Sequía
Sexto año con restricciones en el campo andaluz: «Muchos ya abandonan sus tierras
Regantes exigen que se declaren de emergencia las obras hidráulicas previstas «como hizo Felipe González en el 83»
«Sin agua, Andalucía no tiene futuro». Es la amarga reflexión que hace Pedro Parias, secretario general de la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua), ante la preocupante sequía que asola a todo el país, con efectos devastadores en la comunidad autónoma. Los agricultores se enfrentan al sexto año consecutivo con restricciones en el riego, una situación «insoportable» que está empujando a familias enteras a dejar este medio de vida. «Muchos ya abandonan sus tierras», comenta preocupado.
Las restricciones se extienden por todas las provincias andaluzas. En el mayor sistema, el de regulación general del Guadalquivir, las limitaciones al riego ya son del 88%, y en otros como el de Huelva alcanzan el 25%. Granada también es una provincia muy afectada. Las reducciones llegan al 85% en el sistema de los Bermejales y en el de Cubillas-Colomera se sitúan en el 90. «Con la poca dotación de agua que hay se puede salvar la arboleda, el que la tenga, y sembrar algo de un cultivo», asegura Parias, además de lamentar las consecuencias «trágicas» para los propietarios de las explotaciones y el sistema productivo en general. «Las cuentas de resultados se resienten y las explotaciones entran en pérdidas, por tanto no se genera empleo». Además, si no se siembra como antes se recoge la mitad, con consecuencias «en la industria agroalimentaria y en sectores concretos como el del aderezo o las almazaras». Muchas empresas ya están planteando Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) ante la merma de la actividad.
Uno de los cultivos más afectados es el arroz en la provincia de Sevilla. «Los agricultores han decidido no sembrarlo, ya que el agua se toma del estuario del Guadalquivir y no se garantizaba que tuviera las condiciones óptimas», apunta Parias. De las 36.000 hectáreas de cada campaña este año sólo se han sembrado 1.000. El olivar representa el 60% de la superficie regable de Andalucía, un sector en el que han saltado todas las alarmas dada la galopante sequía. De hecho, en la provincia de Jaén la patronal y los sindicatos se han unido para reclamar un plan de contingencia ante las previsiones nefastas de cara a la próxima campaña. Ya el año pasado se recogió casi el 47% de la media de los últimos años, un panorama ciertamente desalentador. Otros cultivos, como la producción de la almendra, también se están viendo afectados por la falta de agua. «Ya se están produciendo arranques de plantaciones, al igual que en los cítricos».
De cara a septiembre las previsiones no son nada optimistas. Feragua augura que el sistema de regulación general del Guadalquivir quedará como el año pasado, con 850 o 900 hectómetros cúbicos de agua disponibles. Otros estarán por debajo, lo que condiciona el futuro más cercano. «La poca agua que hay se reservará para el abastecimiento». Ante esto, sólo queda que el otoño sea lluvioso. «Sin lluvia, esta situación dramática se puede extender a más explotaciones».
Feragua propone a las administraciones medidas que ayuden a paliar la situación, aunque la solución definitiva pasa por las ansiadas precipitaciones. No obstante, sugiere mecanismos como la reducción del IBI, créditos blandos para las explotaciones más endeudadas, avales públicos, planes de reestructuración, aplazamientos de pagos o bonificación de intereses. «Toda ayuda es buena», remarca Parias, «aunque la solución es que vengan años lluviosos como el 96, 97 y 98, después de las sequías críticas del 92 y 95».
Junto a ello, y mirando más al futuro, Feragua exige que se declaren de emergencia las obras hidráulicas previstas. En el caso de la cuenca del Guadalquivir, por ejemplo, las presas del Agrio, San Calixto y Cerrada Puerta. «En la sequía del 83 Felipe González, a través de un decreto, declaró de emergencia la construcción de 14 presas que se ejecutaron durante los años 80 se acabaron en los 90».
A medio plazo, Parias propone la construcción de balsas. Una solución efectiva, ya que «pueden acumular agua cuando llueva y tener cierta capacidad en las zonas regables, aprovechando las escorrentías fluyentes». Junto a ello, insiste en el aprovechamiento de las aguas regeneradas y en la construcción de desaladoras, con actuaciones pendientes en Carboneras y Marbella. «Toda movilización de recursos es necesaria para mantener lo que hay y crecer».
En este sentido, defiende que «para tener agua hay que hacer obras». «No valen las soluciones basadas en la naturaleza, como pretende el Ministerio de Transición Ecológica». A su juicio, las soluciones que propone el Gobierno «empobrecen Andalucía y al país». «Hay que pensar con inteligencia, respetando el medio ambiente, para seguir buscando nuevos recursos».
No obstante, las comunidades de regantes reclaman a las administraciones, fundamentalmente al Gobierno y a la Junta, más cooperación para que haya inversión hidráulica y que se usen los fondos Next Generation para este fin.
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