Cultura: ópera

Tristán e Isolda, el drama musical de Wagner, en el Maestranza

El teatro acoge los días 27 y 30 de este mes y el 3 de octubre una obra «apoteósica» que dirige musicalmente Henrik Nánási

El equipo artístico de Tristán e Isolda, ópera que abrirá la temporada en el Teatro de la Maestranza de Sevilla
El equipo artístico de Tristán e Isolda, ópera que abrirá la temporada en el Teatro de la Maestranza de SevillaKiko Hurtado

El Teatro de la Maestranza ha elegido un plato fuerte para abrir su temporada lírica: Tristán e Isolda, el drama musical en tres actos de Richard Wagner y que ya se programó en la temporada 2008-2009. A diferencia de Verdi o Puccini, el compositor alemán elige un camino «menos lineal» y requiere «otra aproximación», pero «si hay predisposición es imposible que no te atrape», explicaba el director musical de este montaje, Henrik Nánasi.

La propuesta que llegará al Teatro de la Maestranza los próximos 27, 30 de septiembre y 3 de octubre es una nueva producción que cuenta con varios alicientes. En primer lugar, disfrutar del tenor Stuart Skelton, uno de los más aclamados por la crítica y que con las tres representaciones previstas en Sevilla se habrá metido en 99 ocasiones en el papel de Tristán. En esta ocasión, según el director de escena y escenografía, Allex Aguilera, será un «Tristán muy sevillano».

Como contrapunto, también será una oportunidad para ver el debut de la soprano sueca Elisabet Strid en el papel de Isolda, para el que, detallaba Nánási en la presentación, «está preparada y ha trabajado mucho».

Tristán e Isolda es un reto enorme para todo el elenco. Wagner la concibió «para tomarse un respiro» ante el desgaste que estaba experimentando durante la creación de «El anillo del nibelungo», el ciclo de cuatro óperas compuesto por El oro del Rin, La valquiria, Sigfrido y El ocaso de los dioses. La realidad es que «él no era consciente» pero creó «una obra apoteósica», aseguraba con rotundidad el director general del Teatro, Javier Menéndez.

De plantearse como una obra «ligera y sencilla de programar», se convirtió en un «drama musical», «obra cumbre del romanticismo tardío, pero también es absolutamente rompedora y visionaria, con ese uso del cromatismo, de la modulación de la inestabilidad» y de una «gran complejidad», ampliaba el director del Teatro de la Maestranza.

El principal problema es que, a diferencia de otras óperas, en Tristán e Isolda «no pasa nada». El libreto ocupa un lugar secundario y completamente relegado ante la música. «Los personajes cantan sobre sus emociones durante cuatro horas», señalaba el director musical. Ese es el gran valor de este drama wagneriano, que consigue atrapar al espectador a través de la música siempre que fluya a través de un buen elenco.

Sobre esta idea abundaba también el director de escena y escenografía, Allex Aguilera. «Hay poco teatro y muchas emociones. La música es la que manda». Esta premisa le ha obligado a plantear una escenografía «minimalista» que facilite la labor de los intérpretes porque «el estatismo ayuda mucho en lo vocal». Al mismo tiempo, su propuesta necesita del movimiento necesario para la puesta en escena y para ello se ha esforzado en crear «atmósferas» en cada uno de los tres actos en los que se divide la ópera: el barco, un jardín –que casi es un bosque en este montaje, según ha asegurado Aguilera– y el mar revuelto.

Por su parte, Stuart Skelton, que sumará próximamente en Munich el centenar de ocasiones interpretando a Tristán, mostró su satisfacción por estar en Sevilla por primera vez con una producción que ofrece la «música más sublime» repleta de «emoción, amor y muerte». En la misma línea se pronunció su compañera de reparto Elisabet Strid y que, en el papel de Isolda, ha potenciado su papel de actriz junto al director de escena.

La nueva producción del Maestranza se representará los días 27 y 30 de septiembre y 3 de octubre, a las 19,00 horas, y servirá como inauguración de la temporada.