Cultura
El Museo del Prado recuerda al general fusilado en las playas de Málaga
Antonio Gisbert plasmó las horas finales de Torrijos en su gran obra maestra
Un 11 de diciembre pero en 1831 fue fusilado el general Torrijos en las playas de Málaga. El Museo del Prado recuerda la efeméride con un cuadro del pintor Antonio Gisbert, que "representó el momento en 1888 en la que sería su gran obra maestra". "El militar José María Torrijos (1791-1831), que durante el Trienio Constitucional había sido capitán general de Valencia, mariscal de campo, e incluso llegaría a ser nombrado ministro de la Guerra, hizo varios intentos desde su exilio en Inglaterra de sublevarse contra Fernando VII tras su vuelta al trono", recuerda la web del Prado. "Fue víctima de una emboscada preparada por el gobernador Vicente González Moreno, quien le había asegurado el triunfo de la rebelión si embarcaba desde Gibraltar hacia Málaga acompañado de unos sesenta hombres de su máxima confianza, a los que se sumarían las tropas de la ciudad. En su trayecto, su embarcación fue abordada por el Neptuno, viéndose obligados los rebeldes a desembarcar en Fuengirola en la madrugada del 30 de noviembre al 1 de diciembre de 1831", añade la pinacoteca. Finalmente, "fueron apresados y fusilados en las playas malagueñas el día 11 de diciembre por el delito de alta traición y conspiración contra los sagrados derechos de la soberanía de S.M., tras unos días de infructuosa resistencia, y sin celebrarse previamente juicio alguno".
Debido "a la complejidad y el número de figuras de su obra "Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga", Antonio Gisbert estudió su composición en este boceto previo", señala el Museo del Prado.
La web del Museo del Prado señala que se trata de "una obra maestra de toda la producción de Gisbert". "Este impresionante cuadro es también una de las indiscutibles y más bellas cumbres alcanzadas por el género histórico en España durante el antepasado siglo", señala la pinacoteca. Se trata "además uno de los grandes manifiestos políticos de toda la historia de la pintura española en defensa de la libertad del hombre aplastada por el autoritarismo, siendo uno de los contados casos en que su claro mensaje propagandístico fue inspirado directamente por la oficialidad gubernamental".
La obra no entró en el Prado "tras su paso por las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, como era habitual, sino que fue encargado directamente para el museo durante la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena por el gobierno liberal de Práxedes Mateo Sagasta (1825-1903) al alicantino Antonio Antonio Gisbert, ya entonces consagrado como artista abanderado de este partido desde que pintara muchos años antes su cuadro de Los Comuneros, en pugna -más ideológica y estética que real- con Casado del Alisal, maestro representante de la oficialidad conservadora, publicándose la noticia del encargo en los diarios madrileños incluso algunos días antes de su designación oficial".
"Gisbert fue designado a través de un Real Decreto de 21 de enero de 1886 por el entonces ministro de Fomento, Eugenio Montero Ríos, para pintar un gran cuadro histórico que fuera ejemplo de la defensa de las libertades para las generaciones futuras, inmortalizado en el fusilamiento del general Torrijos y sus más allegados e incondicionales seguidores, que fueron protagonistas destacados del régimen constitucional durante el Trienio Liberal, al que pondría fin Fernando VII en 1823. Este monarca reinstauraría entonces el férreo absolutismo que caracterizó su reinado, ordenando la persecución, encarcelamiento y ejecución de los cabecillas y colaboracionistas del anterior gobierno", recoge la web del Prado.
La escena del cuadro "representada transcurre en la playa de San Andrés de Málaga, que se identifica por las vistas de la iglesia de la Virgen del Carmen, que aparece al fondo". La obra recoge la tensión emocional del momento previo al fusilamiento y las diversas reacciones humanas ante la certeza de la muerte. Torrijos se halla casi en el centro de la composición "aferrándose a las manos de dos de sus seguidores. A su izquierda se encuentra Francisco Fernández Golfín (1771-1831, personaje al que dos frailes están colocando un vendaje en los ojos; y a su derecha, Manuel Flores Calderón (1775-1831). A su vez, a la derecha de éste, se encuentran Juan López-Pinto y Berizo (1788-1831), Robert Boyd (1805-1831) y Francisco de Borja Pardio", señala en su reseña el Prado.
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