Cáncer
Inmunoterapia: «Reactivar» el organismo ya es una opción sólida para frenar el cáncer
Reiniciar el organismo para luchar contra el cáncer ya no es una opción de laboratorio. Tras más de una década buscando la forma en la que «estimular» las defensas, en la cita internacional de la oncología (ASCO, por sus siglas en inglés) se consolida la inmunoterapia como un arma para acabar con las células tumorales. Los nuevos fármacos ocupan la mayoría de los debates médicos, porque, una vez demostrada su eficacia y su seguridad, el siguiente paso es saber cómo –solo o en ecombinación– y en qué momento emplearlos, primera línea, como rescate.
Los oncólogos tratan de despejar las incógnitas. La mayoría se muestran esperanzados, porque aseguran que se encuentran ante una nueva era en la terapia oncológica, aunque se mantienen prudentes. Para algunos aún es pronto para asegurar que con la llegada de estos nuevos fármacos se va erradicar la enfermedad, pero sí se muestran seguros de poder cronificarla y evitar las muertes. Recientemente en la revista «Cell», los investigadores James Allison y Padmanee Sharma, del centro MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas (EE UU) sentaban las bases del uso de estos nuevos fármacos: combinados con las terapias dirigidas. «Aumentar la financiación a las terapias combinadas será clave para el desarrollo de tratamientos que sean efectivos para más pacientes y para más tipos de cáncer», apuntan los investigadores. En este sentido, Allison y Sharma apuntan que los fármacos que tratan las mutaciones específicas que causan el cáncer han representado un paso importante para dejar atrás el «uno sirve para todos» de la quimioterapia y la radioterapia, que tienen importantes efectos secundarios.
Hitos
Los primeros beneficiados en esta nueva etapa terapéutica son los pacientes que sufren tumores agresivos y con escasa posibilidad de sortear la muerte. El melanoma, el tumor cutáneo que cada año acaba con mil vidas en España, ha sido el primero en contar con una terapia inmunooncológica que ha demostrado su eficacia. Los primeros resultados de ipilimumab –Bristol Meyers Squib– veían la luz hace unos años en ASCO y hoy en la sesión plenaria un estudio que baraja la posibilidad de uso solo o acompañado –junto a nivolumab, también de Bristol Meyers Squib– desvelará los últimos éxitos cosechados para un uso en primera línea. Apenas hace un mes que los datos de eficacia y seguridad de estas moléculas veían la luz en el Congreso de la Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer (ACCR, por sus siglas en inglés). Hasta un 22 por ciento de tasa de respuesta completa en pacientes con melanoma metastásico que no habían recibido ninguna otra terapia de forma previa y una respuesta objetiva del 61 por ciento con la combinación de ipilimumab y nivolumab.
Tras el melanoma, llegaron los ensayos en pacientes con tumores de pulmón de fatal pronóstico, páncreas, colorrectal y cabeza y cuello, entre otros. Sobre ellos se recopiló ayer una serie de trabajos, los más relevantes según las autoridades científicas de ASCO. Uno de ellos es un pequeño estudio sobre un marcador genómico que podría ayudar a determinar qué pacientes con colorrectal y otros tipos de tumores se beneficiarán de los fármacos de inmunoterapias dirigidos a la proteína PD-1. Sobre ésta, giran los otros tres trabajos presentados. Uno de ellos busca arrojar esperanza a los pacientes con cáncer hepático, en los que se revisan los datos de un ensayo en Fase I/III con nivolumab. El segundo revisa los resultados obtenidos con pembrolizumab –MSD– en tumores de cabeza y cuello. Y, por último, el tercero muestra los resultados de nivolumab en cáncer de pulmón de células no pequeñas escamosas.
Uno para todos
Una vez en este punto, muchos se preguntan si un mismo fármaco puede funcionar contra diferentes tumores, como se observa en los estudios presentados en la cita estadounidense y la respuesta de los expertos es una afirmación rotunda, «ya que de lo que se trata es de activar o desactivar una proteína y que ésta desencadene un efecto nocivo sobre la actuación de las células sanas en las malignas».
Otro ejemplo se encuentra en la molécula MPDL3280A –Roche–, un anti-PD-L1 que a través de dos ensayos clínicos diferentes ha probado su eficacia contra el avance del cáncer de pulmón y la reducción del tumor de vejiga. De momento, su potencial ha sido subrayado el pasado mes de febrero cuando la FDA concedió al fármaco la designación de Terapia Innovadora (Breakthrough Therapy) para cáncer de pulmón (en 2014 consiguió lo mismo para el de vejiga).
Junto a ésta molécula, se halla Avelumab –un apuesta estratégica que nace de la unión de las fuerzas de Pfizer y Merck–, cuya eficacia se ha puesto a prueba en cáncer de ovario, tumor de pulmón no microcítico –en enfermos que han progresado tras recibir quimioterapia basada en platinos– y tumores gástricos y carcinoma de células de Merkel. A través de un ensayo, Javelin, que agrupa a más de 800 pacientes, en Fase I, se investiga el potencial de la inhibición de PD-L1 para el tratamiento de diferentes tipos de cáncer.
Alberto Sobrero, jefe de la Unidad de Oncología Médica en Ospedale San Martino en Génova (Italia), explica que «este tipo de terapias no son nuevas, hay mucha investigación una década atrás. Ahora se están recogiendo los frutos de todo aquello. No se trata de buscar que funciona contra qué tumor concreto, sino contra lo que los desencadena y estimular al sistema inmune para que sea él quien luche contra la invasión tumoral». Asimismo, Sharma manifiesta que «lo que me da esperanza de estas terapias es que tenemos estos supervivientes de largo plazo. He estado tratando a pacientes con metástasis durante mucho tiempo y es raro que vivan diez años. Los fármacos han sido efectivos además en tumores muy graves y avanzados», lo que subraya su utilidad y eficacia.
Un cambio de paradigma
La revista «Nature Reviews Clinical Oncology» publicaba hace apenas un mes una revisión de cerca de 200 artículos científicos llevada a cabo por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) que revela el potencial de la inmunoterapia para mejorar en el futuro la supervivencia frente al cáncer de páncreas. El equipo dirigido por Manuel Hidalgo, director del Programa de Investigación Clínica del CNIO, apunta a un «cambio de rumbo» gracias a la aparición de nuevos tratamientos diseñados para activar el sistema inmune para que reconozca y ataque directamente al tumor. Al mismo tiempo, por su parte, los investigadores y los clínicos han observado que los ensayos hasta ahora realizados tienen características peculiares, como que en algunos casos pasan de la fase I a la III directamente o que debido a los buenos resultados obtenidos en el grupo del fármaco han tenido que parar el ensayo por cuestiones éticas, ya que no se puede tener a los pacientes con un placebo o un fármaco en el grupo de control con resultados significativamente inferiores.
Alberto Sobrero, jefe de la Unidad de Oncología Médica en Ospedale San Martino en Génova (Italia), reconoce que «habría que establecer unos criterios propios para este tipo de moléculas, dado los resultados que estamos observando». Para los laboratorios farmacéuticos también es un reto. Muchos ya van teniendo fármacos y ensayos, aunque otros, como es el caso de Bristol Meyers Squib, han apostado por una cartera de medicamentos basada únicamente en la inmunoterapia. Quizás por ello, se encuentre por el momento liderando la carrera, y lo siguen de cerca Pfizer, Merk y MSD.
✕
Accede a tu cuenta para comentar