Esta ermita única en Asturias está construida sobre un dolmen de la prehistoria y esconde un intenso pasado

En el trascurso de la historia, las religiones dominantes han tendido a incorporar elementos de antiguas culturas y creencias. Y los monumentos megalíticos no han escapado a esta práctica. Así ocurrió con el cristianismo, por ejemplo, tal y como se puede distinguir en la construcción de iglesias que integran este tipo de componentes en su estructura, desde pinturas rupestres hasta dólmenes. Para ver un buen ejemplo de esto, viajamos hasta Asturias, porque esto último se encuentra precisamente en una ermita ubicada en una famosa localidad de esta región.

Cómo es esta construcción

Hablamos de la ermita de Santa Cruz, edificada sobre el túmulo que cubría un monumento funerario, en el barrio de Contranquil en Cangas de Onís, y cuyo interior alberga un dolmen que está formado por cinco grandes lajas. Estas, junto con otras dos losas un poco más pequeñas, delinean un rectángulo imaginario, siendo la mayor de estas losas la que conforma la cabecera del sepulcro.

Sobre este dolmen se erige la ermita desde el año 737 D.C., momento en el que el segundo rey de Asturias, Favila, y su esposa, Froiluba, ordenaron llevar a cabo la construcción de una capilla prerrománica en honor al padre del propio rey, Pelayo, y a la Cruz de la Victoria, la misma que él alzó durante la Batalla de Covadonga contra las tropas invasoras. Esa capilla original fue reemplazada por una nueva edificación en 1632.

Sabemos también, a tenor de lo que figura en la lápida fundacional reconstruida después de la Guerra Civil española, que la iglesia fue consagrada el 27 de octubre de ese mismo año. Asimismo, nos encontramos ante una iglesia que se podría corresponder con el primer templo cristiano erigido en Asturias después de la reconquista. En el año 1936 fue destruida con el fin de exponer el dolmen que la realeza había decidido conservar durante su construcción. Cabe decir que, gracias a las fotografías que se habían conservado del lugar, la ermita fue restaurada por segunda vez (la primera restauración tuvo lugar en 1633).

En la actualidad, la Cruz de la Victoria, símbolo por excelencia del Principado de Asturias, estando presente en su bandera, junto con la Alfa y la Omega, y escudo, se halla también en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, donde reside como una verdadera joya de la Edad Media.

En cuanto al dolmen, que hace más de 5.000 años marcaba este lugar como sagrado, puede ser visto desde el interior de la ermita, en una cámara de más de tres metros de altura construida con piedras de los ríos cercanos.

Monumento Nacional

Declarado Monumento Nacional en 1931, lo adornan motivos geométricos (incluyendo formas triangulares, líneas quebradas y patrones lineales), así como diferentes dibujos y grabados, si bien actualmente se encuentran en un estado de conservación precario. Todos esos arreglos, formas y elementos decorativos responden a una intención deliberada, alineada con los rituales neolíticos y sus significados. Además, como curiosidad, cabe destacar que del ajuar saqueado del dolmen se ha preservado un hacha pulimentada de gran valor, la cual actualmente se exhibe en el Museo Arqueológico de Asturias.

El monumento funerario de Santa Cruz es notablemente singular, comparable a otros megalitos pintados que se hallan en Galicia o en el norte de Portugal, por ejemplo. Y es que, según se dice, la práctica de pintar los dólmenes es exclusiva del occidente ibérico.