
San Valero
La frase popular que se escucha cada San Valero en Aragón y sorprende fuera de la comunidad
Cada 29 de enero, Zaragoza celebra una tradición llena de historia, fe y sabor, donde la devoción religiosa y los roscones se convierten en los grandes protagonistas

Aragón es una tierra donde las tradiciones religiosas se reflejan en refranes, costumbres y celebraciones que perduran a lo largo de los siglos. Entre estas tradiciones se encuentra San Valero, patrón de Zaragoza, cuya festividad, el 29 de enero, se conmemora con actividades religiosas y culturales, pero también por su delicioso roscón del que proviene el refrán popular "San Valero, rosconero y ventolero".
Este refrán hace alusión al cierzo, el característico viento frío que suele soplar con fuerza durante esta época del año, y al roscón, el dulce tradicional que los zaragozanos disfrutan como parte de la festividad. Según se cree, la tradición del roscón podría remontarse a la Edad Media, cuando los nobles de cada localidad ofrecían migajas o alimentos a sus súbditos en días festivos. Con el tiempo, esta práctica evolucionó hacia la elaboración del roscón dulce.
El legado de San Valero en Zaragoza
San Valero, nacido en Zaragoza a mediados del siglo III, es una figura de gran importancia en la historia religiosa de la ciudad. Fue elegido Obispo de Cesaraugusta (la actual Zaragoza) y participó activamente en la consolidación del cristianismo en la región, acompañado por su discípulo San Vicente Mártir. Durante la persecución contra los cristianos bajo el mandato del emperador Diocleciano, San Valero fue desterrado a Enate, donde pasó sus últimos días hasta su fallecimiento el 29 de enero de 315.
Su papel como defensor de la fe cristiana y su vínculo con la ciudad lo llevaron a ser proclamado patrón de Zaragoza tras la conquista de la ciudad por Alfonso I en 1118. Desde entonces, cada 29 de enero, los zaragozanos celebran la festividad de San Valero con una mezcla de actos religiosos, actividades culturales y tradiciones gastronómicas. La ciudad se llena de vida con mercados, conciertos y eventos que rinden homenaje a su protector.
Símbolos de la tradición e identidad aragonesa
El refrán "San Valero, rosconero y ventolero" describe a la perfección las características de esta festividad y encapsula el carácter zaragozano. El cierzo, aunque a veces incómodo, es aceptado como parte inherente de la vida en Zaragoza, y el roscón, con su forma circular y su dulce sabor, representa la tradición comunitaria. Esta combinación de elementos culturales y naturales convierte la celebración en una experiencia única que refuerza el orgullo local.
Históricamente, el Roscón de San Valero comenzó a popularizarse en Zaragoza hacia el siglo XIX. En 1800 ya se documentaban tres establecimientos que elaboraban este postre de manera artesanal. Hoy en día, el roscón se encuentra en pastelerías de toda la ciudad, y su consumo es un ritual esperado por familias y amigos.
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