Actualidad

Juego de Tronos

¿Cuáles son los principales rasgos psicológicos de los protagonistas de Juego de Tronos?

Un análisis exhaustivo analiza cada personaje, porqué actúan como lo hacen y qué características personales les definen

Fotograma del último capítulo, ‘The bells’
Fotograma del último capítulo, ‘The bells’larazon

Un análisis exhaustivo analiza cada personaje, porqué actúan como lo hacen y qué características personales les definen

Ismael Cerón Plaza, psicólogo y psicoterapeuta de Augesis y cofundador de Aile Psicoterapia, analiza para A TU SALUD, cómo es cada personaje de Juego de Tronos.

No es difícil identificarse y sentir cariño y admiración por Jon. Su biografía y su trayectoria personal nos hacen empatizar con un personaje que representa como ningún otro los valores de justicia, equidad, compañerismo, lealtad, humildad y fidelidad. Jon ha convivido a lo largo de su vida con la idea de no pertenecer del todo a su familia (no olvidemos que siempre fue “el bastardo”). Creció con una madrastra que le miraba con recelo dado que representaba el fruto de la infidelidad de su marido, y un padre que era un referente de nobleza pero que no podía relacionarse con él del mismo modo que con el resto de sus hijos por todo lo que Jon representaba. Cabe pensar que esto pudiera provocar que se constituyera en Jon una personalidad con dificultades en el área del apego y del narcisismo, habiéndole faltado una mirada de aceptación por parte de sus figuras afectivas principales para hacerle sentir que es alguien querible de forma incondicional. Es fácil detectar en Jon una mirada triste que pareciera ser el reflejo de un sentimiento de “orfandad” que anida en su alma al no sentirse igual que sus hermanastros (motivo por el que debe ir a vivir al Muro), por mucho que los Stark manifestaran muestras de afecto hacia él. Aun así, su nobleza le hará mostrarse siempre leal a su familia por el agradecimiento que siente al ser acogido por ellos.

Aunque a lo largo de la serie vemos como Jon pasa a convertirse en un eje fundamental en los relatos que se cuentan, él nunca da muestras de egolatría, soberbia o narcisismo descompensado. Su naturaleza no está relacionada con la ambición de poder, sino con la bondad, la justicia y la libertad. Representa el líder social justo que todos anhelamos en una sociedad en la que cada vez nos cuesta más confiar en la buena intención de nuestros gobernantes.

La evolución del personaje de Sansa Stark representa de manera clara una capacidad psicológica fundamental para vivir razonablemente bien en la vida: la resiliencia. Este concepto lo define la RAE como “la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. En ocasiones, las circunstancias difíciles o los traumas permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes y que el individuo desconocía hasta el momento.”

Sansa nace en el seno de una familia importante, desde muy pequeña siente que es la elegida para ser la esposa del futuro rey de los 7 reinos, aspirando a una vida llena de facilidades y reconocimientos. Sin embargo, el destino le tiene preparado una terrible travesía por el desierto en las que será víctima de múltiples situaciones de violencia extrema: violaciones, vejaciones y humillaciones varias. Pese a todo eso, a raíz de tan traumáticas experiencias, desarrolla una

capacidad innata para adaptarse al rumbo de los acontecimientos, aprendiendo a hacer una buena radiografía de lo más grandioso y lo más misero del ser humano. Esta capacidad le servirá para ser estratega, mover bien sus fichas, no rendirse ante las adversidades y saber revertir adecuadamente las situaciones hostiles a su favor.

Representa como nadie “la pérdida de la inocencia” y el proceso de hacerse mayor, algo tan sumamente difícil en la vida cuando has crecido pensando que todo lo merecías porque sí.

