Opinión | Méritos e infamias

Lo siento, Íñigo

"La inquisición, un sistema perfecto como las catedrales y el canto gregoriano, no deja resquicios para que el reo se salte la pena, faltaría más"

El portavoz de Sumar en el Congreso, Íñigo Errejón, durante una rueda posterior a la reunión de la Junta de Portavoces, a 15 de octubre de 2024, en Madrid (España). 15 OCTUBRE 2024;RUEDAS DE PRENSA;PORTAVOCES;CONGRESO DE LOS DIPUTADOS;MADRID Fernando Sánchez / Europa Press 15/10/2024
Ruedas de los portavoces en el Congreso de los Diputados Fernando SánchezEuropa Press

La suerte de las personas depende en gran medida del azar, de lo imprevisto. Luego uno se empeña en moldear su fortuna para salir adelante y apechugar con lo que salga. Aún es pronto, pero confirmamos ya que la de Íñigo Errejón comenzó a joderse ayer sobre el mediodía cuando, arrastrado por la vergüenza de ser parte del patriarcado y tras una denuncia en redes sociales por violencia machista, decidió entregar su acta de diputado. Alguien encendió la tea y la pira ya arde ante el aplauso de la plebe. La inquisición, un sistema perfecto como las catedrales y el canto gregoriano, no deja resquicios para que el reo se salte la pena, faltaría más, pero si la contrición es sincera de algo te puedes salvar. Quizás, esto sí que lo tengo más claro, la existencia se le complicó a este cuarentón con cara de chaval aquella tarde en la cafetería de la facultad cuando le añadía a un bollito de pan unos granos de azuquita para que pareciera un bollo suizo. Se entiende que su conciencia social le impedía meterse, entre pechito y espaldita, la versión verdadera del dulce y que la solución “cutresalchichera” le venía de perillas en su papel de líder de la revolución. Decía que se le jodió el rollo, porque en plena falsificación dulcera se lo encontró Pablo Iglesias, al que tanta gracia le hizo su merienda que decidió adoptarlo. “Con 19 o 20 años parecía un niño de seis”, confesó en una ocasión el marido de Irene Montero. Se lo llevó a casa y juntos fundaron Podemos para acabar con el régimen burgués de 1978 y que hasta ahora sólo ha sido una máquina estalinista de picar carne disidente. Si no, que se lo digan a la tribu de los apestados que forman la larga fila de penitentes excretados del seno de Sumar/Podemos, organizaciones calvinistas marcadas por el integrismo y la intolerancia.