
Patrimonio
El pasadizo que conecta la Mezquita de Córdoba con Medina Azahara: ¿realidad o leyenda?
En la época Omeya existían numerosos pasadizos que respondían a las necesidades estratégicas de nobles y califas

Desde siempre en Córdoba se ha hablado de la existencia de un túnel subterráneo que comunica la ciudad palatina de Medina Azahara con la Mezquita. Dicho túnel, según marca la leyenda, aún no ha sido descubierto, y por él accedía el califa directamente a caballo a la Mezquita para dirigir los rezos diarios de los fieles. La existencia de este paso secreto es más que improbable pero su difusión por el boca a boca ha hecho que muchos cordobeses lo cuenten como historia verídica a los visitantes de la ciudad. Esta historia que se ha convertido en leyenda con el paso de los años tiene algo de realidad. Y es que si es cierto que en la Córdoba Omeya existían numerosos pasadizos que respondían a las necesidades estratégicas de nobles y califas.
A pesar de que jamás ha habido ninguna prueba sobre la existencia real de este túnel, existe una auténtica creencia entre la población cordobesa que ha sido transmitida de generación a generación desde hace cientos de años. Por otro lado, también se ha especulado sobre otro pasillo, uno que discurría por debajo del río, y que uniría la Calahorra con la Mezquita-Catedral.
No obstante, sí existía un túnel que conectaba el alcázar, antigua residencia de los califas y emires de Córdoba, con la Mezquita conocido como “Sabat”, usado por el Califa para no ser visto por el pueblo cuando pasaba desde el Alcázar a la Mezquita a rezar. A día de hoy podemos ver en el suelo de una de las esquinas de la Mezquita unas marcas doradas que señalan por donde pasaba el Sabat.
Este pasadizo se dividía en dos partes. Una de ellas es exterior, y contaba con un puente con tres arcos que cruzaba la calle. La otra parte estaba oculta detrás del muro de la alquibla en el interior de la propia Mezquita de Córdoba. Igualmente, dentro del pasadizo se podían distinguir hasta 8 habitaciones diferentes. Su construcción se llevó a cabo entre los años 970 y 972 y fue destruido en tu totalidad durante el siglo XVII. Sin embargo, aún quedan vestigios de este Sabat en la parte correspondiente a la Mezquita donde aún se conserva la puerta de acceso, así como la puerta donde se unía el puente.
Sin embargo, hubo otros Sabat anteriores, como el construido por ‘Abd Allah (888-912), que consistía en un puente que cruzaba la calzada aunque en este caso el Sabat no tenía una continuación en el interior de la mezquita.
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