Cultura

Temporánea o cómo devolver la dignidad a los souvenirs y a los artistas locales

El espacio de Salinas 6 acogerá el próximo 27 de septiembre la primera exposición en Europa de Javier González Burgos

Griselda Cárdenas, Juan Cobos, Olga Gorbunova, Francisco Crescini, Pipa Goldsworthy, María Monasterio, Eva Palomar o la icónica ilustradora Sara Maese. Todos comparten tres cosas en común: el arte, Málaga y Temporánea, la tienda–galería que en apenas dos años ha revolucionado el concepto de souvenir en la capital de la Costa del Sol. Cada uno aporta una técnica, una sensibilidad y una trayectoria muy diferente, pero todos coinciden en un proyecto que busca dignificar el trabajo de artistas y artesanos locales. Lo mejor de todo es que la tienda no surge de una inspiración romántica, sino de la necesidad de su fundadora, Ester Ramos, de reinventarse y, al mismo tiempo, reinventar el souvenir y darle un valor distinto a algo tan común, banal para tanta gente y realmente molesto para los vecinos cuando no representa a un destino.

No es una cuestión baladí. En tiendas de Portugal se han llegado a ver posavasos con estampas andaluzas. La figura de la mujer vestida de gitana se puede adquirir en cualquier bazar del centro de Barcelona o de Madrid. Producciones en masa, competencia desleal, pérdida de identidad y un largo etcétera forman parte de esta situación que en Andalucía conocen muy bien. Es, en este punto, donde el proyecto de Ester comienza a tener sentido.

Temporánea vende postales, imanes, láminas, tote bags, libretas, platos o cerámicas, entre otras cosas, creadas con talento «made in Málaga». Todo nace y se prueba con una lógica compartida, la idea de que cada objeto cuente un fragmento de la ciudad y sostenga su ecosistema creativo. Una de las piezas que mejor explica la cocina interna de esta «concept shop» quizá sea el vaso de café. Se trata de una «idea registrada», recuerda la fundadora, que se materializa con los ceramistas que colaboran con la marca. En este caso, ella define la caricatura que los hace reconocibles, «dibujar un vaso en un vaso, con las típicas medidas de café que se utilizan en Málaga, pero como si lo hiciera la mano de un niño», explica Ramos, y abre el proceso para que cada artesano ponga su acento. De esa lógica han salido los platos con peces junto a Griselda y las obras que produce Juan Cobos. Icónicas son también las ilustraciones de Sara Maese, una artista que aporta una mirada única, visceral y propia de los rincones más reconocibles de Málaga. «A veces pienso una cosa y creo que va a salir bien, pero cuando los artistas me muestran el resultado es incluso mejor de lo que había imaginado», admite Ester que insiste en que, en muchos casos, «supone una oportunidad para ellos porque no tienen un trabajo fijo».

Así las cosas, la columna vertebral del proyecto son los procesos y las manos que los ejecutan. La mexicana Griselda Cárdenas, química de formación, tocó el barro por primera vez en 2009, «casi de forma accidental», en Zaragoza. Tras años de formación en reconocidas escuelas, desde 2016 cristaliza en Málaga una producción utilitaria cargada de simbolismo. «Cuando modelamos una pieza, aunque sea una vasija, está llena de emoción», explica, para reivindicar después la importancia de que «las personas valoren el trabajo de los artistas y artesanos que tantas horas invierten en cada pieza». En Temporánea comenzó entregando una escultura de la Farola y una paloma inspirada en una obra de Picasso. Ahora también hace platos de peces y los vasos de café, que «son todos diferentes» porque no trabaja con torno, algo «que provoca que cada persona se lleve una pieza única que de verdad creo que les hace sentir algo especial cuando la utilizan», señala.

Juan Cobos aporta otra visión. Viene de las Bellas Artes y se volcó en la cerámica hace una década. En su taller de Villanueva del Rosario –un pueblo de Málaga de apenas tres mil habitantes– alternas piezas únicas con productos para la tienda, como los vasos, y explora diferentes técnicas para «sacar a la cerámica de su espacio normal», explica el artista. «Estamos tan rodeados de tecnología, internet e inteligencia artificial que la gente está tirando por instinto a lo analógico», asegura, para poner en valor a continuación proyectos como el de Temporánea «que ofrecen la oportunidad de llevarnos casa una pieza única a un precio accesible para todos».

Primera exposición en Europa de Javier González Burgos

Por otro lado, la galería completa el concepto. En la calle Salinas 6, el espacio expositivo convive con el mostrador y las estanterías. El próximo 27 de septiembre, y durante un mes, coincidiendo con el aniversario de la tienda en este emplazamiento, el artista Javier González Burgos, con una larga trayectoria internacional, debutará por primera vez en Europa en esta galería. Y lo hará convencido de que Temporánea es «el mejor espacio que hay en Málaga ahora mismo», confesó a Ester. Otra novedad es que cada exposición tendrá su propio merchandising, como sucede en los museos, permitiendo a los visitantes llevarse «un trocito de la obra a través del souvenir».

El mosaico de colaboradores termina de darle forma a la tienda. Olga Gorbunova diseña pañuelos de seda confeccionados en Como; Pipa Goldsworthy, inglesa afincada en Andalucía desde hace tres décadas, moldea boquerones de cerámica que se han vuelto un éxito; el Taller Piccolo firma bolsos, pendientes y hasta parte del mobiliario de la tienda; la «espetaza» de María Monasterio ya es un clásico; y la ilustradora catalana, pero enamorada de Málaga, Eva Palomar, desarrolla de forma exclusiva colecciones de todas las capitales andaluzas. La diferencia, en resumen, está en el valor que lleva consigo cada pieza: historia, cultura y dignidad. En una Málaga saturada de oferta turística, entre bares para turistas y alguna que otra paella perdida, un pequeño local en la calle Salinas ha logrado darle la vuelta al concepto del souvenir.