Madrid
Paja de arroz, ¿hay alternativasa su quema?
Es la primera vez en años que se permite su quema en Valencia. Sólo en La Albufera se generan unas 75.000 toneladas de paja de media.
Es la primera vez en mucho años que Valencia puede quemar la paja de arroz para tratar de acabar con una especie invasora, el «falso arroz» tal y como se conoce a la Leersia Oryzoide. Estas últimas semanas han procedido a la quema. El malestar en cualquier caso en el sector es notorio; los agricultores sostienen que dejar pudrir las 75.000 toneladas de paja que se calcula que se producen en todo el enclave tienen peores consecuencias que su quema, al generar gas metano, lo que incrementa la mortalidad de peces. Sin embargo, lo cierto es que la quema puede causar daños medioambientales asociados al humo. Por eso, la UE lo prohibió años atrás. Otra opción es su enterramiento en campos que inundaban con agua para que se descompusiera, sin embargo, esto provoca la generación incontrolada de metano, que es un gas de efecto invernadero 23 veces más potente que el CO2. Con el fin de tratar de dar una respuesta a este desperdicio agroalimentario, y hacer así una gestión sostenible de la paja de arroz, se han puesto en marcha diversos proyectos. El último, «Sostrice», nace con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del cultivo del arroz, y mejorar su gestión en términos ambientales y económicos. Para ello, Ainia centro tecnológico está instalando la que será la primera planta piloto en España para generar energía y bionutrientes a partir de este residuo agroalimentario. Pero, ¿en qué consiste este proyecto que será realidad en abril de 2015? «Vamos a valorizar energéticamente la paja mediante digestión anaerobia que, en ausencia de oxígeno y en un espacio cerrado, va a desencadenar la degradación de las bacterias presentes en la paja de arroz. Así esta materia se convierte en biogás (CO2 y metano) y su poder calorífico se puede usar como combustión para producir electricidad y calor. También se va a llevar a cabo la combustión de la paja, una quema directa en un medio cerrado de paja y otros aditivos, ya que la paja tiene mucho sílice, lo que crea muchas cenizas, por eso queremos usar otros sustratos y generar así electricidad y calor», explica Gracia Silvestre, técnico del Departamento de Medio Ambiente, Bioenergía e Higiene Industrial de Ainia Centro Tecnológico. Además, el proyecto pretende reutilizar los productos resultantes del tratamiento de la paja, utilizándolos como bionutrientes para el cultivo de arroz. Es decir, como abono.
Una idea innovadora, que se suma a dos proyectos LIFE que confinanció la Comisión Europea en su día. Se trata de Biocompost y de Eco-Rice. El primero perseguía elaborar compost para agricultura o jardinería mediante la recogida y reciclado de la paja y lodos de depuradora para su reutilización. El segundo perseguía convertir este residuo en mantas de paja de arroz como alternativa a las mantas de fibra de coco que podrían usarse para la lucha contra la desertificación. De hecho, las mantas de paja se utilizan en superficies con problemas de erosión ligeros; las de coco o esparto, en pendientes muy acentuadas y con grandes riesgos de erosión; y las de mezcla de coco y paja, en terrenos con riesgo medio de erosión. A través de este proyecto se recogieron 1.350 toneladas de paja que, de haberse quemado, hubieran emitido 74,6 toneladas de CO2. Para la Comisión Europea, ambas iniciativas han mostrado ser posibles opciones para la eliminación de la paja de arroz. Y hay muchas otras.
«Existen muchas alternativas para usar la paja de arroz. Como usos agronómicos, se puede emplear como compostaje con lodos de depuradoras, cubiertas vegetales, incorporación directa. Como empleos ganaderos, la paja es un mal sustrato para la alimentación animal, sólo puede usarse en rumiantes y requiere un tratamiento previo. Algunos ganaderos locales sí que la utilizan como material de cama. Como usos industriales, principalmente mediante la obtención de otros productos (xilotol, azúcares, enzimas, celulosa o lignina), fibras naturales para biopolímeros o construcción.... Respecto a los usos energéticos en instalaciones controladas, ya sea por quema directa o por pirólisis. Hay también varios estudios para usar la paja de arroz como sustrato para biogás ocomo se pretende en el proyecto Sostrice. Aunque requiere un tratamiento previo para hacer la paja más ‘‘digerible’’, pero parece una alternativa de valorización interesante», explica Salvador Calvet, investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología Animal de la Universidad Politécnica de Valencia, que en breve publicarán un estudio sobre los contaminantes producidos en la quema de la paja del arroz (que según un estudio previo del citado insituto contamina un 18% menos que el fangueo). «Todas ellas han dado resultados técnicamente positivos. Sin embargo, en mi opinión el principal problema es la extracción del material de los campos, ya que tienen dificultades técnicas (campos pequeños con un grado variable de humedad o encharcamiento que dificulta la extracción y favorece que la paja tenga una calidad variable) y económicas, dado el coste adicional que supone la retirada de la paja frente a quemarla o incorporarla al suelo». Esto explica que su demanda, al menos hoy, sea menor a la producción de paja en los arrozales.
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