Hospitales
El proyecto «Imatgina» humaniza las pruebas radiológicas infantiles
Someter a un niño a una prueba radiológica no sólo es un trance para el pequeño, sino también para sus padres y hoy día ya existen fórmulas para mejorar esta experiencia. El proyecto «Imatgina» trata de borrar del imaginario de los niños los «efectos secundarios» de un momento triste en sus vidas.Con salas llenas de color, con música, y con un equipo de profesionales que pretenden que pasar una prueba radiológica no se convierta en un trauma para el pequeño, acoge el Hospital Vall D’Hebrón de Barcelona a la población pediátrica que precisa estudios de imagen.
«Imatgina» es el fruto de un trabajo conjunto de la Fundación Philips, la Fundación CurArte y el Servicio de Radiología del hospital. Además de crear un entorno amigable para los niños mediante un concepto integral de ambientación, incorpora elementos de educación y «gamificación», los pilares diferenciadores de esta iniciativa. Manel Escobar, jefe de Servicio de Radiología Pediátrica del Hospital Vall d’Hebron, «este proyecto mejora la experiencia del niño ante la prueba radiológica porque lo hace partícipe del proceso. Y esto no es sólo beneficioso para el paciente, sino que también para los familiares y profesionales, que se encuentran con un paciente más relajado y con grandes expectativas sobre lo que se va a encontrar en la sala de radiología. Gracias a esta iniciativa hemos logrado reducir en un 75 por ciento la dosis de anestesia, que con frecuencia es suministrada a los pacientes cuando se encuentran nerviosos y no nos permiten realizar prueba en condiciones».
Junto a los pacientes
Las pruebas de diagnóstico son una fuente de ansiedad y miedo para los pacientes pediátricos, sus padres y cuidadores. A la ya compleja situación que implica un problema de salud y la incertidumbre ligada a su diagnóstico, existe en general un elevado desconocimiento de las pruebas y de la tecnología usada, que puede resultar imponente para un niño. Por ello, se pusieron en marcha entrevistas personalizadas a niños y padres, así como «focus groups» con profesionales. De este modo, el proyecto pudo profundizar en las circunstancias que rodean este tipo de pruebas. Se constató que la falta de información y de entornos amigables y lúdicos son elementos que convierten estas experiencias en negativas. A la luz de esta información, se desarrollaron una serie de herramientas para impactar positivamente en el bienestar de los pacientes y sus familias.
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