Enfermedades

Buscan replicar la terapia del único enfermo curado de sida

En la búsqueda de una cura del sida, un equipo médico ha probado en animales una terapia experimental para tratar de emular el proceso por el que pasó Timothy Ray Brown, conocido como el «paciente de Berlín», la única persona curada de VIH.

Guido Silvestri, de la Universidad de Emory en Atlanta (EE.UU.), y su equipo han investigado la contribución que tuvo la radiación en el proceso al que fue sometido Ray para eliminar las células infectadas por el virus de inmunodeficiencia humana.

Las conclusiones, que se publican en la revista Plos Pathongens, apuntan a la influencia que puede tener la quimioterapia aunque no definitiva para la cura del VIH, si bien indican que se necesitan más investigaciones por lo limitado del experimento.

El caso de Brown es único en el mundo, no sólo por el resultado sino por su complejidad, puesto que después de diagnosticarle el virus los médicos detectaron una leucemia mieloidea aguda, un tipo de cáncer que afecta al sistema inmunológico.

Además del tratamiento con retrovirales, Brown fue sometido a radiaciones de quimioterapia y radioterapia y recibió un trasplante de médula ósea de un donante con una mutación que suprime la función del gen CCR5, que codifica una proteína que facilita la entrada del VIH en las células humanas.

Tras el tratamiento, no sólo se curó de la leucemia, sino que sus niveles de VIH disminuyeron a niveles casi indetectables y se han mantenido así incluso después de haber dejado de tomar los medicamentos para mantener el virus en niveles bajos (antirretrovirales).

Los investigadores sometieron a tres monos al mismo proceso que Brown para tratar de averiguar qué paso en el tratamiento del cáncer pudo ser el responsable de la mitigación del VIH.

Los monos fueron infectados con el modelo animal de Simian Virus de Inmunodeficiencia (SIV, un pariente cercano del VIH que infecta a primates y causa una enfermedad similar al sida).

Posteriormente fueron tratados con antirretrovirales, sometidos a radioterapia y recibieron un trasplante de células madres de su propia médula ósea antes de que los animales fueran infectados.

Los investigadores comprobaron que la radiación acabó con la mayoría de sus células afectadas, incluyendo entre el 94 y el 99 % de las células madre del tipo denominado CD4, blanco principal de la infección por VIH en la sangre, que contienen el receptor CCR5.

Además, semanas después del trasplante detectaron células inmunes, lo que según los investigadores demuestra el éxito del trasplante, que no produjo rechazo a los animales y al que siguieron sesiones de radiación.

No obstante, al dejar de administrar los antirretrovirales los animales volvieron a desarrollar el virus a niveles anteriores en dos de los tres animales.

El tercero sufrió una insuficiencia renal por la que tuvo que ser sacrificado y en la autopsia encontraron que todavía tenía señales del virus en los tejidos, por lo que ninguno de los tres se curó por completo.

El estudio sustenta la idea de que aunque no es suficiente para eliminar el virus, la radiación puede reducir los niveles de VIH, si bien subraya la importancia que tuvo la mutación del donante de médula en el caso del «paciente de Berlín».