El análisis
Temor a que la «turismofobia» dañe la imagen del sector en Andalucía
La patronal malagueña exige «responsabilidad»y advierte de que es un «error fatal alentar la demagogia en torno a esta actividad por miopía política o cortoplacismo»
El debate sobre la tasa turística y la proliferación de viviendas para el alquiler de visitantes han puesto en el foco al sector turístico. Ambas cuestiones acentúan los perjuicios que causan en las ciudades y omiten otra serie de beneficios de un sector clave para la economía andaluza, por lo que existe cierta preocupación tanto en las distintas administraciones como en las empresas que operan en el mismo.
Los últimos en mostrar su malestar han sido los profesionales que integran la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos), patronal provincial del sector, que aprobó ayer por unanimidad una declaración institucional de apoyo a la industria turística, «principal motor económico local» y exigió a los representantes públicos «firmeza y responsabilidad». Advierten de que es un «error fatal alentar la demagogia en torno a esta actividad por miopía política o cortoplacismo electoral» y pronostican que «el turismo será sostenible o no será».
Desde esta patronal entienden que «la ola de turismofobia» ha surgido «en torno a problemas que nada tienen que ver con el turismo como la escasez de vivienda o de infraestructuras». A ello hay que añadir otro más: las dificultades de financiación de los ayuntamientos, motivo por el que algunos consistorios reclaman una tasa que grave al turista para que «colabore» con el mantenimiento de las ciudades que visita.
La realidad es que el turismo supone en torno al 15% del PIB andaluz y solo en la provincia de Málaga genera ingresos directos por valor de 11.000 millones de euros al año. En el conjunto de Andalucía, los cálculos del Ejecutivo autonómico señalan que la región podría, por primera vez, superar los 8.000 millones de euros en ingresos turísticos este trimestre, lo que sería un 4,8% por encima del verano pasado y un 10% más que en 2019, último año antes de la pandemia.
De momento, la imagen reputacional de la marca Andalucía como destino turístico no está afectada, pero en un contexto de competitividad, hay lugares que pueden posicionarse mejor a medio plazo si esta ola de rechazo al turista sigue creciendo.
Las previsiones para este verano apuntan a un año récord, con 475.000 ocupados, un aumento del 2 por ciento del número de visitantes; que se alcancen los 1,5 millones de pernoctaciones más que en los meses estivales de 2023; y 34.000 vuelos ofertados con destino Andalucía con unos seis millones de asientos.
Esta preocupación no es nueva. El consejero de Turismo, Cultura y Deporte, Arturo Bernal, ya advirtió que estigmatizar a la actividad turística por problemas en los que existen, cuando menos, responsabilidades compartidas, es un riesgo: «Nos estamos cargando a la gallina de los huevos de oro», llegó a afirmar en sede parlamentaria.
Por ese motivo, el Gobierno andaluz ha apostado por «congelar» el problema a la espera de que el debate amaine. En el caso de la tasa turística, con una mesa de trabajo junto a los empresarios y la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP); y con el asunto de los pisos turísticos, creando un marco general de actuación para que cada consistorio aplique las limitaciones que considere oportunas.
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