Historia

Así era el mapa de Málaga en 1892

La cartografía urbana recoge cómo la ciudad trataba de recuperarse de la plaga de filoxera que comenzó a asolar las vides de la provincia a partir de 1877

Plano histórico de Málaga
Plano histórico de MálagaIECA

La cartografía urbana de Andalucía está recogida en los archivos de Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA). Acerca de Málaga en 1892, señala que "a fines del siglo XIX Málaga trataba de recuperarse de la gran catástrofe originada por una plaga de filoxera, que comenzó a asolar las vides de la provincia a partir del año 1877. Desde su conquista por los Reyes Católicos, el vino y las pasas fueron hasta entonces el principal recurso de la provincia junto con los productos hortofrutícolas".

Se trata de un plano de Málaga "de los últimos años del Ochocientos retrata una ciudad que intentaba restablecerse de aquella durísima crisis. Gran parte de la población vivía en una generalizada miseria, y la única alternativa posible para frenar el altísimo paro fue construir nuevos edificios y acometer importantes obras públicas".

Su autor, recoge el IECA, es Emilio de la Cerda Gariot, quien "nació en La Seo de Urgel (Lérida) y llegó a Málaga muy joven. Sus facultades para el dibujo le llevaron a ser Delineante de Obras Públicas. Pero fue sobre todo un artista, y lo demostró sobradamente con su preciosa y rigurosa vista de la Málaga árabe y, por supuesto, con la revista satírica El país de la olla. Fue también un republicano convencido, pero a la vez ferviente admirador de Cánovas del Castillo. Al gran político de la Restauración dedicó su obra Planos comparativos de la ciudad de Málaga. Y de Emilio de la Cerda tampoco podemos olvidar su faceta poética".

Se trata de "una recreación actualizada del que Joaquín Pérez de Rozas levantó en 1863, el plano muestra los grandes proyectos por entonces en curso, diferenciándolos en color rojo de la ciudad consolidada, destacando la desviación del río Guadalmedina y la construcción de una gran avenida sobre el cauce, anhelados por Málaga desde hacía siglos, y aún pendientes de realizarse. Fueron debidos a la excepcional visión urbanista del ingeniero de caminos José María de Sancha, que fue muy amigo de Emilio de la Cerda".

Ya se aprecian "las parcelaciones que marcarían el desarrollo urbanístico de la población, salvo el derribo de la Alcazaba para construir nuevos inmuebles sobre el gran solar resultante, por fortuna no realizado, o las manzanas de viviendas proyectadas en los terrenos ganados al mar con los nuevos muelles, que gracias a Cánovas no llegaron a construirse. Por ello Málaga cuenta hoy con un gran parque".