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Ya es posible recuperar recuerdos perdidos

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Ya es posible recuperar recuerdos perdidoslarazon

Los científicos demuestran en ratones que pueden ser reactivadas trazas celulares de la memoria para recordar cosas que dábamos por perdidas

¿Adónde van las memorias perdidas? ¿Hay algún espacio que recoja los que un día fueron recuerdos, experiencias, sueños y que hoy hemos olvidado? La ciencia lleva siglos preguntándose algo parecido. Si la memoria tiene un sustrato físico, si responde a fenómenos químicos y neurológicos que dejan huella, ¿por qué a veces el olvido es irreversible? ¿Es que se borra la experiencia vivida para siempre o simplemente no somos capaces de rescatarla del lugar en el que está archivada?

Una espectacular investigación publicada en la revista «Science» podría dar respuesta a estas dudas. Científicos del Centro RIKEN de investigaciones neurológicas en Japón han demostrado por primera vez en ratones que las experiencias olvidadas permanecen en algún lugar del cerebro y que las trazas celulares de la memoria pasada pueden ser reactivadas para recordar cosas que dábamos por perdidas para siempre. La intención del experimento era saber si la amnesia está causada por un fallo en el modo en el que guardamos la memoria o por la imposibilidad de recuperar esa información guardada. Es decir, ¿olvidamos las cosas porque no las sabemos almacenar bien o porque no somos capaces de rescatarlas del «cajón» en las que las guardamos?

Para averiguarlo, los expertos trabajaron con ratones amnésicos. Pero ¿cómo se fabrica un ratón amnésico?

En primer lugar educaron a los animales para reaccionar a una suave descarga eléctrica en un entorno. Luego, una vez llevados a otro entorno simularon que se aplicaban las mismas descargas y observaron si el ratón recordaba la desagradable sensación. De ese modo, pudieron identificar las neuronas activadas durante la generación de recuerdos. El tercer paso fue inyectar a unos animales una sustancia química que inhibe la actividad de ciertas neuronas y provoca amnesia retrógrada y a otros una simple solución de placebo. Evidentemente, los ratones amnésicos volvían a los lugares donde se les había aplicado la descarta sin recordarla mientras el resto se negaba a transitar por esas zonas que les recordaban una mala experiencia.

El último paso de la investigación fue aún más sorprendente: a los ratones amnésicos se les reactivó de manera artificial el set de neuronas utilizado para recordar las descargas. Usando tecnologías de optogenética, los neurólogos pudieron enviar unas micropulsaciones de luz azul a esas neuronas en concreto. Y los ratones volvieron a recordar; volvieron a alejarse de los lugares donde sabían que les iba a ocurrir algo desagradable.

Es decir, la amnesia inducida no había borrado los recuerdos sino que había inhabilitado la capacidad de rememorar las escenas. Un ratón amnésico no «pierde» la memoria, pierde la capacidad de recrear en la mente los acontecimientos que sí están guardados en la memoria. Es como si tuviéramos los recuerdos archivados en el ordenador de nuestra casa y perdiéramos la clave de acceso. La información está ahí, pero no podemos rescatarla.

Los investigadores proponen que existe un grupo de células que trabajan específicamente para el almacenamiento de memorias y otro para trazar el camino hacia su recuperación. Evidentemente, el hallazgo tienen implicaciones dramáticas en los futuros estudios sobre enfermedades como el Alzhéimer ya que abre la vía al uso de terapias que permitan activar mediante impulsos ópticos las células dañadas, esas células en las que sabemos que residen los recuerdos pero que permanecen silentes por alguna dolorosa razón.