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Religión

La Macarena “de siempre” vuelve sacudiéndose la polémica

Pedro Manzano recupera el semblante de la imagen, aunque la herida en los devotos sigue abierta

La Macarena “de siempre” vuelve sacudiéndose la polémica Europa Press

Se acabó la espera. Tras algo más de cuatro meses de ausencia, la Esperanza Macarena se reencontró ayer con sus devotos. Un proceso que deja una profunda herida en la hermandad y que ha abierto el debate sobre la conservación de las imágenes sagradas, sobre todo las que son un icono de la ciudad trascendiendo lo puramente artístico o patrimonial. Pedro Manzano ha sido el encargado de recuperar el semblante clásico de la dolorosa, que ahora presenta una tez más clara aunque manteniendo su enigmática mirada. Las colas de fieles no tardaron en aparecer en la basílica, ansiosos por contemplar de nuevo la talla y comprobar que es «la Macarena de siempre» y no aquella que apareció en el camarín allá por el mes de junio, generándose una de las polémicas cofrades más intensas de las últimas décadas.

Entonces, el profesor Arquillo y su hijo –los restauradores de cabecera de la imagen– culminaron una intervención que se extralimitó de la puramente conservativo. Lo que más llamaba la atención fueron las pestañas demasiado largas que cambiaron por completo su expresión, además de una tez mucho más clara. Las fotografías corrieron como la pólvora, provocando la indignación no solo de los cofrades, sino de toda una ciudad que considera la talla un símbolo y un referente sentimental. Consciente del revuelo, la corporación la retiró del culto y abordó una intervención de urgencia, recortando las pestañas y oscureciendo la policromía. Luego, quedó expuesta durante tres días para que los devotos pudieran contemplar su aspecto, pero el resultado no convencía.

La junta de gobierno achacó el cambio de su mirada a un «efecto indeseado». «La hermandad pide disculpas a hermanos y devotos por este incidente remarcando que su afán ha sido, es y será siempre preservar en las mejores condiciones posibles el mayor patrimonio que poseen los macarenos, sus sagradas imágenes titulares, y en especial la Santísima Virgen de la Esperanza», aseguró una junta de gobierno muy cuestionada. Estas explicaciones no convencieron, por lo que el equipo liderado por el hermano mayor, José Antonio Fernández Cabrero, planteó una nueva intervención a cargo del restaurador Pedro Manzano, con la supervisión del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH).

La imagen fue sometida a diversas pruebas y el diagnóstico del IAPH fue concluyente: «Los procesos de limpieza exceden a un simple proceso de mantenimiento», señaló en un informe, corroborando que en dichos trabajos de los Arquillo se tocaron las cejas y los párpados inferiores de la talla, que alteraron su morfología. Además, se constató la presencia de xilófagos. En un histórico cabildo con la presencia de 1.400 hermanos, se aprobó una nueva intervención esta vez a cargo de Manzano. La propuesta contó con 998 votos afirmativos. Era la hora de revertir el desaguisado.

En una primera fase, la talla fue sometida a un tratamiento de anoxia para eliminar los xilófagos. Permaneció una burbuja de plástico durante 24 días sin oxígeno, garantizando que cualquier tipo de forma de vida había sido eliminada definitivamente. Luego, se extrajo un clavo de forja de la espalda que estaba afectando a un nudo de la madera. También se extrajo otro pequeño clavo en la parte frontal del cuerpo y se abordó la consolidación de la pieza de madera que conforma el rostro. En esta fase se retiraron las pestañas y lágrimas para proceder a la limpieza, abordando el regrueso de pasta que cubría los párpados consiguiéndose alcanzar la línea original del párpado del ojo.

Luego, la talla fue sometida a un nuevo TAC en el Centro Nacional de Aceleradores (CNA), cuyo resultado confirmó que el tratamiento de consolidación estructural había sido un éxito. Se extrajo el perno de sujeción de la corona porque estaba desviado del eje central del rostro para reposicionarlo correctamente. La fase final del proceso consistió en la limpieza de la encarnadura de busto y manos, el estucado y posterior enrasado de la capa de preparación previa a la reintegración cromática final del rostro.

La reposición de la imagen es la última medida de una junta de gobierno cuya credibilidad fue cayendo en picado. El pasado 30 de noviembre la hermandad celebró un cabildo de elecciones que confirmó este extremo, ya que la candidatura alternativa, encabezada por Fernando Fernández Cabezuelo, se alzó con la victoria de manera contundente. Las otras dos listas estaban vinculadas de alguna u otra forma al equipo que permitió la exposición de la talla tras la intervención de los Arquillo. Un episodio negro en la dilatada historia de la corporación que ahora se quiere dejar atrás.