España

Un mes sin generar ningún residuo en casa

Cinco familias han cambiado de hábitos para reducir al máximo su basura durante cuatro semanas gracias al proyecto «Objetivo Cero». De media se han suprimido más de un 50% los envases

La Razón
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Cinco familias han cambiado de hábitos para reducir al máximo su basura durante cuatro semanas gracias al proyecto «Objetivo Cero». De media se han suprimido más de un 50% los envases

¿Qué cara se le quedaría si, tras un mes, alguien le dejara en el suelo de la cocina todo el volumen de residuos plásticos y envases que ha generado?Vanesa Rodríguez y Carlos Escudero se quedaron de piedra ante el despliegue de todas aquellas latas, bricks, bandejas de fruta y bolsas de un solo uso que inundó su cocina tras cuatro semanas de vida normal. Fue el momento de inflexión, la imagen que influyó en su decisión de participar en el reto de la Fundación para la Prevención de Residuos y Consumo Responsable, Rezero: llegar en un mes al residuo cero. «Cuando nos contactaron para participar, a mí me encantó la idea, pero pensé que mi marido no aceptaría porque ya le costaba bastante reciclar. Al final, nos decidimos por demostrarles a los niños que ellos también podían. El día que vimos los residuos fue impactante», explica Vanesa Rodríguez.

Vanesa, Carlos y sus dos hijos han sido una de las cinco familias elegidas por la Fundación Rezero para embarcarse en esta aventura. El resto del grupo lo componen otra pareja sin hijos pero con mascota, tres estudiantes que comparten piso, una pareja de jubilados y otra pareja con un bebé. «La idea era buscar cinco hogares diferentes que no tuvieran contacto entre sí y que no fueran activistas del medio ambiente. Es la primera experiencia de este tipo que se hace en España», explica Rosa García, directora de la fundación. Para facilitarle las cosas a estas cinco tipologías de familias, les regalaron un kit de supervivencia que contenía tupper, bolsas de malla para la compra, botellas de cristal para el agua, etc., y les dieron una serie de consejos: desde comprar a granel a evitar el empaquetado. A partir de aquí cada familia se las tendría que ingeniar para reducir al máximo los plásticos y envoltorios. Durante el mes previo a esta foto, el equipo de Rezero recogió cada semana los envases de cada casa para al final hacer que cada familia viera por sí misma lo que producía.

Dentro del proyecto y de la campaña JoSocCoco (es decir, yo soy consumidor responsable) cada familia ha grabado con el móvil sus aventuras durante este mes, lo que más les ha costado, lo más fácil, los retos de cada día... Un material con el que se está elaborando una webserie que se emitirá a partir de enero en la página de la fundación www.rezero.cat y que servirá para ayudar con consejos a las nuevos hogares que se lancen al reto. El objetivo de la fundación es ir generando una comunidad de residuo cero que se vaya sumando a este movimiento internacional. «Es difícil conseguir el cero absoluto pero es un camino. Hay productos que es imposible sustituir en un mercado que tiende al exceso de envasado», matiza García.

La clave, según las familias, es la organización. De media han reducido más de un 50% sus residuos. En algunos casos, el 100% de él, eliminando, por ejemplo las cápsulas de café o los pañales de un sólo uso.

«Hemos cambiado mucho la forma de hacer la compra. Lo primero, porque hay que organizarse mejor; ir a sitios donde venden a granel, llevar los tupper y las bolsas reutilizables. Hemos cambiado el súper por el mercado y vuelto a la tienda de barrio. Eso es quizá lo más difícil, combinar los horarios comerciales con los del trabajo», explica Vanesa. La reacción cuando llegan a la carnicería o la pescadería con su tupper suele ser de sorpresa y diversión, aunque según confiesan Julita Mañosa y Josep Company, la pareja de jubilados, con el tiempo han conseguido convertir el tupper en el objeto de moda en su mercado. Con las bolsas reutilizables para fruta y verdura tampoco han encontrado problemas sobre todo en los comercios más pequeños.

