Prevención

«La revolución de la longevidad es vivir y morir sanos gracias a la dieta»

Valter Longo es uno de los más prestigiosos investigadores del mundo en el campo del envejecimiento. Dirige el Instituto de Longevidad de la Facultad de Gerontología de la Universidad de California del Sur, donde también es profesor. La investigación es su pasión y los beneficios de este libro van dedicados a la beneficiencia.

Valter Longo / Bioquímico y autor de «La dieta de la longevidad»
Valter Longo / Bioquímico y autor de «La dieta de la longevidad»larazon

Valter Longo es uno de los más prestigiosos investigadores del mundo en el campo del envejecimiento. Dirige el Instituto de Longevidad de la Facultad de Gerontología de la Universidad de California del Sur, donde también es profesor.

-Acaba de publicar el libro «La dieta de la longevidad, comer bien para vivir sano hasta los 110 años». ¿Es un reto alcanzable?

-Estamos tan acostumbrados a relacionar la muerte con el cáncer, las dolencias cardíacas y otras enfermedades crónicas que pensar en «morir sanos» es imposible. Pues bien, ésta es la promesa de la revolución de la longevidad que impulsa la investigación con organismos simples, ratones, monos y humanos.

-¿Cuál es el secreto para lograrlo?

-La clave está en la combinación entre nutrientes y genes. La alimentación es el factor más importante que puede controlarse para vivir sanos y ejerce una influencia enorme en la posibilidad de vivir cien o incluso 120 años con buena salud.

-¿Qué pautas de alimentación debemos seguir para vivir más de cien años?

-La dieta ideal de la longevidad consiste en eliminar las proteínas animales o limitar mucho su consumo hasta los 65 años y a partir de esa edad aumentar la ingesta gradualmente; reducir al mínimo los azúcares, evitar comer grandes cantidades de féculas, como pan, pasta o arroz; comer pescado varias veces a la semana y tomar una buena cantidad de legumbres y verduras. Este tipo de alimentación es la que se ha observado en las regiones del mundo donde la población es más longeva.

-A esa dieta usted añade la realización de varios ayunos al cabo del año.

-Históricamente el ayuno periódico era muy común y nosotros ahora proponemos realizar unos tres ayunos al año para desintoxicar el organismo. Esta dieta empezaría con 1.100 calorías el primer día y el segundo, tercero, cuarto y quinto, 750 con unos alimentos determinados.

-¿Qué beneficios aporta el ayuno al organismo?

-Los estudios propios que hemos desarrollado demuestran la pérdida de más de 3,5 kilos, por lo general de grasa abdominal, que es la más peligrosa. Además, disminuye la glucosa si se tiene alta, también baja la tensión arterial y hace caer los niveles de colesterol, así como los de triglicéridos. Y en las personas que tienen esos índices ya de por sí bajos, los regula y los equilibra. Sin olvidar que logra destruir las células perjudiciales para dar paso a otras nuevas más fuertes y con valores más adecuados. En definitiva, supone una limpieza natural de nuestro organismo.

-Pero en nuestro país ese tipo de prácticas de ayuno no están recomendadas por los especialistas...

-En Italia costó un tiempo hacer entender a los profesionales y a la gente las bondades de este método. Esa mentalidad pronto llegará a España.

-¿Qué es lo que estamos haciendo mal con nuestra alimentación?

-El error es la simplificación, porque se dice que el azúcar es malo, que las grasas son perjudiciales... Pero eso es una equivocación. Lo peligroso es tomar demasiado azúcar, pero en su justa medida no, al igual que con las grasas, si se eligen las buenas, como el aceite de oliva.

-Sin embargo, la obesidad es la nueva epidemia... ¿Estamos a tiempo de revertir esta situación?

-Los padres tienen que tomar conciencia de la importancia de la alimentación y transmitírselo a los hijos. Las dietas efectivas a corto plazo acortan la vida a largo plazo y debemos dar ejemplo a las futuras generaciones. Si comen mal desde niños, su epigenética cambia y ya no hay marcha atrás.