Agricultura
Máxima tensión en el campo almeriense al bajar la producción
La falta de kilos de frutas y hortalizas dispara los precios y «pone en peligro» el abastecimiento en Europa
«La situación que está viviendo el campo almeriense es de máxima tensión ahora mismo», ha advertido el presidente de Coexphal, la asociación que agrupa a más de la mitad de las empresas hortofrutícolas de Almería. «Tenemos una demanda que nos está costando mucho satisfacer por parte de los mercados europeos y hay preocupación para poder cumplir los contratos», ha reconocido Luis Miguel Fernández Sierra, tras analizar unos datos que hablan del descenso de un 25% en la producción de pimiento, de hasta un 22% en tomate, del 21% menos en pepino y de un 15% por debajo en calabacín, según los datos conseguidos en 2022. La tendencia es la misma en el resto de los productos cultivados bajo invernadero y, «a pesar de las elevadas cotizaciones» de estas últimas semanas, «los números no les salen a los agricultores que ingresan más por kilo, pero sufren una reducción del volumen de producción tan alta que no les da para cubrir el desfase actual».
Entre las causas de este desplome en la producción hortofrutícola, Coexphal señala «las altas temperaturas en otoño y el arranque del invierno» que dispararon las plagas y virosis en los cultivos, seguidas por varias semanas de «perseverantes bajas temperaturas» que ponen en duda «que algunas empresas puedan cumplir con los programas de sus clientes». El asunto preocupa al principal sector económico almeriense tras confirmar, durante la celebración de Fruit Logística en Berlín, que la falta de suministro futuro inquieta también a los representantes de los mercados de Europa. En estas fechas su abastecimiento depende, máxime en la actual crisis energética, de los cultivos sin calefacción artificial situados en el sudeste español. Por ello, el presidente de Coexphal señala que «uno de los peores escenarios es que los clientes, ante la escasez de producto, están buscándolo en otros orígenes». Una situación que sigue a la suerte del tiempo meteorológico y que puede tener consecuencias «negativas a medio plazo», al situar en una inesperada ventaja la entrada de producto de terceros países al mercado natural del sector hortofrutícola español.
Así que datos engañosos de una pizarra de precios almeriense que mostraba cotizaciones inusualmente altas durante las dos últimas semanas. Con precios de más de dos euros para el kilo de pimiento, pepino o berenjena comprados en origen, ha habido productos como el lamuyo rojo que han cotizado diariamente por encima de los tres euros y medio. Pese al aviso de Coexphal, el responsable nacional de frutas y hortalizas del sindicato agrario COAG, Andrés Góngora, ha valorado también el «ritmo muy bajo y precios muy altos» que se está dando en la actualidad en el agro almeriense, si bien afirma que «los agricultores preferimos vender pocos kilos a estos precios que no el mogollón tirado por los suelos habitual». Aunque ha precisado que «esto no arregla una campaña y lo idóneo es que se den cotizaciones estables», espera que se mantenga la tendencia alcista en el valor de las producciones, porque «lamentablemente cuando teníamos calor y alta producción no conseguíamos precio y ahora pasa lo inverso».
Y es que, desde el comienzo de la llamada crisis energética, ha sido continuo el incremento de los costes de producción en la agricultura y ganadería, lo que afecta de manera severa a las producciones intensivas en invernaderos porque se ven obligados a obtener un mayor rendimiento por metro cuadrado para mantener la rentabilidad de sus explotaciones. Según un informe realizado por la organización agraria ASAJA en Almería, cada hectárea de cultivo de tomate habría subido en 21.000 euros el total de gastos soportados por los agricultores, lo que supondría aproximadamente un 40% de subida de los insumos desde 2021. Sobre la «tensión» para el cumplimiento de los envíos acordados con Europa, la presidenta de la patronal en la provincia, Adoración Blanque, ha puesto de manifiesto que «nos hemos convertido en proveedores preferentes después de que nuestros competidores, como Holanda, hayan tenido que abandonar su producción en esta época. Pero nosotros tenemos una merma de kilos, al final de campaña, cuando la planta tiene ya menos fuerza, con temperaturas que no ayudan a que tiren frutos y, además, con agricultores arrancando ya esas matas para poder plantar la nueva cosecha».
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