Farmacia
Farmacia y Marca España
Frente a discursos obsoletos y alejados de la realidad, la Farmacia sólo tiene un camino y una respuesta: seguir creciendo profesionalmente, apostando por el paciente y prestando un servicio farmacéutico de calidad, cercano y accesible al ciudadano.
La sociedad española no es la misma que hace 20 años. Y la Farmacia tampoco. El paciente del sistema sanitario ha evolucionado mayoritariamente de paciente agudo a paciente crónico, polimedicado y con cierto grado de dependencia. El presente pasa por aportar valor y dar respuesta a las nuevas necesidades sanitarias y sociosanitarias de la población; por acercar la asistencia sanitaria y farmacéutica al paciente allá donde se encuentre, llegando incluso hasta su domicilio; y por una mayor eficiencia en el uso seguro y responsable de los medicamentos.
La Farmacia de hace 20 años no es la Farmacia de hoy, ni será la Farmacia de mañana. Una Farmacia y una profesión farmacéutica que ha sabido evolucionar y seguirá evolucionando junto con las necesidades y demandas de los pacientes.
La Farmacia española presta un servicio altamente valorado por los ciudadanos. Un modelo de excelencia que no sólo funciona bien —garantizando el acceso de los medicamentos en condiciones de equidad e igualdad efectiva a toda la población— sino que también, ante las situaciones más críticas y difíciles, ha sabido responder con solidaridad, sentido del deber y responsabilidad hacia los pacientes.
Pero además, la Farmacia española es un referente a nivel internacional. Los españoles contamos con una Red Asistencial de 21.854 farmacias, reconocida como una de las mejores Farmacias existentes en el mundo, que contribuye a que nuestro Sistema Nacional de Salud sea ejemplo de política «Marca España». No está de más recordar que somos pioneros a nivel europeo en impulsar políticas de adherencia a la medicación con proyectos como Adhiérete y que lideramos, en el ámbito de la inversión en tecnologías, desarrollos como la Receta Electrónica. Un reconocimiento necesario de la Farmacia española, puesto que lo que no se valora, se pone en riesgo.
Por todo ello, concluiría que cuando las cosas funcionan, y funcionan bien, mejor no estropearlas; y mucho menos cuando la salud está en juego.
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