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Sólo defectos de olor y sabor distinguen el aceite virgen del extra

Tanto el óleo de oliva virgen como el virgen extra son ricos en polifenoles, con gran poder antioxidante, un valor que pierden los aceites refinados

Aceite de oliva / Foto: Gtres
Aceite de oliva / Foto: Gtreslarazon

Tanto el óleo de oliva virgen como el virgen extra son ricos en polifenoles, con gran poder antioxidante, un valor que pierden los aceites refinados

El aceite de oliva es el oro líquido de la despensa española. Sin embargo, en el supermercado existen variedades que complican la decisión del comprador, sobre todo tras conocer el último informe de la Organización de Consumidores y Usuarios, OCU, que revela que el 48% de las aceites de oliva etiquetados como «virgen extra» (AOVE) no se merecen el adjetivo de «extra», pues no cumplen los requisitos que marca la normativa europea.

El posible fraude que denuncia la OCU –y que los productores de aceite niegan al alegar irregularidades de forma en el estudio– implica un incremento en el precio del producto que golpea de lleno en el bolsillo del usuario, pero, ¿qué repercusiones tiene en la salud optar por un aceite de oliva virgen o un virgen extra? «No implica ninguna diferencia en cuanto a sus bondades saludables, ya que ambos aceites son los de la máxima calidad, obtenidos a presión y sin someterse a alta temperatura ni refinamiento. La disparidad entre ambos es únicamente de carácter organoléptico: el AOVE tiene menos acidez y no puede presentar ningún defecto de olor o sabor, mientras que en el virgen sí se aceptan algunas imperfecciones», explica Primitivo Fernández, director de la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles, quien hace hincapié en que «la normativa europea se basa en un método de cata que implica un elevado grado de subjetividad que puede provocar errores».

En este sentido también se posiciona Marta Villarino, miembro del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Madrid, Codinma, quien detalla que «la diferencia entre ambos recae en la acidez. El AOVE no puede superar el 0.8° mientras que el virgen extra puede alcanzar hasta los 2° de acidez. Dado que los dos se elaboran de forma similar, la diferencia está en la aceituna. Sin embargo, no existen desigualdades en cuanto a sus beneficios para la salud. En ambos casos, gracias a la presencia de ácidos grasos monoinsaturados, vitamina E y polifenoles, con función antioxiodante, podemos evitar la oxidación de las células y disminuir la aparición de la placa de ateroma (implicada en procesos cardiovasculares), ya que ayuda a que el LDL (colesterol malo) no se deposite y forme esta placa».

Sin embargo, los expertos sí advierten de las desigualdades que existen entre los aceites refinados y los aceites de oliva virgen. «En esta comparación resulta fundamental la cantidad de polifenoles, que son las sustancias antioxidantes vinculadas con los efectos beneficiosos del aceite de oliva. El proceso de refinado elimina la mayor parte de los polifenoles, aunque ésta también puede variar significativamente entre distintos aceites de oliva, ya que la cantidad de los mismos en la aceituna es máxima justo antes del envero, es decir, en aceitunas verdes o empezando a enverarse. Por ello, los aceites de oliva verdes, de cosecha temprana, contendrán mayor cantidad de polifenoles», asegura Ana Zugasti, miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Por ello, a la hora de elegir entre los aceites vegetales disponibles en el mercado, Zugasti recuerda que «los menos saludables son aquellos que contienen más ácidos grasos saturados, como los aceites de coco, palmiste y palma».