¿Por qué debería hablarse de los Tratados de Tordesillas y qué papel se reservaba para Torquemada?

"El Tratado de Tordesillas de 7 de junio de 1494 lo constituyen las capitulaciones entre los Reyes Católicos y el Rey Juan II de Portugal por las que se establece una nueva línea de demarcación entre ambas coronas, a trazar de polo a polo, a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. La firma del Tratado se llevó a cabo tras difíciles negociaciones diplomáticas entre embajadores y procuradores de ambos reinos. Esta modificación de la línea de demarcación dividiendo el mundo entre España y Portugal supuso el comienzo de la historia de Brasil, ya que su extremo oriental queda dentro de la zona portuguesa", según recoge la Unesco. Esta semana se ha presentado en el Archivo de Indias, en Sevilla, los trabajos de restauración ejecutados durante seis meses para salvar el documento.

Según publicó como facsímil la Dirección General de Archivos y Bibliotecas, estos son algunos datos históricos del documento, como la existencia de no uno sino varios acuerdos y el papel que desempeñó Torquemada, confesor de la reina Isabel la Católica y primer inquisidor general de Castilla y Aragón en el siglo XV, en el proceso. El texto del Tratado de Tordesillas, conservado en el Archivo General de Indias, fue publicado, traducido al castellano por Martín Fernández de Navarrete en 1825, en la obra titulada "Colección de viajes y descubrimientos".

1. No se debería hablar "del tratado sino de los tratados de Tordesillas" ya que "fueron dos, relativos a asuntos íntimamente conectados entre sí pero claramente distintos a los ojos de los interlocutores: de una parte iba a tratarse del tema ya viejo de los "rescates" (comercio del oro y esclavos) africanos; de otra de la cuestión nueva que suscitaba el descubrimiento de las islas occidentales por Cristóbal Colón".

2. ¿En qué contexto se produjo la firma?

"El monopolio portugués sobre las rutas de África había venido pesando sobre las relaciones entre ambas monarquías peninsulares a lo largo

del siglo XV, con alternativas entre la acritud y la amistad según soplaban los vientos de las relaciones entre los soberanos", señala la Dirección General de Archivos y Bibliotecas del Ministerio. "La posesión de las Canarias menores-y el derecho reconocido por el concilio de Basílea sobre el resto del archipiélago aseguraba a los castellanos un punto de apoyo en el camino hacia África y América mucho tiempo antes de que ésta fuera descubierta. Pero el avance sistemático de los lusitanos hacia eí Sur de África ponía en tela de juicio el acceso de los mercaderes asentados a orillas del Guadalquivir a los pingües mercados del Continente Negro", continúa.

3. La guerra de sucesión a la corona de Castilla (1475-1479) "resucitó las ansias de los navegantes". Varias expediciones y viajes aislados tuvieron lugar durante la guerra. Los Reyes Católicos asumieron en 1477 la soberanía de las Canarias, "reservando a los Peraza el señorío de las menores, y reivindicaron un andén litoral entre los cabos de Nun y Bojador-los valles del Draa, Nun, Mesa y Sus en donde ya existía una pequeña guarnición permanente en la torre de Santa Cruz", señala el Ministerio de Cultura. Cuando se firma la paz de

Alcacobas en 1479 "el tema africano ocupa un primer plano. Castilla aceptó el monopolio portugués y no hubo ninguna protesta por las drásticas medidas adoptadas por el Príncipe Perfecto para mantenerlo. Tenía Canarias y la puerta de África hacia las misteriosas pistas caravaneras del oro y ésto parecía bastarle", continúa el facsímil.

4. Se produjo, con posterioridad a 1480, "una intensificación del tráfico entre los puertos de Andalucía occidental y los de África. Aunque se reservaba su conquista a Portugal, el reino de Fez era todavía independiente y los marinos andaluces podían obtener en él, además del oro, añil, cuero, cobre, cera, goma laca y el producto tintóreo conocido por malagüera", señala el facsímil. Cuanto más aumentaba la experiencia de los navegantes gaditanos y onubenses, "más dura se les hacía la rigurosa prohibición de navegar al sur del cabo de Bojador. Hubo, a lo que sabemos, intromisiones y violencias por parte de los castellanos. Pero cuando, a partir de 1488, Juan II de Portugal y los Reyes Católicos decidieron disipar todos los recelos para entrar por las vías de una amistad que iba a convertirse en ejemplar, la cuestión de las navegaciones fue planteada de nuevo. El 19 de marzo de 1489 Fernando e Isabel confirmaron

el tratado de Alcacobas en lo relativo a África", señala la Dirección General de Archivos y Bibliotecas.

