Medio Ambiente

Negacionistas: cada vez menos y sin argumentos sólidos

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Con ocasión de los quince años de A TU SALUD, debemos hacer un intento de sanar a cientos de enfermos.

Con ocasión de los quince años de A TU SALUD, debemos hacer un intento de sanar a cientos de enfermos. Me refiero a los negativistas, a los escépticos, insistentes en que los temas del calentamiento global y el cambio climático, son más o menos invenciones de pseudocientíficos, con una fuerte manipulación mediática y política. Sosteniendo que en el pasado, también hubo fenómenos de aumentos térmicos de la atmósfera por causas naturales. Pero resulta que el IPCC, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, formado por unos 3.500 hombres de ciencia, producen informe tras informe (ya cinco) en el sentido absolutamente contrario: el planeta está amenazado y el clima puede trastornar toda la civilización técnica en que vivimos.

En el sentido negacionista, es útil la lectura de las preguntas que se le hicieron a Freeman Dyson (del Institute for Advanced Study de la Universidad de Princeton), en el suplemento semanal del New York Times. En el que ese profesor, un hombre de talante liberal, definió su actitud con tres frases: «Todo el alboroto sobre el calentamiento global es terriblemente exagerado. Es el primer artículo de fe de una religión secular mundial. El hecho de que el clima sea más cálido no me asusta en absoluto».

En España, un ilustre negacionista es el economista Lorenzo Bernaldo de Quirós, quien tras recordar que los combustibles fósiles suponen más del 80% del consumo de energía global, pone en duda que esos inputs puedan reducirse de manera significativa. Asegurando que son más baratos que las energías renovables, lo cual ya se evidencia que es absolutamente inexacto.

Entre los negacionistas españoles también cabe presentar el caso de Antón Uriarte, doctor en Geografía por la Universidad de Zaragoza, especializado en climatología, quien respondió como sigue a una entrevista que le hicieron en la prensa:

La cumbre se anuncia (la de las Naciones Unidas sobre el Acuerdo de París, en noviembre/diciembre de 2015) como una oportunidad para salvar el planeta. ¿Cree que será así?

El planeta está bien de salud y cuanto más CO2 haya, más vida habrá. Así ha sido en el pasado de la historia de la Tierra...

Pero quién más destacó en la negación del cambio climático fue Bjorn Lomborg, el físico danés, con su libro El ecologista escéptico publicado en 2001. En el que de manera contundente proclamó que la devastación del planeta por el calentamiento global es una exageración sin base.

Luego, a Lomborg, con el tiempo, le sucedió algo parecido a lo que aconteció a Saulo de Tarso (más conocido como San Pablo), cuando cayó de su caballo ante una aparición sobrenatural en Damasco. Como consecuencia de esa inconveniencia (narrada in extenso en «Los hechos de los Apóstoles», en la segunda parte de la Biblia), Saulo cambió por entero de actitud: pasó a ser el mayor defensor de Cristo y el ulterior organizador del propio cristianismo. Y análogamente a ese cambio de actitud, en septiembre de 2009, Lomborg manifestó:

Tenemos bien poco de qué presumir tras casi 20 años de esfuerzos por impedir el recalentamiento del planeta. Las promesas de reducir las emisiones de carbono que se hicieron en Río de Janeiro en 1992, no se han convertido en realidad. Los compromisos más serios que se adquirieron en Kyoto cinco años después, no han permitido mantener las emisiones bajo control...

En definitiva, Lomborg dejó de poner en duda la amenaza del calentamiento global, y al tiempo incluso subrayó que los métodos seguidos hasta entonces, para afrontar la situación, no eran los mejores: «Lo que deberíamos es estar invirtiendo mucho más en investigación y desarrollo de fuentes verdes de energía».

Lo sucedido a Lomborg, le ha ocurrido a otros muchos (incluyendo a Mariano Rajoy). De manera que ahora, «la ignorancia sobre el cambio climático ha dejado de ser una excusa», como dice el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, Michel Jarraud. Para quien la clave de todo radica en hacer la transición desde una economía basada en la combustión de energías fósiles, a otra prácticamente cero en carbono. De ahí la importancia de las renovables, junto con la eficiencia, el ahorro energético, etc. En el mismo sentido, la siguiente declaración del máximo responsable petrolero de Arabia Saudí es de lo más expresiva:

Uno de estos días nos vamos a encontrar con que ya no necesitamos combustibles fósiles: será en 2040, 2050, o después... Por eso, el Reino de Arabia Saudí va a devenir una potencia global en solar y eólica, para exportar esas energías en vez de hidrocarburos.

Por lo demás, la Unión Europea ya tiene claro que de aquí al 2030 debe reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% sobre 1990. Y que en paralelo a ello, habrá de llegarse a un nivel de energías alternativas en la producción eléctrica, del 27%. Dos objetivos que podrían incluso aumentar al 40 el primero y al 50 el segundo. Por mucho que diga el Sr. Trump, intentando retirarse del Acuerdo de París de 2015, al final, EE UU tendrá que volver al mismo. Antes de que A TU SALUD cumpla 30 años, EE UU estará otra vez en un Acuerdo de París de 2015, con tres lustros más de experiencia en salvar al mundo:

al tiempo.