
Y un año de cárcel
Sentencia ejemplarizante en Aragón: hasta 10.000 euros por estallarle un jarra en la cabeza a la víctima
Antes de estampársela insultó a su mujer a gritos, y después le pegó una paliza

Fuerza física, armas blancas como machetes, cuchillos o barras de hierro, o cualquier utensilio que tengan a su alcance son, básicamente, las tres herramientas de las que se valen los violentos para perpetrar sus agresiones. La primera siempre acompañará a cualquiera de las siguientes. Son inherentes.
La fórmula de ‘fuerza física más cualquier utensilio a su alcance’ es la que puso en práctica el ecuatoriano A.G. un caluroso 23 de julio de 2023 en un apacible bar -menos esa tarde por su culpa- emplazado en el barrio San José de Zaragoza. Hoy, ya hay sentencia y reprimenda judicial por su violento comportamiento frente a atónitos camareros y cliente: le rompió una jarra de cerveza en la cabeza de la víctima y le pegó una paliza cuando este cayó al suelo.
Empezó persiguiéndoles
Si hubo razones, injustificables en todo caso, no han trascendido, pero lo cierto es que el violento ha reconocido los hechos mencionados ante el Juzgado de lo Penal número 3 de Zaragoza. Un proceso judicial en el que, además, se han descrito todos los detalles de lo que sucedió minutos antes de los hechos delictivos.
Los sucesos referidos se remontan a la madrugada de ese domingo de hace un año y medio. Entonces, en torno a las 00.30 horas, la víctima y su mujer paseaban tranquilamente al perro por la calle Escultor Félix Burriel. Calma que, rápidamente, se volvió tensa cuando se cruzaron en su camino con el atacante. En cuanto los vio, A.G., muy alterado y fuera de sí, no paró de gritar comentarios insultantes hacia la mujer. Según explican en el escrito de acusación, la víctima y su esposa decidieron poner distancia metiéndose en el interior del establecimiento de restauración emplazado en la mencionada vía mientras el agresor continuaba intimidándoles hasta que, en un momento dado, se acercó por detrás.
La víctima prefiere el dinero
Lo demás pasó muy rápido. No le dio tiempo ni a responder ni a girarse hacia su agresor. La jarra de cerveza impactó estrepitosamente en su cabeza y las patadas y los puñetazos llegaron segundos después, cuando el indefenso afectado cayó al suelo. Por el acoso y la desproporcionada agresión, las partes y el fiscal han acordado la condena de un año de cárcel para el ecuatoriano, así como el abono de 10.000 euros en concepto de indemnización por las secuelas físicas del denunciante. Acuerdo de conformidad favorable para el condenado: la acusación particular exigía para él hasta cuatro años de cárcel.
Porque el herido no solo recibió bastantes puntos de sutura en la cabeza, sino que también sufrió una fractura en el peroné, otra en la tibia y una luxación en el tobillo. 148 días, en total, necesito el agredido para rehabilitándose y recuperar la movilidad total tras la brutal paliza que, seguro, nunca olvidarán en el pequeño y tranquilo bar del periférico barrio de la capital aragonesa donde ocurrió tan desagradable suceso.
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