Investigación científica

Una adecuada nutrición ayuda a tolerar mejor los tratamientos oncológicos

La alimentación es un factor clave para incrementar la calidad de vida durante el tratamiento. Si el paciente está bien nutrido, la capacidad de su organismo para metabolizar los efectos de la quimioterapia es mucho mayor

Una adecuada nutrición ayuda a tolerar mejor los tratamientos oncológicos
Una adecuada nutrición ayuda a tolerar mejor los tratamientos oncológicoslarazon

La alimentación es un factor clave para incrementar la calidad de vida durante el tratamiento. Si el paciente está bien nutrido, la capacidad de su organismo para metabolizar los efectos de la quimioterapia es mucho mayor

Alcanzar un buen estado de salud pasa, inevitablemente, por una buena alimentación. Sin embargo, existen situaciones en las que una adecuada nutrición se convierte en el complemento perfecto durante el tratamiento de multitud de enfermedades entre las que se encuentra el cáncer. «Si el paciente está bien nutrido la capacidad del organismo de metabolizar y aguantar los efectos de la quimioterapia y de los fármacos es mucho mayor», afirma el doctor Alfredo Carrato, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y director científico del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (Irycis). Por tanto, no es de extrañar que los objetivos nutricionales de este colectivo sean diferentes que para el resto de la población. Una afirmación que corrobora el doctor Miguel Angel Seguí, portavoz de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y oncólogo médico de la Corporació Sanitària Parc Taulì de Sabadell (Barcelona), quien explica que «lo que nos interesa es garantizar una nutrición correcta, variada, rica, cómoda y que nos ayude a tener reservas suficientes y un aporte energético adecuado para poder hacer el tratamiento de forma correcta».

Por ello, la presencia de un experto en nutrición «en los equipos multidisciplinares es muy importante, sobre todo en aquellos tumores que afectan a la cabeza y al cuello y que conllevan una desnutrición que se va produciendo poco a poco a consecuencia de la dificultad de tragar alimentos sólidos», advierte Carrato. Precisamente, la SEOM a través de su página web www.oncosaludable.es informa de que «tanto la evolución de algunos tumores (fundamentalmente aquellos que se originen en el área de cabeza y cuello, cáncer de esófago, de pulmón y de estómago), como los efectos colaterales de los tratamientos utilizados en el abordaje de su tumor (cirugía, radioterapia, quimioterapia, otros tratamientos neoplásicos) pueden empeorar la capacidad de un paciente para alimentarse. La prevalencia de malnutrición oscila entre el 15-40 por ciento en el momento del diagnóstico de cáncer y aumenta hasta un 80 por ciento en los casos de enfermedad avanzada».

Dificultades para tragar, falta de apetito, pérdida de gusto, diarreas, pérdida de peso o malnutrición son algunos de los problemas más habituales asociados con un proceso oncológico. Con el objetivo de facilitar el menú de estos pacientes, la Unidad de Cuidado y Consejo Oncológico (UCCO) del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela acaba de editar un libro con recetas y consejos de nutrición para ayudar a las personas con cáncer. «La alimentación es un factor clave que ayuda a las personas a incrementar su calidad de vida durante el tratamiento oncológico. Pueden darse situaciones en las que las personas pierdan el apetito, les cueste más ingerir alimentos o necesiten un mayor aporte calórico. Este recetario contempla todas esas situaciones a través de consejos específicos para cada problema», explica el doctor Pedro Salinas, jefe del Servicio de Oncología y la UCCO del centro madrileño, que ha validado las recetas desde el punto de vista médico.

Los purés y las cremas de verduras se presentan como la mejor alternativa para facilitar la deglución. Enriquecidos con carne o verdura, incrementan además su valor proteico y calórico, con lo que también contrarrestan la pérdida de apetito y ayudan a alimentarse bien con pocas cucharadas. En los casos más extremos «existen complementos ya preparados de alto contenido calórico y/o hiperproteico que nos pueden ayudar en los pacientes con un déficit importante. Si la vía oral está permeable y se puede utilizar, la realización de turmix con alto contenido en carne o pescado , todo ello muy pasado o el aporte de jugos de carne, por ejemplo, pueden ser de gran valor y así, de forma temporal, mitigar la falta de mayor ingesta», dice Salinas.

