Investigación científica
Los genes por los que el cáncer pasa del pulmón al hueso
El Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca colabora con el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de Navarra en la investigación
Investigadores españoles han identificado genes y proteínas esenciales para que el cáncer de pulmón colonice los huesos. El trabajo que desvela estos mecanismos está liderado por el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra y cuenta con la colaboración del grupo de bioinformática del Centro de Investigación del Cáncer (CIC, centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca). Esta aportación puede permitir mejorar los tratamientos y realizar pronósticos sobre la evolución de la enfermedad analizando el tumor primario del paciente.
"El cáncer de pulmón se caracteriza porque es difícil de detectar en etapas tempranas", señala en declaraciones a DiCYT Fernado Lecanda, investigador del CIMA que ha visitado hoy Salamanca. "El gran problema es que para cuando se detecta ya se ha diseminado y ha formado metástasis en otros órganos. En ese punto, el cáncer es casi intratable, tanto desde el punto de vista quirúrgico como farmacológico", reconoce. Por eso, "nuestra investigación se centra en intentar prevenir esta dispersión y, cuando se ha producido, en intentar entender cuáles son los mecanismos clave de este proceso para encontrar dianas que sean susceptibles del modelado terapéutico".
El cáncer de pulmón no microcítico o cáncer pulmonar de células no pequeñas, que supone el 85% de los casos, se disemina a una serie de órganos concretos: cerca de un 40%, al esqueleto, sobre todo a las vértebras lumbares y torácicas; en menor porcentaje, al cerebro, a la glándula suprarrenal y al hígado; mientras que en etapas muy avanzadas puede afectar a casi en cualquier órgano.
El CIMA trata de entender los mecanismos de metástasis en el esqueleto, un campo que hasta hace poco apenas se había investigado, aunque sí se ha hecho en otros tipos de cánceres, como el de mama o el de próstata, en los que también aparece metástasis en el hueso, como ocurre con muchos tumores sólidos.
Sus investigaciones han dado lugar a varios hallazgos importantes. "Hemos descubierto cuáles son los mecanismos que utilizan las células para producir las metástasis osteolíticas, las que destruyen el hueso", comenta Fernando Lecanda, que ha ofrecido un seminario de investigación en el CIC sobre su trabajo. Asimismo, su equipo de investigación ha hallado genes clave en el proceso por el que se forma la metástasis, en concreto, "genes involucrados en la supervivencia de las células tumorales en el torrente circulatorio y en el órgano diana". Del mismo modo, han encontrado los mecanismos por los que las células se adhieren y son capaces de quedar atrapadas y hacer metástasis en el hueso y no en otros órganos.
Las aplicaciones clínicas de este conocimiento están claras: "Si se bloquean cada uno de estos genes y proteínas que hemos identificado, se observan efectos claros de amortiguación de la metástasis", indica el experto. En algunos casos, "si se miden los niveles de estas proteínas en el tumor primario, somos capaces de anticipar cuál va a ser el pronóstico de los pacientes que tienen datos elevados". Por lo tanto, estudiar estas proteínas tiene una doble vertiente, porque son tanto posibles dianas terapéuticas como dianas pronósticas del desarrollo de la progresión del cáncer.
Bioinformática para identificar genes y proteínas
El resultado más reciente de esta línea de investigación firmado tanto por el CIMA como por el CIC ha sido publicado hace poco en la revista Molecular Oncology. "Todo ha sido posible por la colaboración con un grupo muy fuerte de Bioinformática liderado por Javier de las Rivas, sin el cual no habríamos podido identificar los genes y las proteínas ni habríamos sido capaces de llevar la investigación adonde la hemos llevado", reconoce Fernando Lecanda.
El motivo es que "hoy en día la bioinformática y la biología computacional juegan un papel cada vez más importante, ya que son capaces de integrar gran cantidad de datos y de extraer de ahí la información fundamental". Una vez que esas herramientas bioinformáticas se han puesto a punto son imprescindibles en el desarrollo de la ciencia y del progreso, según ha explicado el experto.
La colaboración entre el CIMA y el CIC "ha sido muy fructífera", se mantiene y "es un ejemplo claro de que es necesaria la interacción con grupos que estén ubicados en distintos centros, que tengan una experiencia y un conocimiento en campos muy distintos para conseguir resultados sinérgicos y potenciar la investigación y los avances en cualquier campo", comenta.
Los resultados de este trabajo permiten pensar en el desarrollo de fármacos que puedan hacer frente al cáncer de pulmón. "A nivel experimental, hemos encontrado combinaciones de fármacos que están aprobadas para otros tipos de cáncer"y que "tienen un efecto muy fuerte en el tratamiento de las metástasis óseas en ratones", indica el investigador. Ahora falta dar los pasos necesarios para que estas combinaciones de fármacos se puedan llevar al ámbito clínico y resolver los problemas de pacientes.
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