Una de los consecuencias que han notado las familias es que consumen más productos frescos. Ha cambiado hasta el menú de los niños. Aparte de que ahora lo envuelven en un Boc’n’Roll «combinan más frutas con bocadillo y también nos da juego para poner otras cosas de comer como huevo, zanahoria, verduras. Cuando participamos en el reto era verano e hicimos helado en casa. Mucho más sano porque combinamos leche con fruta», continúa Vanesa. Otro hábito que han modificado es el de consumir refrescos y zumos. Ahora en su casa se hace agua de frutas, algo que se ha convertido en un juego para sus dos hijos.

A granel

No todo ha sido un camino de rosas. Encontrar algunos productos a granel en Barcelona ha sido en algunos casos tarea casi imposible. «A menos que hagas los yogures en casa no hay mucha opción», exclama Vanesa. Tanto ellos como Jordi Arias y su pareja Christian Koëster, otra de las familias participantes, han optado por recurrir a la yogurtera, una solución de toda la vida. «Hemos vuelto a hacer cosas que se hacían antes y cosas muy sencillas como usar tupper para ir a la tienda», dice Jordi. Una práctica a la que ven cierta ventaja y es que al llegar a casa colocan la compra directamente en la nevera. Para el agua con gas Jordi y su pareja han encontrado una solución mucho más económica. Filtrar el agua del grifo y usar un aparatito que la gasifica. Incluso han apostado por hacerse su propio pan.

No es lo mismo comprar cereales, legumbres, pasta, chuches a granel que aceite, yogur o leche. Las familias reconocen que ciertos productos como la leche sólo han conseguido consumirlos a granel en algún momento del reto y, pasado ese tiempo, han tenido que renunciar a esta modalidad. En el caso de Jordi tampoco ha sido fácil encontrar pienso para su perro que no viniera envasado y encima «el que hemos encontrado no es muy bueno», explica. Sin embargo, para los detergentes y productos para la casa y la higiene personal no han tenido ningún problema. Incluso han recuperado viejos trucos como limpiar con bicarbonato, vinagre o limón.

Otro de los problemas que han detectado es en la compra on-line; una práctica en la que no se pueden evitar los embalajes.

Cada familia se encontró durante ese mes su propio talón de Aquiles. En el caso de Vanesa y Carlos, con dos niños, el escollo ha sido dejar a un lado las toallitas húmedas: «Es un producto cómodo y que da mucha autonomía a los niños. Nos costó mucho quitarlo y eso que nos preocupaba. Hemos conseguido dejar de usarlas después del mes de prueba, no antes. Los niños pueden seguir yendo solos al baño y lavarse con agua».

Otro de los productos estrella que ha irrumpido en las casas españolas es el café en cápsulas monodosis. Cuando Jordi y Christian vieron la cantidad de residuos que generaban decidieron volver a usar la cafetera italiana. El talón de Aquiles de la pareja ha sido el papel de cocina: «Ahora utilizamos trapos y servilletas de tela». «Las estudiantes se han hecho expertas en higiene femenina. Han descubierto las copas menstruales y los padres del bebé han conocido los pañales reutilizables», explica la directora de Rezero.

Organización

Vanesa y Carlos se han dado cuenta en este tiempo de que organizándose han conseguido reducir incluso el orgánico. Y aunque es complicado evitar las compras de última hora, creen que el bolsillo no se ha resentido cambiando los productos envasados por frescos o a granel. Incluso Jordi lo cree así: «En casa gastamos menos. Antes hacíamos dos compras grandes al mes y en muchos casos comprábamos por impulso. Además, algunos productos terminaban estropeándose. Hemos reducido hasta en los residuos orgánicos».

Ahora que la Navidad está a la vuelta de la esquina, los participantes ya habituados a estos gestos en su día a día, están pensando cómo hacer que los regalos no se traduzcan en una ingente cantidad de basura. «Pensamos en regalar cosas originales o que se necesiten y envolverlos con telas o papel de revista o de periódicos de casa», explican las familias.