Entrevista
«Ser profesional implica mucho más que jugar bien»
Marta Borrero, la número uno del circuito A1 de pádel, ha llegado a la cúspide «con esfuerzo, dedicación y perseverancia»
Marta Borrero es la número uno del circuito A1 de pádel internacional. Una campeona sevillana en el deporte «más inmensamente minoritario».
Mujer en un deporte minoritario. La de puntos de «break» que habrás levantado.
Al pádel le queda por crecer pero ya no es el perfecto desconocido. Hoy por hoy es el deporte más inmensamente minoritario, el segundo que más crece en España. Yo desde los ocho años ya estaba enganchada.
Respecto al «masculino» se cobra menos, no se termina de reconocer lo mismo.
El objetivo es que jugadores y jugadoras podamos dedicarnos en exclusiva a este deporte. Es clave converger en una equiparación salarial pero también en el número de parejas por «cuadros». Que en los torneos participen el mismo número de jugadoras que jugadores, no como ahora.
A grandes rasgos, qué diferencia hay de juego.
En los chicos todos es más explosivo, predomina la fuerza. En el femenino todo es más táctica y estrategia, más técnico. A mí se me acerca mucha gente diciendo que le gusta más «el femenino» porque se aprende más. Son juegos distintos, pero despertamos el mismo interés. Al final llenamos igual las pistas.
Hay que ser muy fuerte mentalmente.
De mis veinte años, más de la mitad los he pasado compitiendo. Viajes, estudios, familia lejos … Lo asumes porque es lo que quieres. Afortunadamente hoy la psicología es una pata de la mesa muy importante. La salud mental ya no es la gran olvidada. De hecho, no conozco a una jugadora top 80 o 90 que no tenga psicólogo.
Eres número una del mundo en uno de los dos circuitos internacionales que están en juego.
Aposté por el circuito A1 pádel y no me equivoqué. Con esfuerzo, dedicación y perseverancia me coloqué en lo más alto.
También habrás tenido que renunciar a cosas.
Paso mucho tiempo separada de mi familia, de mi casa, quedadas con los amigos. Lo comprendes pero no siempre se asume. Todavía le doy vueltas a no poder asistir a las bodas de oro de mis abuelos.
Y en pleno proceso de «dar el salto» llega la pandemia.
Los 16 años es una época complicada para todas las personas y a mí la pandemia me pilló en pleno cambio de «amateur» a profesional. Fue mi peor momento como deportista pero salí muy reforzada.
Menos mal que tu padre es entrenador de pádel.
Sí, sí (risas). No estaría aquí sin él. Siempre sabe ayudarme.
También con Rafa Nadal como referente.
Todos queremos ser Rafa Nadal, te guste el tenis o no (risas). No sólo es cuestión de talento, sino de cómo confía en sí mismo para darle la vuelta a situaciones inverosímiles. Nunca tiene un gesto feo, contesta siempre bien. Me gustaría saber estar en su cabeza para empaparme de su método.
¿Cuáles son los siguientes objetivos inmediatos?
Siempre miro a tres torneos vista, ese es «mi partido a partido».
¿Y el gran reto?
Seguir creciendo y formándome como jugadora. Ser mejor profesional para llegar al cuadro más alto. Vivir de lo que me gusta, del deporte.
Todo ello sin descuidar los estudios.
Es otra de las patas complicadas. Para los deportistas de alta competición está bien planteado respecto a flexibilidad de horarios, exámenes …
Finalmente, ¿en qué te gustaría ser inspiradora para el resto de padelistas?
Que me recordasen como buena persona y también buena profesional. Puedes tener talento y que se te dé bien el juego, pero ser profesional implica compromiso y perseverancia. Ser profesional implica mucho más que jugar bien.
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