Cambios climáticos

Un archivo para conservar la memoria del hielo

Un grupo de investigadores acaba de comenzar la extracción de muestras de hielo de los glaciares en peligro de extinción por el calentamiento global. El objetivo es llevarlos hasta la Antártida

Con estas barras de hielo se pretende construir el que será el primer archivo de glaciares en peligro de desaparición en la Antártida
Con estas barras de hielo se pretende construir el que será el primer archivo de glaciares en peligro de desaparición en la Antártidalarazon

Un grupo de investigadores acaba de comenzar la extracción de muestras de hielo de los glaciares en peligro de extinción por el calentamiento global. El objetivo es llevarlos hasta la Antártida

Gran parte de los glaciares del mundo están en peligro de desaparecer antes de que acabe el siglo XXI. Con ellos no sólo se irá una paisaje natural, sino que con el derretimiento del hielo se perderá una valiosa información ambiental, los datos sobre la composición atmosférica encerrados en las pompas de aire de la nieve. «El aumento de la frecuencia de periodos de altas temperaturas en los Alpes o de fenómenos como El Niño en los Andes son los responsables de mayores deshielos. El total de los glaciares situados menos de 3.500 metros en los Alpes y a una cuota de 5.400 metros en Andes están en riesgo de desaparición en los próximos cien años», explican los investigadores del proyecto Icé Memory, una idea coordinada por investigadores de la Fundacion Universitaria de grenoble (en los Alpes franceses) que tiene como objetivo crear un santuario de muestras de estos glaciares en peligro y donarlos a las generaciones futuras..

Los estudios sobre el hielo son habituales desde hace unos 50 años. Estas pruebas consisten en la extracción de muestras y su posterior análisis con el fin de predecir el futuro de las zonas heladas de nuestro planeta, conocer desde cuándo el hombre ha influido en el calentamiento global y aplicar políticas que permitan reducir esta influencia tan dañina. Gracias a ellos se sabe, por ejemplo, que el glaciar Col du Dome (en Mont Blanc) almacenó entre la nieve grandes cantidades de dióxido de sulfuro entre 1925 y 1980 debido a la actividad industrial desarrollada por el hombre en la zona alpina. Lo mismo pasó con los nitratos o las emisiones de nitrógeno derivadas de las explotaciones agrícolas de los alrededores. «La temperatura en esta cota, a 4300 metros sobre el nivel del mar, la temperatura ha subido 1.5 grados entre 1994 y 2005. En Francia se ha verificado una aumento de la temperatura media de un grado el último siglo, por encima de la media mundial», continúan explicando los investigadores.

Volver a extraer hielo y analizarlo para actualizar datos y añadir conclusiones no era el verdadero objetivo que se tenía en la cabeza cuando esta expedición internacional desembarcó a finales del mes de agosto en este glaciar para tomar muestras. Lo que pretenden es construir con estas primeras barras de hielo el que será el primer archivo de glaciares en peligro de desaparición en la Antártida destinado a conservar unas nieves que corren peligro de desaparecer en el próximo siglo. Y con ellas una información valiosa. Algo parecido a lo que hizo en el año con las semillas del mundo.

Una vez concluida la expedición en el Mont Blanc, el equipo internacional, que cuenta con investigadores de Italia, Rusia, EE UU, Bolivia y Brasil se dedicará a otros muestreos similares en el glaciar Calderon, en los Apeninos (2.900 metros), identificado como el único glaciar de esta cadena montañosa, además del más meridional del continente europeo o del pico del Illimani, en Bolivia (6,432 metros de altitud), el lugar de los Andes que se ha identificado como el que peores consecuencias sufrirá con el cambio climático. «Desde los años 60 algunos glaciares de la zona han desaparecido. Es más, los picos a una altura de 6.000 metros situados en las regiones tropicales tiene potencial para alcanzar un aumento de hasta cinco grados en los próximos decenios. Esto tiene consecuencia directas en ciudades como La Paz, que cubre haya el 30 por ciento de sus necesidades de agua gracias al deshielo», matizan desde Grenoble.

Como se ha hecho en el Mont Blanc, cada una de las expediciones encargadas del muestreo tiene como misión las extracción de tres tubos de cada glaciar; estos pueden llegar a medir hasta 130 metros de largo, la misma profundidad de la nieve en ciertos picos. Las expediciones suponen también ciertas dificultades. Por ejemplo, para el muestreo de Col du Dome (en el macizo de Mont Blanc) se necesitaba seis científicos sobre el terreno, a una altitud de 4,350 metros durante al menos 20 días. En Illimani el equipo tendrá que vivir a más de 6.000 metros de altura durante al menos 50 días.

Nuevo estudio

De las tres muestras, una se destinará a un nuevo estudio geoquímico cuyos resultados serán públicos. Sus datos básicos informaran sobre la edad de la muestra extraída y los eventos climáticos particulares producidos en la zona a lo largo de los siglos. Las otras dos se conservaran y refrigeraran para transportarlas desde la zona de extracción a los laboratorios franceses de Grenoble y de allí se las llevarán a la Antártida, o como ellos lo llaman el mejor frigorífico natural del mundo. Las muestras de hielo se archivarán en la estación Concordia, una base operativa desde el 2005, que se encuentra a unos 1.500 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, las muestras aun tardarán en llegar; se prevé que las primeras lleguen aquí hacia 2020, cuando se hayan completado todos los análisis que tienen previstos. «Es importante conservar lo que aún data disponible porque no sabemos lo que permitirá la tecnología dentro de 50 años. Ahora es posible también analizar las bacterias y los virus encerrados en el hielo...».

La conservación se realiza, por tanto, en un entorno natural libre de emisiones ni de gastos energéticos. Las cuevas de nieve están protegidas por una estructura fabricada con contenedores metálicos y se encuentran a unos diez metros de profundidad. A esta cota la temperatura no sufre variaciones a lo largo del año y se mantiene en torno a los -54 grados centígrados. A pesar de que la zona también está sufriendo las consecuencias del calentamiento global, las características de este santuario de hielo garanizan el mantenimiento a una temperatura de conservación adecuada», explican los investigadores.

Hasta finales de 2017 se llevarán a cabo las labores de extracción propias del proyecto, aunque según aclaran sus organizadores se trata de un archivo abierto, es decir que cualquier equipo de investigación del mundo interesado en conservar hielo de cualquier otra parte del globo está invitado a llevar sus muestras hasta Concordia. Los investigadores han tenido en cuenta hasta las emisiones deivadas de transportar hasta la base antártica las muestras que vayana recolectando, aunque creen que son insignificantes, ya que «utilizarán redes logísticas ya existentes. Cada año cada una de las dos organizaciones europeas implicadas transportan unas 500 toneladas de material desde Europa hasta la costa Antártica y desde ésta hasta la base cientifica.