"El Bloc"

Orgullo, prejuicio... y dinero

"Hasta el listísimo Ministro Principal de la Roca debe lidiar estas semanas con un asuntillo de contratas discutibles que salpica a Hassans International Law Firm"

 Vista de la entrada a Gibraltar
Vista de la entrada a GibraltarA.Carrasco RagelAgencia EFE

Casi ocho años después del Brexit, continúa la indefinición legal de la frontera terrestre entre España y Reino Unido. Fabian Picardo proclamó, en su discurso al Parlamento local del día después del referéndum, eso tan pragmáticamente british de "business as usual".

No está siendo tan sencillo, porque hasta el listísimo Ministro Principal de la Roca debe lidiar estas semanas con un asuntillo de contratas discutibles que salpica a Hassans International Law Firm, el bufete que gobierna la República de Abogados de Gibraltar desde hace casi medio siglo. David Cameron, el Premier que lio la matraca y al que ahora ha rescatado Rishi Sunak para el Foreign Office, se ha reunido esta semana con su homólogo español, José Manuel Albares, quien ha heredado con este dossier la misma (y única) misión de todos sus antecesores: mantener por decoro la reivindicación por la soberanía española del territorio sin desatender a la realpolitik, esto es, la consciencia de que la maltrecha economía de una comarca ya dejada de la mano de Dios (o del Estado, que viene a ser lo mismo) se degradaría hasta el tercermundismo de no contar con el dinero del otro lado de la raya.

No ha variado en cuatro decenios la significativa estimación de diez mil, el número de trabajadores españoles que cada día se ganan el pan en la colonia. Son muchos más porque abundan las actividades opacas, aparte de los muchos servicios públicos que sufragan las igualas con las autoridades del Peñón. Las negociaciones en Bruselas con arbitraje del vicepresidente de la Comisión Europea Maros Sefcovic son básicas para el futuro de esa “Andalucía de las narcolanchas” que la propaganda oficial, monclovita o juntera, ignora sistemáticamente. Conviene dejar el orgullo patrio en la puerta y centrarse en las cosas de comer.