O como ser dueña de tu vida, al margen de lo que la sociedad espera de ti. Arya nace en un mundo donde los roles de género están muy definidos, dejando un margen muy estrecho a como deben comportarse tanto los hombres como las mujeres. Sin embargo, Arya, que podía haberse acomodado en su rol de hija de familia influyente en el poder, decide seguir su instinto, ser ella misma y hacer con su vida lo que quiera, aunque no sea eso lo que se espera de ella. Descarta la vida de mujer que se encuentra un marido y forma una familia, sabe que eso no va con ella, decidiendo dedicar su vida a ser una luchadora, algo únicamente destinado al mundo de los hombres. Desde muy pronto sabrá que su pasión y motor en la vida va ligado al mundo de las espadas, y busca convertirse en quien siempre quiso ser. Y es que pese a ser de una estatura pequeña, y rodeada de un mundo de hombres corpulentos y armados, su convicción acerca de sus capacidades en el arte de la lucha es ciega. La firmeza en sus ideas y sus convicciones le llevará a ser alguien muy temible y peligroso para sus rivales.

El maltrecho destino que vive buena parte de su familia hace que desarrolle una personalidad marcada por la venganza como mecanismo de justicia. A lo largo de la serie muestra como el ajusticiamiento acaba convirtiéndose en el leit motiv de su vida, presentando un elevado y particular sentido del honor, de la equidad y de la justicia. También muestra en distintas ocasiones una gran sensibilidad hacia el más débil, mostrándose empática con los desfavorecidos.

La personalidad de Tyrion es compleja e interesante a partes iguales. Representa como nadie el valor de la “inteligencia”, mostrándose muy consciente de las grandezas y miserias del ser humano. A lo largo de la serie le vemos hacer gala de su capacidad para prever los pensamientos, las emociones y las conductas de propios y extraños, lo que hace que sea un aliado muy cotizado para todos aquellos que aspiren a presidir el trono de hierro. Su historia personal es altamente compleja.

Es el tercer hijo de una familia que tiene como principal valor la aspiración a gobernar y la ambición de poder. Su llegada al mundo hace que su familia, a excepción de su hermano Jaime, sienta hacia él un rechazo frontal y visceral, principalmente por dos motivos: su enanismo (que le hace ser percibido como un monstruo) y la muerte de la madre de la familia en su parto. Desde que nace tiene la sensación que su existencia mancha el linaje de su familia, creciendo en un clima carente de afecto, y conviviendo con sentimientos de vergüenza y culpa de forma habitual. Pese a todo, son varias las ocasiones en las que muestra su deseo de ser aceptado por su familia. Parece que el vínculo sano que si existe con su hermano hace que, junto con su audacia e inteligencia, sea capaz de ser un verdadero superviviente, tanto a nivel físico como nivel mental y emocional. En su caso, al igual que le ocurre a Sansa Stark (quizá por eso siempre hubo mucha complicidad entre ellos), su capacidad de resiliencia es asombrosa, especialmente al haber crecido en un contexto tan hostil a nivel afectivo y emocional.

En el mundo medieval que nos presenta Juego de tronos donde la fortaleza física es un valor muy importante, Tyrion es capaz de sobrevivir de forma magistral, recordándonos a todos la importancia de tener una cabeza bien amueblada para sobrevivir y tener éxito en la vida.

Representa con claridad meridiana dos aspectos de la naturaleza humana: la ambición de poder y el lado más animal de la maternidad. A lo largo de su historia ha vivido en un mundo donde los hombres son los destinados a ostentar el poder. Ella, por ser mujer, no tenía derecho a ejercerlo. Su destino desde muy joven era ser moneda de intercambio para que la familia obtuviese una posición más influyente en el poder, siendo instrumentalizada por su padre obligándole a casarse con alguien a quien no amaba. En cuanto a su madre, la perdió de forma repentina tras dar a luz a su hermano enano, generando una relación de profundo rechazo hacia él y culpándole de la pérdida de su progenitora. Por tanto cabe esperar que el clima familiar en el que Cersei creció era de soledad, rechazo, carencia de afecto y ausencia de valores morales, sobrevalorando de forma importante todo lo relacionado con lo material y con el poder. El único familiar por el que siente algo más parecido al afecto es hacia su hermano gemelo Jaime, con quien mantiene relaciones incestuosas sin ningún remordimiento de conciencia, dando muestras de su particular visión acerca de la moralidad.