5. Se necesitaba "una ulterior negociación para que, declarando los derechos de cada parte, desapareciesen los recelos". En el verano de 1490, a punto de celebrarse la boda que habría de hacer de la primogénita de los Reyes Católicos una futura reina de Portugal, "se insinuó ya la idea de resolver las disputas por medio de un arbitraje que ejercerían el general de los agustinos y el inquisidor Torquemada".

5. Según señaló el que fuera director general de Universidad e Investigación Luis Suárez Fernández en tiempos franquistas, mientras se reclamaban concesiones a los pescadores españoles al sur del cabo de Bojado, se produjo el viaje de Colón, "de cuyo éxito tuvo noticia Juan II de labios del propio descubridor. Los Reyes Católicos se adelantaron a obtener del Papa una bula, ínter Caetera (4 de mayo de 1493), que les otorgaba el monopolio de las navegaciones al Oeste de una línea que, en adelante, iba a dividir el mundo·.

6. Los monarcas españoles consideraban dicha bula "más como plataforma de negociación que como sentencia definitiva". Precisamente, "el 27 de abril habían prohibido a los marinos andaluces que fuesen a pescar más allá del cabo Bojador hasta que, por medio de negociaciones o arbitraje, se resolviese el litigio". Hubo negociaciones pero lo novedoso fue que por vez primera, "la diplomacia recurrió a expertos que pudiesen saber cual era el alcance de la línea que se trataba de fijar".

7. Los Tratados de Tordesillas suponen "un hito en la historia de la diplomacia universal" y "los reinos ibéricos daban señales de gran progreso en las postrimerías del siglo XV".

8. El tratado fue la culminación de una conferencia de mesa redonda. Cada parte envió una delegación compuesta por tres diplomáticos, tres expertos y un secretario. "Fueron los portugueses: Ruy de Sousa, señor de Sagres, con su hijo Juan y Arias de Almada; Juan Soares de Sequeira, Ruy de Leme, marino procedente de Madeira, y Duarte Pacheco Pereira, autor de una descripción de la costa africana, el Smaragdus de Situ Orbis; como secretario actuaba Esteban Vaaz. Los castellanos eran: el mayordomo mayor Enrique Enríquez con el comendador Gutiérrez de Cárdenas y el doctor Rodrigo Maldonado de Talavera; Pedro de León, Fernando de Torres y Fernando de Gamarra; fue secretario Fernando Alvarez de Toledo", señala el facsímil.

9. Suárez Fernández destaca que "la reunión de Tordesillas es ejemplar por la serenidad y eficacia con que trabajaron sus protagonistas. Ambas partes se mostraron satisfechas con el resultado que se alcanzó ya el 7 de junio de 1494, es decir, en un tiempo muy corto.

10. El autor también considera que "los historiadores han prestado probablemente una atención excesiva al desplazamiento de la línea de demarcación hasta 370 leguas al Oeste de Cabo Verde", la cual permitiría a Portugal instalarse en Brasil, y poca a las ganancias castellanas, Melilla, Cazaza y un más amplio litoral en Berbería de Poniente". En aquella época se desconocía "la importancia de América" pero sí se conocía la de África como "fuente de aprovisionamiento para el oro", que en aquel tiempo ya era una obsesión.

Los Reyes Católicos creyeron "hacer un trato justo al obtener, a cambio de una mayor holgura para los navegantes portugueses, puertas más amplias a su penetración en África".

Este 7 de junio se cumplieron 529 años de la firma del Tratado de Tordesillas, el cual forma parte del registro de la Memoria del Mundo de la Unesco. Al ser un Tratado bilateral, "existen dos originales, en versión castellana se conserva en el Arquivo Nacional da Torre do Tombo (Lisboa) y en versión portuguesa en el Archivo General de Indias (Sevilla).