Pacientes
La mayor transformación de la sanidad
Usar el big data en salud nos sitúa ante una de las mayores transformaciones sanitarias de la historia
Cualquier proceso sanitario se basa en datos, aunque estos hayan de ser interpretados a la luz de la experiencia de los profesionales. Desde Hipócrates, hacer un buen diagnóstico consiste en cualificar y cuantificar síntomas y signos clínicos y saberlos correlacionar. Para pronosticar el curso de una enfermedad hay que valorar lo mejor posible los datos del paciente, y para prescribir un tratamiento hay que poder calcular sus efectos. Así sucesivamente, la medicina trabaja utilizando la materia prima de la información. Y si hay algo que está cambiando radicalmente en nuestro mundo en la actualidad es la posibilidad de trabajar con cualquier tipo de información y extraer de ella mayor conocimiento y más precisa aplicabilidad.
Usar el big data en salud nos sitúa ante una de las mayores transformaciones sanitarias de la historia. El momento ha llegado por la concurrencia de dos realidades: disponemos de fuentes de datos más fecundas -desde las historias clínicas de los pacientes en soporte digital hasta los dispositivos de uso personal- y además podemos manejar todo ese caudal de forma más eficiente, gracias a las tecnologías de procesamiento informático y a las redes. Por añadidura, la aplicación de técnicas de inteligencia artificial y deep learning hace ya posible que para obtener resultados no necesitemos siquiera crear complejos sistemas de análisis basados en la programación, sino sólo enseñar a los ordenadores a responder a nuestras preguntas. Pero por si faltara algo, ha llegado también el momento de adentrarnos con fiabilidad en el análisis de la información del genoma y el proteoma de cada persona, que es la llave que abre el espacio de la medicina personalizada y de precisión. Estamos ante la más abrumadora conjunción de oportunidades científicas y tecnológicas que ninguna generación haya conocido.
Las consecuencias son inimaginables. Podremos conocer mejor las enfermedades analizando la huella real que han dejado en cientos de millones de historias clínicas de quienes las han padecido. Se desarrollarán ayudas automatizadas al diagnóstico clínico, y los médicos utilizarán algoritmos que les orienten precozmente ante una retinopatía diabética, una cardiopatía, una enfermedad rara, el cáncer o el alzheimer. Los tratamientos se personalizarán según el perfil genotípico de cada individuo. Tendremos la oportunidad de corregir precozmente todo tipo de factores de riesgo, hacer mejor prevención y cambiar oportunamente la historia natural de muchas patologías. Y también se crearán nuevos modelos asistenciales en los que las circunstancias particularísimas de cada paciente serán, por fin, la razón de ser de todas las actuaciones del sistema sanitario. Gracias a los números, dejaremos de ser un número.
No es una novela futurista. Es lo que ya empezamos a tener al alcance de nuestras manos. Ahora es el momento en el que científicos, tecnólogos, autoridades, gestores, profesionales sanitarios, pacientes, empresas e inversores están llamados a confiar en el impacto del big data y a generar nuevas e inéditas oportunidades de mejora de la salud y lucha contra la enfermedad.
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