Historias de Sevilla

Manuel Barragán, el artista del dibujo en servilletas que se ha hecho viral

Solo le hace falta una servilleta de un bar y un bolígrafo para crear una obra de arte

SEVILLA, 20/08/2025.- Manuel Barragán, un joven sevillano de 23 años, se ha hecho famoso en los últimos días por realizar obras de arte en servilletas de los bares de su ciudad, unos dibujos que realiza en poco más de diez minutos y siempre a bolígrafo. EFE/Fermín Cabanillas
Manuel Barragán, el artista del dibujo en servilletas que se ha hecho viral desde SevillaFermín CabanillasAgencia EFE

A Manuel Barragán, un joven de 23 años vecino de Sevilla, solo le hace falta una servilleta de un bar y un bolígrafo para crear una obra de arte, y buena cuenta de ello están dando las redes sociales, donde se ha convertido en toda una revelación desde la mesa de cualquier velador de su ciudad.

Una fama que lleva con naturalidad este joven que estudió en la Escuela de Arte de Sevilla y es profesor de pintura artística en actividades extraescolares, que, además, ha tenido como profesor a toda una referencia del dibujo a bolígrafo, como es Javier Jiménez Sánchez-Dalp, y que, cuando se sienta en un bar, solo hay que tener un poco de paciencia para ver cómo brota arte de sus manos.

Todo empezó con La Giralda

La cita con Manuel es en un bar del barrio sevillano de Triana, su barrio, donde explica a EFE que todo empezó “con unos amigos tomando una cerveza”, y un día pintó La Giralda en la servilleta de un bar y subió el dibujo a sus redes sociales, donde tuvo más de 4.500 reacciones positivas. Hacía nacido ‘De servilletas maneras’, la cuenta de Instagram en la que publica sus dibujos, y donde, incluso, canaliza las peticiones de la gente que le pide cosas concretas para tenerlas en sus manos con su peculiar estilo.

Como en todos los aspectos relacionados con el arte, en lo suyo hay mucho de inspiración, pero también de formación: “Creo que desde siempre he estado pintando en casa, y en el colegio fue cuando verdaderamente mis padres se dieron cuenta de que había ahí una afición y podía desarrollarse”, dice a la hora de recordar de dónde vienen sus comienzos, y señala que siempre se presentaba “a los típicos concursos de la felicitación navideña”, donde sus trabajos solían destacar.

Eso hizo que sus padres decidieran apuntarle a clases de dibujo, con el fin de perfeccionar su estilo, pero con el paso de los años llegó a sus manos la posibilidad de probar a dibujar con bolígrafo en servilletas, algo tan llamativo como complicado, porque “es una técnica que, al final, no tiene retorno”, ya que no existe la posibilidad de borrar los errores.

“Si fallas, fallas, e incluso puede explotar el boli con la tinta y caer al papel, y hay que empezar de nuevo el dibujo”, afirma, y todo ello con la tranquilidad de estar realizando un retrato mientras dura la entrevista, ante los ojos de clientes y hosteleros que ya se han acostumbrado a tenerle pintando mientras desayuna o se toma la cerveza de mediodía.

Unas servilletas muy concretas

Eso sí, para desarrollar su trabajo conforme a todo lo planeado es necesario tener una servilleta lisa, sin dibujos, mensajes ni logotipos. En el bar donde se hace la entrevista no están las adecuadas, pero Manuel lleva consigo una pequeña carpeta con algunos de sus dibujos y servilletas en un blanco inmaculado.

“Para muchas personas es sorprendente, y hasta hay gente que me ve y me dice si soy el que pinta en las redes sociales”, afirma, y resume con una frase cómo está viviendo la fama que el arte le está dando en los últimos días: "La verdad que está siendo algo súper intenso, y súper bonito también”.

Solo hay que darse un paseo por su cuenta de Instagram para comprobar que son centenares las reacciones a cada dibujo que realiza. La Torre del Oro, el papa, la ermita de Montemayor de Moguer (Huelva), Los Morancos o Camarón de la Isla ya han quedado inmortalizados por él a papel y tinta.

Sus amigos, asegura, son algunos de los principales promotores de su arte. Ha viajado a Roma y se ha traído dos espectaculares dibujos del Vaticano y el Coliseo. “No solo no se quejan de que me pare en mitad de la calle a dibujar, sino que incluso me animan a que lo haga”, dice este joven sevillano que ha sabido encontrar en una afición una forma, quién sabe, de ganarse la vida en un futuro llevando al papel lo que ven sus ojos a través de sus manos.