
Caninos
¿Por qué algunos perros reaccionan ante ciertas personas y permanecen tranquilos con otras?
Una conducta común en muchos animales que genera dudas entre quienes conviven con ellos

Muchos dueños se sorprenden cuando su perro, tranquilo con la mayoría de desconocidos, reacciona con ladridos solo ante personas concretas.
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Aunque pueda parecer un comportamiento inusual, los especialistas aseguran que existen motivos claros detrás de estas diferencias.
Cuando el lenguaje corporal humano desencadena la alerta
Los perros interpretan el mundo principalmente a través de señales corporales. Una persona que camina de forma acelerada, establece un contacto visual intenso o mueve las manos de manera brusca puede resultarles intimidante.
Estas actitudes, aunque no tengan mala intención, pueden activar el mecanismo de defensa del animal.
Además, los perros perciben el nerviosismo o la tensión humana con mucha facilidad. El olor del sudor, la forma de respirar o una postura rígida les transmiten inseguridad, lo que puede llevarlos a ladrar como aviso.
El peso de las experiencias negativas
Un pasado complicado también puede influir. Perros que han sufrido malos tratos o situaciones estresantes pueden asociar determinadas características como una voz grave, un tipo de vestimenta o una postura concreta con momentos difíciles. Aun sin conocer a la persona, reaccionan por asociación.
La falta de socialización en la etapa de cachorro puede provocar que el perro sienta desconfianza hacia desconocidos, ladrando para aumentar la distancia y sentirse más seguro.
Cuando el problema nace en casa
No siempre la causa está en el entorno, a veces el propio guía refuerza el ladrido sin ser consciente. Prestar atención, acariciar o hablar al perro justo cuando ladra puede interpretarse como una recompensa. El animal aprende que esa conducta le trae beneficios, por lo que la repetirá.

Para corregirlo, los educadores recomiendan ignorar sistemáticamente el ladrido y premiar los momentos de calma. La constancia es importante para que el perro comprenda qué comportamiento se espera de él.
Entrenamiento y socialización
Las técnicas basadas en refuerzo positivo son especialmente útiles. Recompensar al perro cuando permanece tranquilo frente a personas desconocidas ayuda a construir nuevas asociaciones y reducir la reactividad.
La socialización temprana sigue siendo la herramienta más eficaz, acostumbrar al cachorro a diferentes entornos, ruidos y personas aumenta su seguridad y reduce el miedo en su vida adulta.
La raza también influye
La genética tiene su parte de responsabilidad. Algunas razas fueron seleccionadas durante generaciones para vigilar, alertar o proteger, lo que hace que tengan un umbral de ladrido más bajo.
No obstante, los expertos recuerdan que la predisposición no determina el destino, con educación constante, cualquier perro puede aprender a gestionar mejor sus reacciones.
Los ladridos selectivos suelen suceder por señales mal interpretadas, recuerdos negativos, falta de socialización o hábitos involuntariamente reforzados. Identificar la causa es el primer paso para ayudar al perro a sentirse más seguro y mejorar la convivencia.
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