Entre los trucos para combatir la diarrea, el recetario propone el zumo de aloe vera y levadura de cerveza como un remedio natural astringente. Y, en muchos casos, se proponen condimentos específicos, como la sal rosa del Himalaya, para resaltar el sabor. «El hecho de comer correctamente ayuda a los pacientes a recuperar fuerzas, a afrontar mejor los tratamientos y a tener una mejor calidad de vida. Pero también es importante que la comida nos entre por los ojos. En este sentido, el recetario propone unos platos realmente apetitosos», añade Salinas.

De todo

Al contrario de lo que se pueda creer, la dieta de estos pacientes no tiene por qué esconder grandes misterios ni apostar por unos u otros alimentos. En este sentido, Carrato advierte de que «hay veces en las que los pacientes están obsesionados con que tienen que comer mucho para aguantar los tratamientos y no es cierto. Deben comer normal e, incluso, no pasa nada por dejar de comer y que sólo ingiera líquidos, por ejemplo, dos días en pleno proceso de la quimioterapia porque puede que no tenga hambre». Esta misma opinión la comparte Seguí, quien añade que «estamos en un momento de exceso y no nos preocupa un alimento en concreto, sino que la dieta general sea rica, variada, nutritiva y energética, por lo que no tiene sentido demonizar ningún producto en concreto». Precisamente, el impacto de la nutrición en el campo oncológico ha sido terreno abonado para los bulos y los productos falsamente milagrosos. «Cíclicamente aparece algún nuevo alimento milagroso, como las bayas de goyi o frutas tropicales como el noni, cuyas supuestas propiedades carecen de fundamento científico alguno», afirma Salinas.

¿Y la soja?

Sin embargo, el consumo de soja, sobre todo en mujeres con tumores ginecológicos, siempre ha estado rodeado de cierta polémica. Sobre este aspecto, Seguí explica que «hay que diferenciar entre la soja alimentaria como los brotes de soja y similares de lo que son los extractos de soja que se emplean en complementos alimenticios y en algunos alimentos como los lácteos. Tal y como vemos en las poblaciones del sudeste asiático, la ingesta de soja alimentaria en la niñez y adolescencia protege frente al cáncer de mama, pero la preocupación viene porque a nivel de laboratorio añadir extracto de soja a un cultivo celular de cáncer de mama favorece su crecimiento. Pero a nivel del uso de soja en la población general con pacientes con cáncer de mama no hay efecto beneficioso ni perjudicial, pero por precaución recomendamos no abusar, ya no tanto de la soja alimentaria, sino del extracto de soja».

Otro aspecto es la obesidad tanto desde el punto de vista de la prevención del cáncer como cuando se padece la enfermedad. «Si hay un exceso de grasa y una falta de masa magra conlleva a que cuando hacemos el cálculo de la dosis de tratamiento según la altura y el peso, en las personas obesas a veces se produce una mala dosificación y, según demuestran algunos estudios, se asocia con peor respuesta al tratamiento», concluye Seguí.

Claves para evitar la desnutrición

-Fraccionar la dieta: pueden realizarse desde seis hasta 10 comidas, porque es preferible hacer tomas de menor aporte para que el cuerpo vaya digiriendo los alimentos.

-Variar la dieta: tomar distintos tipos de verduras, por ejemplo, y modificar la forma de cocinarlas. Es importante evitar la monotonía.

-Cambiar la rutina de las comidas: comer en distintos sitios de la casa (en la cocina, el salón...) e intentar proporcionar compañía al paciente, aunque es recomendable elegir ambientes tranquilos y relajados.

-Apostar por sus alimentos preferidos: procurar que el paciente coma a las horas de mayor apetito y sobre todo alimentos que sean de su agrado.

-Consumir más pescado que carne: y alternar pescados azules (bonito, salmón...) con los blancos (merluza, gallo...).

-Reforzar la ingesta de legumbres: son una fuente importante de fibra y se pueden comer cocidas, en ensaladas o combinadas con arroz, por ejemplo.

-Cinco frutas o verduras al día: hay que procurar que una de las verduras sea en forma de ensalada (cruda). Podemos optar por alimentos de temporada.

-Beber abundantes líquidos: especialmente agua –dos vasos- entre las comidas. Y para recuperar las sales minerales perdidas, es recomendable el consumo de sueros de rehidratación oral. Además, se pueden beber licuados, bebidas vegetales como zumos, cremas de verduras, yogur batido e infusiones.

-Evitar acudir en ayunas a los tratamientos: excepto en los casos que le indiquen lo contrario.

Fuente: CinfaSalud