Consumo

«En muchas ocasiones prima más el interés comercial de la industria que la salud»

Alma Palau Ferré/ Presidenta del Consejo General de Dietistas-Nutricionistas de España (CGDN)
Alma Palau Ferré/ Presidenta del Consejo General de Dietistas-Nutricionistas de España (CGDN)larazon

Actualmente hay unos 9.000 dietistas-nutricionistas titulados en España. Sin embargo, la regulación de la profesión está aún en sus inicios. Apenas existen plazas públicas, no hay ninguna medida por parte del Gobierno para proteger al ciudadano del intrusismo sanitario o de la mala praxis en nutrición, y actualmente se cuestiona la colegiación obligatoria. Una profesión que queda indefensa, pese a la necesaria labor que desempeñan en la sociedad.

-¿Qué aspectos en materia de Nutrición considera más relevantes de este año?

-Sin duda, el informe sobre el consumo de las carnes rojas de la OMS y su relación con el riesgo de padecer algún tipo de cáncer, que coincide con las recomendaciones que llevamos haciendo los dietistas-nutricionistas durante años. La OMS ha sido valiente y ha cumplido con su deber. En España, tanto el Consejo General como la Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas son interlocutores válidos para comunicar dichos informes y hacer llegar el mensaje a los consumidores para que les ayude a interiorizar la importancia del hallazgo y les mueva a cambiar aquellos hábitos que pueden ser perjudiciales para su salud.

-¿Los españoles estamos «bien nutridos» o deberíamos mejorar algunos aspectos?

-En términos generales, los datos epidemiológicos indican que los españoles estamos sobre alimentados, ya que las cifras de sobrepeso y obesidad en España son elevadas. Una parte importante de la sociedad está excesivamente preocupada por las vitaminas y los minerales, a los que algunas marcas comerciales denominan «supernutrientes» y, por tanto, hablan de «superalimentos» cuando en realidad estas personas no sufren ninguna carencia, sino todo lo contrario. Por otro lado, tenemos en España una gran disponibilidad de alimentos saludables, pero consumimos en exceso aquellos menos saludables. Deberíamos reducir el consumo de alimentos procesados en general y apostar por los productos frescos, en especial frutas y verduras.

-La obesidad infantil sigue aumentando cada año. ¿Cómo se puede combatir?

-La clave está en que no existen políticas públicas globales que ataquen de raíz el problema. Existen iniciativas positivas y actividades autonómicas, locales y privadas, pero no hay unas políticas públicas que impliquen de manera obligatoria a todos los sectores de la cadena alimentaria. La presión de la publicidad debe cesar. Los estudios indican que la publicidad está directamente relacionada con los malos hábitos alimentarios de los más pequeños. Las medidas políticas deberían ser obligatorias (como sucede con la prohibición de fumar en lugares públicos) y no voluntaria.

-¿Hasta qué punto la industria alimentaria ayuda a conseguir una buena nutrición?

-La industria alimentaria tiene un papel crucial en la buena o mala alimentación de los ciudadanos. Su papel se podría concretar en: reformular los productos que contengan un exceso de grasa, sal o azúcares simples, mejorar sus productos todo lo posible, con la ayuda de profesionales como el dietista-nutricionista o el tecnólogo de alimentos; dar un mensaje publicitario que no confunda al consumidor (no nos referimos al etiquetado nutricional, sino al mensaje que suele aparecer con letras más grandes incluso que el nombre del propio producto) y dar un paso adelante y añadir a sus etiquetas las recomendaciones dietéticas del consumo de dicho producto, indicando el máximo diario o semanal del mismo.

-¿Cree que la industria está jugando bien su papel o sigue primando, en algunos casos, el interés comercial frente a la salud de los consumidores?

-Partiendo del hecho de que no toda la industria alimentaria es igual, en demasiadas ocasiones sí prima el interés comercial. En unos casos, ofreciéndonos productos cada vez más procesados, totalmente carentes de valor nutricional. Con lo que ello conlleva de restar apetencia por los alimentos más saludables. En otros, añadiendo nutrientes esenciales que ya contiene el alimento y vendiendo el producto a un precio mucho más elevado. Sin embargo, dentro de la propia industria existen diferentes sectores/marcas/empresas que diversifican su producción y sí se ofrecen alimentos saludables. Lo importante también es la educación de los ciudadanos para saber elegir.

-De cara a 2016, ¿qué propósitos deberían marcase los españoles en relación con la alimentación?

-Deberían reducir el consumo de azúcares simples y de grasas, que no significa comprar productos «light», dietéticos, «0,0», «bajos en» porque ese mensaje es engañoso. También deben optar por los alimentos frescos en lugar de procesados. Fíjense que cuando hablamos de saludable decimos alimento, y cuando es menos saludable decimos producto. Es importante que las personas identifiquen producto manufacturado y envasado como menos saludable que alimento fresco listo para cocinar.