara exactamente igual que la original del Vaticano
La empresa de gestión turística y cultural ArtiSplendore y el Cabildo de la Catedral de Guadix (Granada) han empleado la última tecnología para revelar la historia oculta de La Piedad de Guadix, una obra que ganó el premio a la mejor copia del original de Miguel Ángel, custodiado en el Vaticano, que sufrió daños en la Guerra Civil y fue después restaurada.
El CEO de ArtiSplendore, Francisco Moya, ha presentado este lunes el "videomapping" de la obra, una apuesta por convertir su calidad artística en una referente del arte sacro del siglo XXI y atraer visitas.
El videomapping presentará a los visitantes esta escultura realizada con una precisión insuperable que representa de manera absolutamente fidedigna la obra maestra de Miguel Ángel Buonarroti, que se custodia actualmente en el Vaticano.
La Diócesis de Guadix (Granada), consciente del enorme valor artístico y cultural de esta pieza, ha decidido relanzarla a través de la realización de un 'videomapping', es decir, un espectáculo visual a través de la creación de "una segunda piel" para el monumento.
Con el uso de la tecnología, esta herramienta destaca los numerosos aspectos técnicos, históricos y artísticos de la obra.
La Piedad de Guadix, situada en la capilla de la San Torcuato de la catedral accitana, es una talla escultórica realizada en mármol de Carrara exactamente igual que la original custodiada en el Vaticano.
Obtuvo en 1931 el Primer Premio de Escultura del Salón de Arte de Bolonia (Italia) y después fue adquirida por el que era cónsul de España, Manuel Martínez-Carrasco Reyes Almansa y Almansa, para la sepultura de su madre, llamada Piedad y que acababa de morir en Guadix.
Durante la Guerra Civil fue destruida parcialmente y se perdió también toda la documentación referente a su autor, aunque fue restaurada en el año 2001 por la escultora Mª Ángeles Lázaro Guil.
Esta artista se encargó de tomar medidas del original de Miguel Ángel custodiado en el Vaticano para devolver el esplendor a esta obra que ahora se convierte en una pieza única del arte sacro del siglo XXI.
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