La ambición de poder siempre ha estado ligado a su familia, y en ese sentido, Cersei se muestra muy “Lannister”, identificándose plenamente con ese deseo de poder y sometimiento. Para ello, no tiene ningún escrúpulo en utilizar todo lo que este a su alcance para conseguirlo, instrumentalizando a las personas y tratándolas como peones en un tablero para satisfacer sus intereses, consiguiendo con éxito ascender a lo más alto cuando no había nacido para ello. Por tanto, podríamos concluir que se trata de una personalidad con marcados rasgos psicopáticos, antisociales y narcisistas, con una ausencia absoluta de empatía por el sufrimiento ajeno. Otro de los aspectos que la caracterizan es la fiereza con la que vive su maternidad. Representa la madre leona que hará todo lo que esté a su alcance para preservar el bienestar de sus hijos, así como que asciendan al poder. A lo largo de la serie se ve como para ella sus hijos representan una extensión de ella misma y de su propio narcisismo. También el rol materno que tan marcado está en su personalidad puede estar muy relacionado con la herida interna que vivió ante la temprana muerte de su propia madre.

La personalidad de este personaje es altamente compleja, mostrándonos múltiples matices psicológicos a medida que avanza la serie.

Si echamos un primer vistazo de forma superficial a Jaime, podemos confundirnos pensando que solo representa el arquetipo de luchador poderoso y sádico capaz de matar a quien sea por ascender al poder (por algo tiene el apodo del Matarreyes). Sin embargo, son múltiples las ocasiones en las que éste nos demuestra que, lejos de tener como principal objetivo la ambición de poder, su vida girará en torno a satisfacer los deseos de su hermana gemela Cersei.

La pasión tóxica y ceguera irracional que siempre sintió hacia ella hizo que a menudo se contaminara de la vileza de su hermana, haciendo mostrar al mundo un Jaime tirano, frío y manipulador. Sin embargo, en muchas ocasiones, especialmente cuando se encuentra lejos de su hermana, da sobradas muestras de empatía y sensibilidad hacia el prójimo, pudiendo ponerse

en la piel del otro y estableciendo relaciones con un marcado tinte emocional. Ejemplos de ello hay varios: siempre fue afectuoso con su hermano Tyrion pese a que su familia no comulgaba con él, trató de forma emocional y afectiva a su amiga y amante Brienne, estableció una relación de amistad genuina en muchos momentos con Bronn.

Todo ello da muestras de un Jaime con un mundo interno rico y profundo, presentando un sentido del honor y de la justicia más humano de lo que pudiera parecer. Sin embargo, la dependencia tan marcada que siente hacia la figura de su hermana le hace colocarse casi siempre en un plano de sumisión, estableciéndose entre ambos una marcada relación de dominante (Cersei)- sometido (Jaime) que hace que éste se desdibuje y de muestras de un “self” más fragmentado de lo que puede aparentar en un primer momento.

La personalidad de Daenerys tiene muchos aspectos compatibles con lo que en psicología se denomina “estructura psicótica”. Su padre es conocido como el “Rey loco”, por lo que podemos intuir que quizá su salud mental podría haber estado dañada y que eso condicionase la manera de criar a su hija. Además, a lo largo de su vida vemos como Daenerys es instrumentalizada y obligada por su hermano a casarse con alguien a quien desconoce y que la viola. De aquí podemos inferir que los lazos familiares han sido una fuente de sufrimiento importante en la constitución de su personalidad, especialmente en el área del apego y en el terreno de lo afectivo/emocional.

Posteriormente se queda embarazada, pierde al hijo, y cuando finalmente ya se enamora de su marido, éste se muere en sus brazos. Para más ingredientes desestabilizantes, es madre de tres dragones, hecho que le termina de convencer de que ella es “la elegida”, una especie de iluminada que ha venido al mundo a salvar al pueblo de la tiranía y la opresión. Las muestras de omnipotencia y megalomanía son constantes en su personalidad, desarrollando de forma vertiginosa un peligroso delirio de grandeza.

Tras conseguir un sólido ejercito que defiende su causa, haberse dejado la piel en luchar por lo que cree y ver como dos de sus dragones son asesinados por el camino, va viendo progresivamente como las personas en las que confía la traicionan de una u otra forma, percibiendo como sus más allegados no son tan fieles a su causa. La reacción a todo esto es absolutamente desproporcionada, pero quizá comprensible y esperable en una estructura de personalidad gravemente dañada. El delirio megalómano en el que ella vive es la muestra clara de su grave estado de salud mental.