Sociedad

Con 10 años quieren quitarse la vida

El intento de suicidio entre los jóvenes ha aumentado un 25% y es la segunda causa principal de muerte, tras los accidentes de tráfico. Las redes sociales, la soledad y los cambios hormonales son algunos de los factores. Los colectivos de ayuda reciben llamadas de niños de incluso 10 años que quieren quitarse la vida

Las ideaciones y tentativas de suicidio entre la adolescencia se han incrementado de forma significativa a raíz de la pandemia
Las ideaciones y tentativas de suicidio entre la adolescencia se han incrementado de forma significativa a raíz de la pandemialarazon

El intento de suicidio entre los jóvenes ha aumentado un 25% y es la segunda causa principal de muerte, tras los accidentes de tráfico

Llamó a las 07.30 de la mañana al teléfono de guardia porque su hijo quería suicidarse. Con 24 años, pasaba los días encerrado en su habitación, sin amigos, sin pareja y sin ganas de tenerla. Pensaba que no tenía nada y le pidió a su madre que dejara las pastillas en algún lugar de la casa, que él las tomaría y así no la haría partícipe de su muerte. Esta es sólo una de las vivencias que cada día comparten José Ramón y el resto de sus compañeros de la Fundación Anaed, donde dan asistencia nacional a los enfermos de depresión. Un problema preocupante, ya que en ocasiones ponen en riesgo su vida. El suicidio entre los jóvenes entre los 15 y los 29 años aumentó de 2011 a 2012 un 25 por ciento, y según la OMS esta franja de edad tiene como segunda causa principal de muerte, por detrás de los accidentes de tráfico. Y lo más alarmante es que la edad desciende. Desde la Fundación ANAR explican que el 74 por ciento de las llamadas recibidas este año se han llegado a producir quince casos de menores de 10 años con ideas suicidas o de intento de suicidio. Y es que con esta edad, sostienen desde ANAR, «se pueden hacer preguntas sobre la muerte y muchos, con teléfonos móviles, acceden a información descontrolada sobre métodos de autolesiones», sostiene Benjamín Ballesteros, director de programas de ANAR.

Y dar con el problema no resulta fácil. José Ramón Pagés, coordinador nacional de la fundación Anaed, explica que «es muy complicado descifrar los síntomas, ya que son muchos y no todos aparecen siempre. Por ejemplo, en ocasiones se trata de extremos, es decir, o duerme todo el rato o no duerme nada, o tiene unas ganas locas de comer, o no come nada... Lo mismo ocurre con la ansiedad y la apatía. Y, especialmente jóvenes varones, se sienten de mal humor constante. No sabe lo que le ocurre y no sabe manifestarlo, y puede llegar a confundirse con la llamada “edad del pavo”».

Los profesionales de la Fundación ANAR recuerdan algunas señales que los padres deben tener en cuenta para alertar sobre el problema, como cambios de conducta y carácter repentinos; comentarios negativos sobre sí mismo, su vida o su futuro; comentarios relacionados con el acto suicida; y autolesiones previas, entre otras. «Detrás de sus planteamientos extremos hay una sensación de soledad afectiva que puede ser verdadera o no, pero que el adolescente siente como real», afirman.

Cómo abordarlo

Hay edades en las que resulta aún más complicado tomar medidas. «Cuando se encuentra en pleno estado depresivo, puede que se niegue a pedir ayuda porque piensa que todo está en su contra y se aísla cada vez más. Se siente débil, tiene dudas, vive acomplejado, tiene miedos... se aleja de su entorno, de ahí que muchas veces sean las madres las que contactan con nosotros. Es lo que llamamos “síndrome del portazo en la cara”, en el que no existe comunicación. Suelen ser jóvenes de entre 15 y 22 años», explica José Ramón.

Y el bullying es uno de los principales responsables de que los pequeños sientan el deseo de «quitarse del medio». «Afecta muchísimo y cada vez más temprano y de manera muy mordaz». Un acoso que no queda en el centro escolar, sino que les acompaña a sus propios hogares a través las redes sociales. «Se meten en su vida privada, transforman su red social para arruinar su vida. Por otro lado, ellos se generan vidas paralelas y se encierran en sí mismos».

Desde la ANAR añaden la soledad como otro de los factores determinantes. De hecho, destacan que en lo que llevamos de 2015 se ha producido un «alarmante aumento» de las llamadas relacionadas con la ideación e intento de suicidio y autolesiones.

Y, aunque no se tengan en cuenta, los «cambios hormonales también afectan y juegan un papel importante que supone un periodo de desequilibrio en el cerebro. A eso se suma el mundo competitivo y agresivo en el que nos movemos. «Les dicen que no van a tener trabajo con 26 años, o que su sueldo será muy bajo... ven un futuro muy negro y se preguntan: ¿para qué sirve todo lo que he estudiado? ¿Acaso no valgo? Es desolador».

Consejos

José Ramón explica como desde la fundación Anaed «aconsejamos dos cosas: si observan que su hijo está mal, deben hablarle, preguntarle y escucharle, aunque crean que no tiene razón, que se pongan en sus zapatos. Y por otro lado, deben intentar convencerle de que acuda a un especialista, y que sea éste el que aconseje, no ellos». Y para ayudarles en el camino, en Anaed trabajan desde 1994 como asociación y desde 2002 como fundación para informar y apoyar a todos aquellos que tengan que ver con la enfermedad. Y ya son 59 las ciudades que cuentan con una sede. Porque «la depresión existe, y soluciones también».

De interés para los afectados:

Fundación Anaed

Correo electrónico: info@fundacionanaed.es

Web:www.fundacionanaed.es

Fundación ANAR

Web:www.anar.org

Teléfono: 917262700