Salud

La falta de audición eleva el riesgo de deterioro cognitivo

Un estudio realizado por el Inserm asocia el desarrollo de demencia en personas de la tercera edad con pérdida auditiva. Según el trabajo, que recoge datos de 25 años, el uso de audífonos atenúa esta disminución

Foto: Gtres
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Un estudio realizado por el Inserm asocia el desarrollo de demencia en personas de la tercera edad con pérdida auditiva. Según el trabajo, que recoge datos de 25 años, el uso de audífonos atenúa esta disminución

Con motivo del Día Internacional de la Audición, que se celebra el 3 de marzo, las compañías lanzan mensajes sobre la salud auditiva y la importancia de llevar a cabo revisiones a fin de detectar cualquier irregularidad a tiempo. Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estiman que 360 millones de personas sufren algún tipo de pérdida auditiva incapacitante, lo que corresponde a un 5% de la población mundial, siendo la mayoría de los casos evitable. Casi en su totalidad, las personas con dificultad en la escucha son adultos, 328 millones, y aproximadamente una tercera parte de los mayores de 65 años padecen algún tipo de patología auditiva.

Según la OMS, la normalidad, en lo que a umbral de audición se refiere, se encuentra en torno a los 25 decibelios en ambos oídos y la pérdida de audición puede afectar a uno o ambos oídos, de manera leve, moderada, grave o profunda. «La hipoacusia, o falta de audición, es uno de los principales factores de riesgo en el deterioro cognitivo y aislamiento social», explica Sergio Álvarez, formador y experto en audiología de Oticon. Este es uno de los motivos por los cuales se incide en la importancia de acudir al especialista a partir de la edad aproximada de 50 años, que es cuando suelen aparecer problemas en la audición. A través del deterioro cognitivo y el aislamiento social podrían llegar a desarrollarse, además, otras enfermedades como pudiese ser una depresión o, incluso, una demencia, lo cual aumenta el nivel de alarma.

Pese a que no todas las sorderas son evitables, sobre todo las referidas a un daño en la inteligibilidad, el uso de un audífono adecuado podría llegar a mejorar notablemente la situación de estas personas, que únicamente llegan a captar ruido, pudiendo identificar hasta la procedencia de los sonidos. En este sentido, se debe recalcar que cada paciente tiene unas necesidades distintas y, como consecuencia, un audífono individualizado para su caso. Acudir a un profesional especializado que realice todas las pruebas pertinentes e identifique cuál es la patología exacta que sufre el paciente es de menester. Se trata de la única vía posible a la hora de poner la solución correcta a un problema de audición concreto.

La tecnología de los audífonos se ha desarrollado exponencialmente en los últimos años. La capacidad de escucha que permiten los nuevos aparatos es de 360º a través de la cual el individuo puede distinguir de forma clara los sonidos sin necesidad de un foco de atención o un apoyo visual. Así, en cualquier ambiente la persona puede identificar, seleccionar y comprender las palabras de su entorno.

A día de hoy, las investigaciones se encaminan, además, a la incorporación de otras utilidades al audífono con el objetivo de facilitar la vida cotidiana de las personas que padecen algún tipo de disfunción auditiva. Se incluyen tareas como la recepción de llamadas telefónicas, regular el volumen de aparatos que emiten sonido o la escucha de avisos que informan sobre el timbre de la puerta, por ejemplo. En el futuro se prevé que puedan incorporar otros usos como la conexión a internet. Otra parte del desarrollo está dirigido al diseño. La tendencia es que el audífono cada vez sea más discreto e imperceptible para lo demás. De esta manera, la persona que sufre hipoacusia puede olvidarse hasta de que lo lleva puesto y no llamar la atención en ese aspecto.