Educación

Entre un 5 y 8% de niños padecen dislexia, que puede conducir a una depresión

Entre un 5 y un 8 % de los escolares padecen dislexia, un trastorno neurológico que puede conducir a padecer baja autoestima e incluso depresión.

Según ha explicado el director del máster de Dificultades de aprendizaje y trastornos del lenguaje de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), Llorenç Andreu, la dislexia se identifica por las dificultades para reconocer las palabras o para decodificar bien las letras y una lectura muy lenta.

Según Andreu, su origen es genético y se caracteriza “por dificultades en el reconocimiento preciso de palabras, problemas de ortografía y decodificación que pueden desencadenar trastornos emocionales y fracaso escolar”.

Andreu ha advertido, con motivo de la celebración ayer del Día Mundial de la Dislexia, que este trastorno va más allá de una dificultad específica del lenguaje.

“Diferentes investigaciones muestran una alta correlación entre los niños con problemas de lectura y el fracaso escolar, las cifras varían entre el 55 y el 80 % dependiendo de los criterios del estudio y del país donde se han hecho”, ha dicho el experto.

Algunos de los síntomas para detectar si un niño es disléxico son: la dificultad para relacionar letras y sonidos y descifrar palabras aprendidas; invertir letras, números y palabras; comprensión lectora pobre; confundir palabras que se parecen fonéticamente; dificultad o retraso para memorizar los números, el abecedario, los días de la semana, los colores y las formas.

“Esta dificultad en la lectura puede provocar trastornos emocionales como baja autoestima, depresión infantil, estrés, ansiedad y pérdida de motivación para las actividades escolares en un alto porcentaje de niños”, ha afirmado Andreu.

Según el especialista, “diferentes estudios han demostrado que la dislexia tiene un carácter hereditario, sin embargo con una intervención adecuada se puede mejorar la velocidad lectora hasta niveles funcionales. La influencia de un ambiente adecuado y de un trabajo específico es fundamental para disminuir la incidencia de este trastorno”.

Para el experto en trastornos del lenguaje, “la intervención debe ser tan precoz como sea posible y debe combinar un trabajo coordinado entre maestros, especialistas y padres”.

Andreu ha recomendado centrarse en “trabajar la conciencia fonológica, es decir, trabajar la relación entre sonidos y grafías con juegos como ‘Si le quitamos / sustituimos un sonido suena ...’ o ‘busca palabras que empiecen, contengan, acaben en ...’”.

También recomienda trabajar la correspondencia grafema-fonema, es decir, el conocimiento del nombre y el sonido de cada letra, y mejorar la velocidad lectora con ejercicios para la identificación rápida de palabras o la representación gráfica de letras y palabras.

Ayudar a los niños a mejorar el ritmo de la lectura, darles pautas para estructurar un texto escrito o poner especial atención a los signos de puntuación y proponerles técnicas de estudio con pautas como leer, subrayar, hacer esquemas, memorizar, repasar y herramientas tecnológicas como ordenadores o correctores ortográficos, son otras de las recomendaciones.

En los últimos 25 años, las investigaciones sobre la dislexia y las políticas educativas de los países más desarrollados en el ámbito educativo han avanzado mucho, pero “en España la práctica escolar y la investigación todavía viven demasiado de espaldas”, según ha denunciado Andreu.

“No hay prácticamente transferencia entre los avances científicos y la forma en que se enseña a leer en las aulas y como se atiende a los niños con dislexia”, ha advertido el profesor Andreu.